Las huestes de la alianza Fidesz-KDNP tuvieron una larga noche de celebraciones tras la contundente victoria en las elecciones parlamentarias que le proporcionan al primer ministro, Viktor Orbán un tercer mandato consecutivo.
Viktor Orban, la pesadilla de Soros
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Con el 95,1 por ciento de las boletas contadas, todo indica que obtendrá los 133 escaños necesarios, de un total de 199, para alcanzar los dos tercios de la mayoría parlamentaria que le permitiría gobernar holgadamente.
'Hemos obtenido una victoria histórica y creado la posibilidad de proteger a Hungría', declaró entre vítores el triunfante líder conservador y nacionalista en un mitin ante sus seguidores en el bunker de la alianza.
Añadió que el resultado en las urnas despejó toda duda al respecto y ahora queda una gran batalla por delante porque el país aún no está como Fidesz quisiera, pero va por la senda elegida y la recorrerán todos juntos.

En el momento de las congratulaciones colocó en primer lugar a los electores por el apoyo durante años y después a los húngaros en el exterior, quienes votaron, dijo, para proteger la patria.

En seguida expresó agradecimiento por el respaldo a Jaroslaw Kaczynski, líder del partido Ley y Justicia de Polonia, y a su colega de ese país, el premier Mateusz Morawiecki.

El partido de ultraderecha Jobbik, con cerca del 20 por ciento de las boletas, se consolida como la segunda fuerza política del país, no obstante su líder y candidato a la jefatura de gobierno presentó su renuncia.

También la dirección en pleno de los socialistas, MSZP- PÁRBESZÉD, en la tercera posición, dimitió y su líder Gyula Molnar reconoció la voluntad de los electores y se declaró responsable por los magros resultados de su fuerza política.

La cadena de abdicaciones alcanzó al liderazgo del pequeño partido Együtt, que al parecer no alcanzó el mínimo del cinco por ciento de los votos para un escaño en el parlamento.

En tanto, András Fekete-GyÅ'r, líder del Movimiento Momentum- que tampoco llegó al cinco por ciento- proclamó que no felicita a Fidesz ni a Orban porque cometieron crímenes políticos, sobre todo en los últimos cuatro años al sembrar el miedo en la población, en referencia a su política contra refugiados.

Las primeras opiniones de analistas sobre el ejercicio cívico de ayer resaltan los errores estratégicos de la oposición al considerar que una mayor afluencia de votantes estaría a su favor, lo cual no ocurrió a pesar de que acudió a las urnas más del 70 por ciento del padrón.

Tampoco se confirmaron las tesis de que Budapest decidiría, pues el voto mayoritario se produjo en el interior del país y, contrariamente a lo que se pronosticó fue favorable a Fidesz y a Orban.

El líder de la encuestadora NézÅ'pont Institute, Ágoston Sámuel Mraz, declaró que la elección de Fidesz por tercer término consecutivo es un fenómeno único en Europa central.

Remarcó que eso podría derivar en algunos grandes conflictos en el período venidero en las áreas relacionadas con los fondos de la Unión Europea, la migración y las organizaciones no gubernamentales financiadas desde el exterior.

Se trata de los tres aspectos a los que Orban declaró una guerra por considerarlos injerencistas y nocivos para el futuro desarrollo del país, su cultura y sus intereses nacionales más relevantes.