Traducido por el equipo de editores de Sott.net en español

Justo antes de Navidad, Robert F. Kennedy Jr. se detuvo en el enorme centro correccional Richard J. Donovan, un complejo penitenciario del estado de California en el desierto, a las afueras de San Diego, que alberga a casi 4.000 reclusos. Kennedy fue allí para visitar a Sirhan B. Sirhan, el hombre declarado culpable de matar a su padre, el senador Robert F. Kennedy, hace casi 50 años.
Robert Kennedy Jr.
© Bloomberg Photo/Anthony BeharRobert Kennedy Jr.
Mientras su esposa, la actriz Cheryl Hines, esperaba en el auto, Robert Kennedy Jr. se reunió con Sirhan durante tres horas, reveló al The Washington Post la semana pasada. Fue la culminación de meses de investigación por parte de Kennedy sobre el asesinato, incluso habló con testigos y leyó la autopsia y los informes policiales.

"Llegué a un lugar donde tenía que ver a Sirhan", dijo Kennedy. No quiso discutir los detalles de su conversación. Pero cuando la reunión terminó, Kennedy se unió a aquellos que creen que hubo un segundo tirador, y que no fue Sirhan quien mató a su padre.
"Fui allí porque tenía curiosidad y estaba perturbado por lo que había visto en la evidencia", dijo Kennedy, un abogado ambientalista y el tercero de los 11 hijos de su padre. "Me preocupaba que la persona equivocada pudiera haber sido condenada por matar a mi padre. Mi padre era el jefe de las fuerzas del orden público en EE.UU. Creo que le habría molestado que alguien hubiera sido encarcelado por un crimen que no cometió".
Kennedy, de 64 años, dijo que no sabe si su intervención en el caso cambiará algo. Pero ahora apoya el pedido liderado por Paul Schrade de una reinvestigación del asesinato, a este último también le dispararon en la cabeza mientras caminaba detrás de Kennedy en la despensa del Hotel Ambassador en Los Ángeles, y sobrevivió.
Bobby Kennedy
© Times Union archiveEl senador Robert F. Kennedy durante su visita a Schenectady, N.Y. el 19 de septiembre de 1964.

Kennedy tenía tan sólo 14 años cuando perdió a su padre. Incluso hoy en día, la gente le dice lo mucho que Bobby Kennedy significó para ellos.

La muerte de RFK, cinco años después de que su hermano, el presidente John F. Kennedy, fuera asesinado a balazos en Dallas y dos meses después de que el líder de los derechos civiles Martin Luther King Jr. fuera asesinado en Memphis, devastó a un país ya acosado por el caos.

En 1968, se desató la guerra de Vietnam, las ciudades norteamericanas estallaron en disturbios luego del asesinato de MLK, y las tensiones entre los manifestantes y los partidarios de la guerra se volvían cada vez más feas. La recién lanzada candidatura presidencial de Robert Kennedy había despertado las esperanzas de que el demócrata neoyorquino y ex fiscal general pudiera de alguna manera, unir a una nación dividida. Los disparos de aquella noche de junio lo cambiaron todo.

Aunque Sirhan admitió en su juicio de 1969 haber disparado a Kennedy, desde el principio afirmó que no recordaba haberlo hecho. Y a mitad del juicio de Sirhan, los fiscales proporcionaron a sus abogados un informe de la autopsia que inició cinco décadas de controversia: Kennedy recibió cuatro disparos a quemarropa desde atrás, incluyendo el disparo fatal detrás de su oreja. Pero Sirhan, un inmigrante palestino de 24 años, se encontraba parado frente a él.

¿Hubo un segundo tirador? El debate continúa hasta la actualidad

Pero el sistema legal no ha tenido dudas. El jurado condenó a Sirhan por homicidio en primer grado y lo sentenció a muerte en 1969, y fue conmutado a cadena perpetua en 1972. Las apelaciones de Sirhan han sido rechazadas en todos los niveles, tan recientemente como en 2016, incluso con los tribunales considerando nuevas pruebas que han surgido a lo largo de los años, donde se muestra que 13 disparados han sido realizados, (el arma de Sirhan tenía capacidad para ocho balas) y que Sirhan pudo haber estado sometido a hipnosis coercitiva, un "candidato de Manchuria" en la vida real.

Su caso se cerró. Sus abogados ahora están lanzando una propuesta poco probable para que la Corte Interamericana de Derechos Humanos celebre una audiencia probatoria, mientras que Schrade espera que un grupo como el Innocence Project asuma el caso. Un portavoz del Innocence Project dijo que no discuten los casos en la fase de consideración.

En el rechazo final de las apelaciones de Sirhan, el juez Andrew Wistrich dictaminó:
"Incluso si la bala del segundo tirador fue la que mató al Senador Kennedy, [Sirhan] sería responsable [del asesinato] como cómplice e instigador." Y si él no tenía conocimiento del segundo tirador, Wistrich escribió que el escenario de un segundo tirador que disparó a Kennedy "a quemarropa con el mismo tipo de arma y munición que usaba [Sirhan], pero que se las arregló para escapar de la abarrotada sala sin que casi ninguno de los testigos se diera cuenta, carece de apoyo probatorio".
El 5 de junio de 1968, Kennedy acababa de ganar las primarias presidenciales demócratas de California y dio un discurso de victoria ante una multitud delirante.

A las 12:15 de la madrugada, el candidato de 42 años y Schrade abandonaron la celebración, caminando a través de la despensa del hotel en camino a una conferencia de prensa. Schrade era el director regional del sindicato de trabajadores de la industria automotriz United Auto Workers, y había ayudado a Kennedy a reunir apoyo laboral, y Kennedy se lo había agradecido en su discurso de victoria momentos antes.

Schrade, que ahora tiene 93 años, aún recuerda vívidamente la escena en la despensa.
"Inmediatamente empezó a estrechar manos" con los trabajadores de la cocina, dijo Schrade sobre Kennedy. "Las luces de la televisión se encendieron. Fui baleado. No sabía que me habían dado. Estaba temblando violentamente, y me caí. Luego cayó Bob. Vi destellos y oí chisporroteos. Aquel ruido en realidad se trataba de las demás balas siendo disparadas".

Los testigos informaron que Kennedy dijo: "¿Están todos bien? ¿Paul está bien?"

Kennedy aún se encontraba consciente cuando su esposa, Ethel, embarazada de su undécimo hijo, corrió a su lado. Vivió un día más y murió a la 1:44 de la madrugada del 6 de junio de 1968.

A Schrade le dispararon en la frente, pero la bala rebotó en su cráneo. Otras cuatro personas, entre ellas el productor de noticias de ABC, William Weisel, también resultaron heridas. Todos sobrevivieron.
Sirhan fue capturado inmediatamente; tenía un revólver del calibre 22 en la mano. Karl Uecker, un maître del Hotel Ambassador que escoltaba a Kennedy a través de la despensa, testificó que tomó la muñeca de Sirhan y la inmovilizó luego de dos disparos y que Sirhan siguió disparando salvajemente mientras lo retenía, sin acercarse nunca a Kennedy. Un camarero del Ambassador y un ayudante de Kennedy también dijeron enfrentarse a Sirhan después de dos o tres disparos.

Varios testigos también dijeron que él no se encontraba lo suficientemente cerca para colocar el arma en la espalda de Kennedy, donde el famoso forense de Los Ángeles, Thomas Noguchi, encontró quemaduras de pólvora en la chaqueta y en el pelo del senador, lo que indica que los disparos fueron hechos en contacto cercano. Estos testigos proveyeron más pruebas para aquellos que insisten en que un segundo tirador estuvo involucrado.

La Oficina del Fiscal del Condado de Los Ángeles (LADA) y el Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) negaron entrevistas sobre lo que consideran un caso cerrado.

Schrade cree que Sirhan le disparó a él y a los demás heridos, pero que no fue quien mató a Kennedy. Desde 1974, Schrade ha liderado la cruzada para tratar de persuadir a las autoridades (la policía, los fiscales, los federales, a todos) para que reinvestiguen el caso e identifiquen al segundo tirador.
"Sí, me disparó. Y sí, también disparó a otras cuatro personas y apuntó a Kennedy", dijo Schrade en una entrevista en su casa de Laurel Canyon. "Lo importante es que él no disparó a Robert Kennedy. ¿Por qué no fueron tras el segundo tirador? Sabían de su existencia desde el principio. No querían saber quién fue. Querían una solución rápida".
En el juicio, el abogado defensor Grant Cooper tomó la decisión de no impugnar la acusación de que Sirhan realizó el disparo fatal y en su lugar intentó persuadir al jurado para que no impusiera la pena de muerte argumentando que Sirhan tenía "sus capacidades disminuidas" y no sabía lo que hacía. Es una táctica estándar de los abogados en casos de pena de muerte, pero Cooper, que murió en 1990, fue ampliamente criticado por no investigar el caso antes de admitir la culpabilidad de su cliente.

Sirhan hoy en día tiene 74 años de edad y se acerca a los 50 años tras las rejas. Luego de que los tribunales de California abolieran la pena de muerte en 1972, Sirhan se hizo elegible para la libertad condicional por primera vez en 1986, pero la misma ha sido rechazada repetidamente.

En 2016, Schrade habló en nombre de Sirhan en su audiencia por la libertad condicional y se disculpó por no presentarse antes para abogar por su liberación y exoneración.

A los reclusos de California no se les permite dar entrevistas a los medios de comunicación, y Sirhan no respondió a una carta del The Post. Pero su hermano, Munir Sirhan, dijo que Sirhan aún mantiene la esperanza de ser liberado y que su equipo de defensa probablemente ha dañado más el caso en lugar de ayudarlo.

Hay muchas pruebas concluyentes contra Sirhan. Él confesó el asesinato en el juicio, aunque afirma que lo hizo bajo instrucciones de su abogado.
Practicó tiro al blanco durante horas ese mismo día, y en la noche llevó el arma al Ambassador. Había sido visto en un discurso de Kennedy en aquel mismo hotel. Tenía un recorte de periódico en su bolsillo en el que se criticaba a Kennedy, y había escrito "RFK debe morir" en cuadernos en su casa, aunque dijo no recordar haberlo hecho. Y esperó en la despensa unos 30 minutos, de acuerdo con los testigos que dijeron que Sarhan preguntó si Kennedy pasaría por allí.
Pero las preguntas sobre el caso surgieron casi inmediatamente en Los Ángeles, resultando en audiencias y reinvestigaciones ya en 1971 por el fiscal de distrito, el jefe de policía, la junta de supervisores del condado y el tribunal superior del condado. Muchos de ellos se centraron en la balística del caso, comenzando con el hallazgo de Noguchi de que Kennedy había sido baleado por detrás, lo cual el abogado de Sirhan no planteó en su defensa.

Además, el investigador de la escena del crimen DeWayne Wolfer testificó en el juicio que una sola bala tomada del cuerpo de Kennedy y las balas de dos de los heridos coincidían con el arma de Sirhan.

Pero otros expertos que examinaron las tres balas dijeron que tenían marcas de diferentes armas y diferentes fabricantes. Un documento interno de la policía concluyó que "las balas de Kennedy y Weisel no fueron disparadas con la misma arma" (Weisel es el productor herido de ABC news) y "la bala de Kennedy no fue disparada con el revólver de Sirhan".

Esto llevó a un juez de Los Ángeles en 1975 a convocar a un panel de siete expertos forenses, quienes examinaron las tres balas y volvieron a examinar el arma de Sirhan. El panel dijo que no había coincidencia entre el revólver de Sirhan y las tres balas, las cuales parecían haber sido disparadas con la misma arma. Descubrieron que Wolfer había hecho un trabajo descuidado con las pruebas de balística e instaron a seguir investigando.

Además, testigos dijeron que se encontraron agujeros de bala en los marcos de las puertas de la despensa del Ambassador, y hay fotos que muestran a los investigadores examinando los agujeros en las horas posteriores al tiroteo. Entre las tres balas que impactaron a Kennedy y las balas que impactaron a los cinco heridos, Wolfer había contado ocho disparos realizados por Sirhan. Las balas en las puertas indicarían una segunda arma. Wolfer más tarde dijo que los agujeros y el metal que se hallaba dentro no eran balas, y que los marcos de las puertas fueron destruidos después del juicio.

Aunque las autoridades de Los Ángeles habían prometido transparencia en el caso, la policía y los fiscales se negaron a divulgar los archivos hasta 1988, lo que produjo una avalancha de nuevas pruebas para los investigadores.

Entre el material había una cinta de audio, descubierto por primera vez por el periodista de CNN Brad Johnson, que había sido hecha inadvertidamente por el periodista polaco Stanislaw Pruszynski en el salón de baile del Ambassador, y entregada a la policía en 1969. El micrófono de Pruszynski estaba en el podio donde Kennedy había dado su discurso, y en las imágenes de televisión se lo ve desprendiéndolo y moviéndose hacia la despensa mientras se produce el tiroteo.

En 2005, el ingeniero en sonido Philip Van Praag indicó que la cinta revelaba unos 13 disparos. Dijo que usó una tecnología similar a ShotSpotter utilizada por la policía para alertarlos de los disparos, y que los diferencia de los petardos u otras explosiones fuertes.

Van Praag expresó recientemente que distintas armas crean diferentes resonancias, y que él fue capaz de establecer que dos armas fueron utilizadas, las cuales dispararon en diferentes direcciones, y que algunos de los "impulsos" de los disparos estaban tan cerca unos de otros que no pudieron haber sido realizados con la misma arma. Dijo no poder afirmar que se realizaron "precisamente" 13 disparos, pero que con certeza fueron más que los ocho disparos que cabían en el arma de Sirhan.

"Hubo demasiadas balas", dijo Robert Kennedy Jr. "No puedes realizar 13 disparos con un arma de 8 balas".

El autor británico Mel Ayton escribió The Forgotten Terrorist, donde postula que Sirhan mató a Kennedy porque este último apoyó el envío de armas de fuego militar a Israel, los Sirhan eran palestinos cristianos que fueron obligados por Israel a abandonar su hogar de Jerusalén en 1948. Dijo que Van Praag había malinterpretado la cinta de Pruszynski y que otros expertos que la examinaron observaron solamente ocho "picos", uno por cada disparo. Ayton también citó a numerosos testigos oculares que dijeron haber oído un máximo de ocho disparos.

Ayton y el periodista investigativo Dan Moldea, quien también escribió un libro sobre el asesinato, argumentan que el arma de Sirhan pudo haber alcanzado la espalda de Kennedy. Ningún testigo vio los disparos en sí en medio del caos de la despensa, y Moldea señaló que es casi seguro de que Kennedy se diera la vuelta e intentara protegerse luego del primer disparo, que según algunos, fue precedido por Sirhan gritando "¡Kennedy, hijo de perra!".
"¿Cuáles fueron las últimas palabras de Kennedy?" preguntó Moldea durante una entrevista. "¿Cómo está Paul?" ¿Cómo sabría Kennedy que Paul había sido herido si no se hubiera dado la vuelta? Se dio la vuelta cuando Sirhan corrió hacia él, gritando "Kennedy, hijo de perra". Kennedy no se quedaría ahí parado. Dio la espalda de forma defensiva."

Moldea teorizó que Schrade cayó encima de Kennedy, sujetándolo contra una mesa y empujándolo contra el cañón del arma de Sirhan, lo cual le permitió realizar cuatro disparos de contacto contra Kennedy. Un disparo atravesó su chaqueta sin alcanzarlo, otro impactó en su espalda y se detuvo debajo del cuello, uno atravesó su axila y otro entró en su cerebro.
Pero a Robert F. Kennedy Jr. esas teorías no le parecen persuasivas. "No se trata solamente de que nadie vio algo así", dijo Kennedy. "La gente que estaba más cerca [de Sirhan], la gente que lo desarmó, todos afirmaron que nunca se acercó a mi padre".

Schrade utilizó una palabrota para describir la explicación de Moldea y dijo que él se había caído hacia atrás cuando le dispararon en la frente.

Tanto Ayton como Moldea ayudaron a la oficina del fiscal general de California a impugnar la apelación final de Sirhan, y los escritos legales del gobierno citaban el trabajo de investigación de ambos hombres.

Moldea inicialmente creía en la teoría del segundo tirador, pero después de entrevistar a numerosos policías, testigos y a Sirhan, concluyó en su libro de 1995, The Killing of Robert F. Kennedy, que Sirhan actuó solo. Citó como prueba adicional un comentario que, según se informa, Sirhan le hizo a un investigador de la defensa afirmando que Kennedy giró la cabeza antes de que Sirhan le disparara, un comentario que él negó rotundamente haber hecho.

Recientemente, los abogados de Sirhan han investigado si fue hipnotizado con el objetivo de comenzar el tiroteo cuando se le diera cierta señal, incluso contrataron a un destacado experto en hipnosis de Harvard para que se reuniera con Sirhan. El juez Wistrich fue completamente desdeñoso sobre cualquier sugerencia de hipnosis. Schrade dijo que las varias teorías de conspiración y programación hipnótica son de poco interés para él.

"Estoy interesado en averiguar cómo el fiscal condenó a Sirhan sin evidencias, sabiendo que hubo un segundo tirador", dijo Schrade.

Fue Schrade quien persuadió a Robert F. Kennedy Jr. para que examinara las pruebas. "Una vez que Schrade me mostró el informe de la autopsia", dijo Kennedy, "sentí que no era algo que podía desestimar. Lo cual quería hacer".
Kennedy calificó el juicio de Sirhan como "realmente una audiencia penal". No fue un juicio real. En un juicio completo, habrían litigado su culpabilidad o inocencia. Pienso que es desafortunado que el caso nunca haya llegado a un juicio completo porque eso habría obligado a la prensa y a los fiscales a centrarse en las flagrantes discrepancias en el relato de que Sirhan ejecutó los disparos que mataron a mi padre".
Kennedy no teme expresar opiniones controvertidas. El año pasado, él y el actor Robert DeNiro dieron una conferencia de prensa alegando que ciertas vacunas que contienen mercurio no son seguras para algunos niños. Señaló que no se opone a todas las vacunas, pero que quiere hacerlas más seguras.

Tres de sus hermanas, la ex vicegobernadora de Maryland Kathleen Kennedy Townsend, la activista de derechos humanos Kerry Kennedy y la cineasta Rory Kennedy, se negaron a discutir el asesinato o el caso contra Sirhan. Kennedy entiende por qué.

"Creo que, para la mayoría de los miembros de mi familia," dijo, "este sigue siendo un tema demasiado doloroso sobre el que hablar"

También es doloroso para él. Kennedy estaba durmiendo en su habitación de la Escuela Preparatoria Georgetown en Bethesda, Maryland, el 5 de junio de 1968, cuando un sacerdote lo despertó y le dijo que había un auto esperándolo para llevarlo a su casa de Hickory Hill, en McLean, Virginia. El sacerdote no dijo por qué.

En su biografía, American Values: Lessons I Learned from My Family, Kennedy cuenta que la secretaria de su madre lo estaba esperando. "Jinx Hack me dijo que mi padre había sido baleado, pero aun así yo pensaba que estaría bien. Después de todo, él era indestructible".

Robert F. Kennedy Jr., su hermana mayor Kathleen y su hermano Joe volaron hacia Los Ángeles en el avión del Vicepresidente Hubert Humphrey, Air Force Two.

En el hospital Good Samaritan, Kennedy escribió que su padre tenía la cabeza vendada y su rostro amoratado. Un sacerdote ya le había dado la extremaunción. Su madre se encontraba en el lugar.

"Me senté a través de la cama de dónde estaba ella y tomé su gran mano de luchador", escribió. "Recé y me despedí de él, escuchando las bombas que lo mantenían respirando. Cada uno de nosotros, los niños, nos turnamos para sentarnos con él y rezar frente a mi madre."

"Mi padre murió a la 1:44 de la madrugada, unos minutos después de que los médicos le quitaran el soporte vital. Mi hermano Joe entró en la sala donde todos los niños estábamos acostados y nos dijo: 'Se fue'".