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Así lo confirma un reciente estudio.

Científicos del Centro Médico de la Universidad de Rush en Estados Unidos afirman que las relaciones sociales continuas ayudan a prevenir o retrasar el declive cognitivo que es frecuente en la etapa del envejecimiento.

El estudio publicado en el Journal of the International Neuropsychological Society concluyó que actividades como visitar a los amigos, asistir a fiestas, acudir a eventos deportivos pueden resultar beneficiosas para las neuronas.

Los investigadores trabajaron con 1.138 personas con una edad media de 80 años y notaron que al inicio del estudio todos mostraban algunos problemas cognitivos pero, después de 5 años, aquellos que eran socialmente más activos experimentaban un deterioro de la memoria, hasta un 75% más lento que los sujetos que tenían menos relaciones sociales.

Según Bryan James, uno de los autores de la investigación, una posible explicación es que "la actividad social reta a los ancianos a participar en intercambios interpersonales complejos que estimulan ciertas redes neuronales que si no se utilizan se pierden".