Además, el mandatario estadounidense se cuestiona: "¿por qué debemos hacer esos enormes pagos?" si los palestinos ya no están dispuestos a mantener conversaciones de paz con el régimen de Israel.
Comentario: ¿Por qué exactamente deberían reconocer a EE. UU. los palestinos? ¿Será por haber apoyado fielmente a Israel desde que este Estado fue creado a la fuerza en territorio palestino? ¿O quizás por los millones de dólares de "ayuda" que otorga al régimen para que éste los utilice principalmente para aumentar su poderío militar, construir la prisión al aire libre que es Gaza y seguir hostigando a los palestinos? ¿O (¡por supuesto!) por las armas que le vende o regala a Israel para que éste pueda librar sus guerras sanguinarias contra Palestina y dejarla devastada?
No sabríamos decir qué es lo que hay que reconocerle a Washington con referencia a la ayuda que le brinda a Palestina y si ese es su argumento para negarle la ayuda, ¡realmente son unos descarados! Y no solo eso, sino que muestran una vez más el típico comportamiento de las personas irresponsables y narcisistas que siempre culpan a los demás de sus acciones y, además, manipulan las circunstancias para aparecer como víctimas de los demás. No importa que Palestina es un pueblo que realmente necesita ayuda (a diferencia de Israel) debido precisamente a las acciones que Israel ha llevado a cabo con su ayuda.
Y su otra excusa es que los palestinos no están dispuestos a mantener conversaciones de paz. Es muy difícil hablar de "conversaciones de paz" cuando solamente una de las partes pone las condiciones y a la otra solamente le queda la opción de someterse. Si esta es la "paz" que proponen, aunque los palestinos intenten negociar, EE. UU. e Israel siempre podrán decir lo que quieran y salirse con la suya, ya que, cualquier oposición de parte de Palestina a la sumisión es vista como que "no están dispuestos a mantener conversaciones de paz".
De llegar a hacerse realidad este deseo de Trump, la nueva política antipalestina de la Casa Blanca daría un nuevo paso. El primero lo dio al reconocer a Al-Quds (Jerusalén) como capital del régimen israelí.
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