Traducido por el equipo de editores de Sott.net en español
"Bueno, algunas veces yo he creído hasta seis cosas imposibles antes del desayuno" - Alicia en el país de las maravillas
skripals house
© Hannah Mckay / Reuters
El problema de la narrativa británica sobre el caso Skripal es que uno tendría que creer mucho más de seis cosas.

Permítanme comenzar con lo último: la adquisición de las casas del espía británico Sergei Skripal y del agente de policía y sargento detective Nick Bailey en Salisbury, financiada por los contribuyentes y por valor de más de un millón de libras. Estas compras se justificaron por razones de seguridad y (algunos sospechan) podrían derivar en la destrucción de ambas casas y de todas las pruebas que contienen.

Es difícil de explicar esto si se considera que el Estado no adquirió el Zizi's Pizza Restaurant, donde Skripal y su hija Yulia comieron la que podría haber sido su última comida, y donde pasaron el tiempo suficiente como para que el sargento Bailey hubiera podido estar en contacto con los dos. Igual que el bar que visitaron los Skripal antes de salir a almorzar. Y cualquier otro lugar al que fueron después de tocar el picaporte de su puerta que había sido embadurnado con el agente extrañamente inocuo (similar al) Novichok en forma de gel, que no mató a ninguna de las personas que lo ingirieron.

Esto presupone que el sargento Bailey nunca estuvo en la casa de los Skripal, sino que (algo extraño, dado su rango) fue justamente el primero en llegar al banco del parque, donde los Skripal se derrumbaron exactamente al mismo tiempo y de la misma manera, a pesar de sus diferencias de edad, altura y complexión física, lo que resultaba difícil de entender si ambos habían sido afectados por el agente (similar al) Novichok varias horas antes cuando tocaron el picaporte de su puerta.

Ninguno de los Skripal mostró signos de haber sido afectado en el bar, o en cualquier otro lugar que visitaron de camino a Zizi's, o en el restaurante, o incluso en el único vídeo de CCTV de dominio público, que muestra cuando salieron del restaurante justo antes de llegar al banco del parque en el que se desplomaron cinco horas después del contacto con el pomo de su puerta.

Si todo lo anterior es un relato verídico de lo que sucedió, entonces lo que ahora está claro para la mayoría de la gente pensante en el Reino Unido (incluso en Salisbury) es que, sea lo que sea que hubiera en el picaporte, no era un "agente nervioso de grado militar mortal... de un tipo desarrollado por Rusia".

Porque, si lo hubiera sido, ambos habrían muerto durante la breve caminata desde el picaporte hasta el coche o, ciertamente, antes de haber conducido hasta el final de su calle. Habrían sido encontrados muertos en el sendero de su jardín o desplomados al volante de su coche, no cinco horas más tarde en el banco de un parque, aparentemente muy indispuestos, pero ahora, gracias a Dios, sanos de nuevo; y en el caso de Yulia, reflejando la salud en su esplendor.

A Sergei, por supuesto, no lo hemos visto, pero considerando que fue dado de alta del hospital sólo unos días después de Yulia, es lógico inferir que él también ha hecho la misma resurrección al estilo de Lázaro, después de que nos dijeran que estaba en su lecho de muerte inminente justo el día antes de la ya famosa llamada telefónica de Yulia a su prima en Moscú.

¿Pero ES cierto lo que nos han dicho sobre esta serie de acontecimientos? No he conocido a nadie, literalmente a nadie, que lo crea.

Y ni el gobierno ni las autoridades estatales han presentado ninguna prueba que justifique en lo más mínimo el apuro de Theresa May por juzgar y culpar perentoriamente a la Federación Rusa y (en boca tanto del ministro de Asuntos Exteriores como del ministro de Defensa) al propio Presidente Putin.

El hecho mismo de que los Skripal sobrevivieran demuestra que lo que los afectó no fue Novichok.

Aunque lo hubiera sido, no es cierto que la familia de agentes nerviosos llamados Novichok fuera "desarrollada por Rusia". Fue desarrollada por la URSS, y no en Rusia propiamente, sino en otras repúblicas, incluyendo los actuales aliados occidentales Ucrania y Uzbekistán. Sus arsenales fueron certificados y destruidos por la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). El ex embajador británico en Uzbekistán, Craig Murray, asistió a una ceremonia de recepción para el organismo de control de armas químicas de las Naciones Unidas en Uzbekistán, en la que celebraron la exitosa conclusión de este trabajo.

Uno de los principales científicos rusos de la era soviética en el equipo del Novichok se trasladó a Estados Unidos, donde publicó un libro que contenía la fórmula química exacta necesaria para fabricarlo. El libro estaba disponible en Amazon. Un eminente científico estadounidense al que entrevisté por teléfono en mi programa de radio desde Estados Unidos me dijo que CUALQUIERA de sus estudiantes de final de carrera podía fabricar Novichok, al igual que cualquier estudiante universitario de química en cualquier parte del mundo.

Pero no fue Novichok ni ningún "agente nervioso de grado militar" lo que afectó a los Skripal: si lo hubiera sido, estarían muertos. Repito esto para hacer hincapié.

Pero a las otras partes de la narración de la Sra. May no les ha ido mejor.

La primera ministra afirmó que "sólo Rusia tenía la motivación" para atacar a Sergei Skripal. Pero esto es claramente ridículo, como dije en su momento. Partiendo del principio de Cui Bono, es decir, de quién se beneficia de este crimen, es obvio que Rusia, a unos días de su elecciones presidenciales y exactamente 100 días antes de la ceremonia de la inauguración de la Copa del Mundo, era quien menos se beneficiaría con la comisión de este crimen, sobre todo en ese momento.

Rusia podría haber atacado a Sergei Skripal en cualquier momento, sin causar daños colaterales a su hija o a un policía que se encontraba de paso, mucho antes o después de la Copa Mundial. La simple lógica exigía al menos la consideración de que el crimen podría haber sido cometido por alguien o por algún Estado que tratara de perjudicar a Rusia. El asesinato ficticio del periodista ruso Babchenko en Ucrania en mayo es un buen ejemplo de ello.

Además, el mismo principio de los intercambios de espías se habría visto gravemente perjudicado, o incluso se habría quedado obsoleto, con un ataque del Estado ruso contra Skripal. Después de todo, ¿qué espía aceptaría ser intercambiado si su destino estuviera condenado a una agonizante muerte incluso muchos años después? Por esa razón, Rusia nunca ha atacado a ningún agente extranjero liberado mediante un intercambio de espías.

Pero nunca se aplicó esta simple lógica ante la premura de la Sra. May por emitir un juicio.

Ahora bien, eso podría haber sido una mera incompetencia (con toda franqueza, habiendo conocido personalmente a todos los primeros ministros británicos desde Harold Wilson, por lo general me inclino a creer más en que fue una metida de pata, antes que en la teoría de la conspiración de la política) o podría tratarse de un complot premeditado para justificar la escalada intencionada de las tensiones con Rusia, ya sea unilateralmente, como una distracción, o en confabulación con los vaqueros del Estado Profundo estadounidense, que actualmente están totalmente cautivados por el Oso Ruso. De cualquier manera, no ha funcionado bien.

Una de las razones por las que tan pocas personas en Gran Bretaña están convencidas de lo que sucedió en Salisbury es la ausencia total de una investigación periodística, una ausencia que se produce ya sea voluntariamente o por coacción. No hay presión de la prensa sobre el hospital, sobre Porton Down, sobre los servicios de seguridad, sobre el gobierno, sobre Whitehall. Sólo un hueco profundo, silencioso y creciente.

Una vez más, con toda franqueza, trabajo con frecuencia a diario en una emisora de radio nacional que es propiedad de Rupert Murdoch (TalkRadio) y a menudo he abordado el caso Skripal en mis programas de radio y nunca se me ha pedido, ni mucho menos se me ha dicho, que no lo haga. Pero yo soy el único. Quizás el gobierno sepa que cualquier intento de darme una "advertencia D" tendría como consecuencia que yo me instalara firmemente en Trafalgar Square para desafiarlos. O quizá tengan otros planes, no lo sé. Pero aparte de la exposición regular de mis dudas y ahora de mis certezas sobre el caso Skripal, no ha habido absolutamente ninguna discusión "en la corriente dominante" de la radio, la televisión o los periódicos que cuestione la narrativa del Estado por parte de ningún otro comentarista.


Impresionante. Y note cómo no se necesita una "conspiración" para que todos se ajusten a un plan. Las personas simplemente "saben" lo que deben o no deben decir o hacer.


Los británicos no son tontos, ni mucho menos. Están acostumbrados a una prensa estridente, a investigaciones sensacionalistas y al tradicional periodismo de investigación que se desvanece, pero que aún existe. A falta de ello, el público ha llegado a la conclusión obvia.

Entonces, ¿qué envenenó a los Skripals y al sargento Bailey, quién llevó a cabo este ataque y por qué?

¿Y por qué estamos pagando un precio tan alto por apropiarnos de sus casas?

Llegando a la última cuestión que he mencionado al principio, parece abrumadoramente probable que estas casas estén siendo adquiridas para comprar el silencio de las partes involucradas. No puede existir una razón de "seguridad" para hacerlo sin la destrucción de la pizzería de Zizi (¡quien bien podría haberlo aceptado!). Debemos asumir que el sargento Bailey (algo único para un héroe policial que ha sido atacado en el curso de su deber) no se ha conformado con la recompensa de una nación agradecida y un lugar en el panteón como defensor público, sino con una vida de oscuridad, y medio millón de libras más o menos.

Igualmente, parece improbable que la prima de Yulia vuelva a saber de ella.

En cuanto a quién, qué y por qué, tal vez nunca lo sepamos. Pero la semana pasada en RT, apareció finalmente la teoría más plausible de la fuente más creíble que he oído hasta ahora.

He trabajado anteriormente y muy de cerca con el periodista estadounidense Seymour Hersh, ganador del Premio Pulitzer, hace casi 30 años. Vale la pena volver a relatar ese trabajo en otra ocasión. Basta decir que Hersh no es una nimiedad periodística. Es de un nivel impecable, casi olímpico.

Hersh afirmó la semana pasada que los Skripal fueron atacados por los rusos, pero no por los rusos identificados por la Sra. May, sino por criminales rusos, criminales organizados, criminales de la mafia rusa. ¿La razón? Bueno, Hersh cree que fue porque los servicios de seguridad británicos habían reactivado al aburrido (o arruinado) Sergei Skripal para que volviera a trabajar, esta vez para acabar con el nido de oligarcas y su dinero y sus empresas, a menudo criminales, que operaban en Londres.

No sé si esto es verdad, pero suena verídico. Suena mucho más verídico que cualquier cosa que haya oído del gobierno británico.
Sobre el autor

George Galloway fue miembro del Parlamento Británico durante casi 30 años. Presenta programas de radio y televisión (incluyendo RT). Es un cineasta, escritor y orador de renombre.