El efecto de los titulares sensacionales sobre Michael Flynn mintiéndole al FBI acerca de hablar con el embajador ruso se está disipando rápidamente, a medida que aprendemos más sobre la sustancia (o falta de ella) del caso y el sesgo del FBI. El agente del FBI, Peter Strzok, no sólo ha sido despedido de la investigación Mueller por sus mensajes de texto anti-Trump enviados a la abogada del FBI, Lisa Page, sino que ahora nos hemos enterado de que el equipo "Russiagate" de Mueller ha sido invadido por miembros del equipo Clinton, como los investigadores Aaron Zebley y Andrew Weissmann.
Flynn- Jared Kushner
© Unknown
Ahora Nick James, un abogado que escribe en el Daily Caller, saca a relucir una interesante implicación legal del sesgo de Strzok.

Él escribe lo siguiente:
Bajo la ley federal, se requiere que un fiscal "revele información exculpatoria y de impugnación a los acusados criminales y que busque un resultado justo en cada caso". Específicamente, de conformidad con el caso Giglio contra Estados Unidos, los fiscales están obligados a proporcionar a los acusados evidencia de impugnación, lo que incluye, de conformidad con las directrices del Departamento de Justicia, pruebas de los sesgos de un testigo, "[a]nimosidad hacia el acusado" o "[a]nimosidad hacia un grupo del cual el acusado es miembro o al que el acusado está afiliado".

Como resultado, en cualquier acusación presentada por Mueller contra un objetivo republicano, el abogado defensor tendría derecho bajo la Constitución a todas las pruebas en posesión del gobierno relevantes para explorar los aparentes sesgos del agente del FBI, Peter Strzok, y su animosidad hacia Trump y el Partido Republicano. Esto, en sí mismo, podría ser mortal para el caso, porque es muy poco probable que Mueller o el Departamento de Justicia quisieran que el abogado defensor examinara todos los registros y documentos, correos electrónicos y textos en posesión del Departamento de Justicia y de Strzok que revelen los prejuicios del agente, ya que esto podría socavar fatalmente cualquier otro caso o investigación en los que el agente haya trabajado, como la decisión del FBI de recomendar la acusación al general Flynn de mentirle a los agentes federales, a pesar de que a las mejores amigas de Hillary Clinton, Cheryl Mills y Huma Abedin, se les dejó ir sin problemas, aunque aparentemente hicieron lo mismo.
strzok
En efecto, Peter Strzok no sólo había entrevistado al propio Michael Flynn, sino que también participó en la investigación del correo electrónico de Hillary Clinton, y desempeñó un papel clave en la fabricación del dudoso "expediente Trump", mismo que llevó al tribunal FISA y utilizó para obtener una orden de espionaje contra Trump y compañía como posibles "espías rusos." ¿Querría el FBI examinar esos casos detalladamente, con la posibilidad muy real de que todo el castillo de naipes que es este "Russiagate" se desmorone? Si eso sucede, entonces pueden despedirse de sus sueños salvajes de una impugnación al presidente, porque eso es de lo que se trata realmente este circo; aparte de satanizar a Rusia, por supuesto.

Además, si la defensa comienza a fisgonear, podrían encontrarse con interesantes detalles sobre la parcialidad de otros investigadores en el caso mencionado anteriormente. La implicación final podría ser que los agentes federales han estado conspirando con un partido político en contra de otro. Eso no suena muy democrático.

La mayoría de estos medios de comunicación de mala muerte se ha dejado llevar tanto por sus ilusiones de que la investigación de Mueller estaba yendo a algún lado, que están atrapados en sus propias mentiras. Ahora está claro que el asunto Flynn-Rusia es otro caso patético sin bases (otra "hamburguesa de nada", como dicen en EEUU), pero eso no significa que no se haya encontrado evidencia de colusión con entidades extranjeras.

Justin Raimondo escribe:
Durante la transición -después de las elección de Trump, pero antes de asumir su cargo- Flynn estaba hablando con los rusos sobre dos temas: el posible revés de la decisión de la administración Obama de imponer más sanciones y cerrar el complejo ruso en Maryland, y la posición rusa sobre la controvertida resolución de la ONU que condena a Israel por construir más "asentamientos" en tierra palestina. [...]

Flynn recibió instrucciones de nada menos que Jared Kushner, yerno del Presidente, de acercarse a "todos los miembros del Consejo de Seguridad" para bloquear la resolución que condena la confiscación de bienes palestinos. Flynn se puso en contacto directo con los rusos y les pidió que vetaran la resolución en el Consejo de Seguridad.

Los esfuerzos fracasados de Flynn en nombre de los israelíes fueron el fruto de un llamado israelí a la administración entrante de Trump. El día después de la conversación de Flynn con el embajador ruso sobre este tema, un funcionario israelí anónimo le dijo a CNN "que Israel -y supuestamente el mismo primer ministro Benjamin Netanyahu- se había puesto en contacto con Trump para pedirle ayuda en matar la resolución".
En otras palabras, era Flynn quien estaba intentando manipular a los rusos, no al revés, y en nombre de los intereses israelíes.

Es curioso cómo todo el mundo se apresuró a difundir la noticia de que Flynn estaba hablando con los rusos, pero a nadie le importó realmente de qué estaban hablando.

Olvídese de #Russiagate. Lo que desde hace mucho tiempo está faltando nombrar en la política de EEUU es #Israelgate.