Traducido por el equipo de SOTT.net en español.

Aquí llega el momento que hemos estado esperando, cuando Trump y Putin se reúnen en Helsinki para iniciar oficialmente la Destrucción de la Democracia, y muy posiblemente el mismísimo Apocalipsis. Así es, amigos, una vez más, parece que estamos ante el fin, porque según los medios de comunicación corporativos, el 16 de julio de 2018, Trump probablemente va a disolver la OTAN para que Putin pueda invadir los Estados Bálticos, luego Alemania, luego el resto de Europa, y luego quizás ordene un ataque termonuclear generalizado contra Estados Unidos, que básicamente pondrá fin a la civilización tal como la conocemos. O tal vez el plan sea acabar con la OTAN, retirar todas las tropas estadounidenses de Polonia, dejar que Putin viole y saquee a Europa Occidental, y luego hacer que Corea del Norte bombardee ambas costas de la parte continental de Estados Unidos (y Canadá, por supuesto), de modo que el centro de EE.UU. "nazificado" y "putinizado" tenga carta blanca para exterminar a los mexicanos y hacer que las mujeres se vistan con esos trajes de "sirvientas"... o algún otro escenario ridículamente paranoico, en el que posiblemente esté involucrada Susan Sarandon como una especie de triple agente de Putin-Nazi.

Trump Putin
Putin y Trump se sientan en un árbol y se B-E-S-A-N... Primero viene el amor, luego viene la boda, luego viene el apocalipsis en un carruaje para bebés...

Trágicamente, el establishment neoliberal global es completamente impotente para impedir que Trump y Putin lleven a cabo este malvado plan (sea lo que sea que resulte ser al final), porque incluso la Comunidad de Inteligencia de los EE.UU. tiene que obedecer la ley, después de todo, y no pueden hacer nada furtivo, o poco ético, aun cuando el destino de la democracia esté en juego. No, a diferencia de los rusos, que van por ahí envenenando descaradamente a la gente con harina de avena novichok más o menos cuando quieren, las clases dominantes capitalistas globales se ven limitadas por su propia integridad. Todo lo que pueden hacer es observar con horror cómo estos dos megalómanos hitlerianos destruyen todo su imperio global y establecen un Reich de Putin nazi y milenario.

Gracias a Dios, al menos los medios corporativos alzan sus voces conjuntas en protesta. En un artículo reciente en The Washington Post, Max Bergmann del Center for American Progress (Centro para el Progreso Estadounidense) advierte que "ésta es una cumbre dedicada al apaciguamiento, y deberíamos estar aterrorizados de que Trump pueda traicionar a Estados Unidos y a sus aliados". Según Bergmann, Trump podría compartir "accidentalmente" secretos de estado con Putin, o prometer reducir el apoyo a nuestros nazis ucranianos amantes de la libertad, o dejar de intentar derrocar al gobierno sirio para que Siria, con la ayuda de Rusia e Irán, pueda lanzar un ataque furtivo contra Israel y empujar a "los judíos" al mar. Peor aún, Bergmann especula que podría concertar "acuerdos secretos" con Putin sin avisar a los editores del Washington Post, y... ¡Que Dios nos ayude a todos si eso alguna vez sucediera!

Para que sus ánimos de apocalipsis no fueran superados por The Post, Roger Cohen del New York Times publicó una visión completamente distópica en la que Trump, Putin, Marine Le Pen, la AfD, y una variedad de otros aliados de Hitler que odian a los globalistas forman "la Alianza de Estados Autoritarios y Reaccionarios" (los "AARS"), disuelven la Unión Europea y la OTAN, imponen la ley marcial internacional y empiezan a limpiar étnicamente a Occidente de inmigrantes. Adornados con la insignia de esta idea del Putin-Nazi, Matteo Salvini y Horst Seehofer, supervisan personalmente las purgas genocidas, que los europeos temerosos comenzaron a apoyar después de que los irresistibles robots de "noticias falsas" de Putin les lavaran el cerebro para hacerles creer que una niña rusa llamada "Tatiana" había sido secuestrada por inmigrantes marroquíes en una playa de la Costa del Sol.

Y como si eso no fuera lo suficientemente horripilante como para provocar un frenesí sin sentido, The New York Times (que, recordemos, es un periódico extremadamente distinguido y respetado, y no un periodicucho de propaganda barata) produjo esta encantadora película animada que muestra a Putin y a Trump como... bueno, un par de homosexuales que se chupan la lengua y se pinchan las tetas. Al principio me pareció raro, ya que pensaba que ese feo sentimiento contra la homosexualidad había desaparecido de la sociedad liberal, pero aparentemente en los círculos de la Resistencia es aceptable estigmatizar a tus enemigos como maricones con el fin de hacerlos más repulsivos a los ojos de tu sofisticado público liberal. Hice una pequeña investigación, y parece que este porno de "Hitler sobre Hitler" producido por The Times es sólo el último de una larga serie de bromas "homosexuales" sobre Trump y Putin, las cuales son perfectamente inofensivas si las cuentan los liberales, pero si las contaran los conservadores serían crímenes de odio homofóbicos.

Mire, no soy aficionado al humor marica, ni a los medios corporativos, ni a la llamada "Resistencia", pero tampoco soy aficionado a Trump, ni soy, técnicamente, un empleado de Putin. Lo que soy es un estudiante de la propaganda, la manipulación de los medios de comunicación y la histeria masiva. Y aunque he presenciado la puesta en marcha de la Guerra contra el Terror y otras diversas campañas de propaganda (como el eslogan de Obama "Esperanza y Cambio", el lema de Reagan "La Mañana en América", el "Nuevo Orden Mundial" de George H.W. Bush y la alegre patraña de la "Tercera Vía" de Bill Clinton), nunca he sido testigo de algo así. La mayoría de esas otras campañas de propaganda por lo menos tenían una vaga semejanza con la realidad. Lo que estamos experimentando ahora es más parecido al tipo de comportamiento que se da en las sectas... donde la gente está condicionada a renunciar a su razón (y, en última instancia, a conformar su percepción) a cualquier narrativa oficial paranoica que el líder de la secta haya inventado, y eventualmente dirigir su miedo y odio, no sólo hacia el enemigo oficial de la secta, sino hacia cualquiera que cuestione la "realidad" de la secta.

Si usted cree que las sectas funcionan porque la gente es crédula o estúpida, necesita investigar un poco. Las sectas funcionan porque sus miembros son gradualmente condicionados a distanciarse de la "sociedad" (es decir, del cuerpo social que los condicionó cuando eran niños) y conformarse al cuerpo social de la secta. Este condicionamiento ocurre sistemáticamente, a menudo a lo largo de los años. Los miembros de la secta de Cienciología no son introducidos a la historia de los "tetanos del cuerpo" el día que entran. Ni las chicas de Manson estaban listas para masacrar una casa llena de gente para Charlie al principio... tomó meses de orgías, viajes de ácido, y otras técnicas de desprogramación y reprogramación para conseguir que aceptaran su profecía paranoica del Inminente Apocalipsis Hippie Racista.

Y éso es lo que me perturba en este momento. La facilidad con la que las clases dominantes neoliberales han programado a millones de consumidores occidentales para creer en una narrativa no menos ridícula que los " tetanos del cuerpo " de la Cienciología, los " Helter Skelter " de Manson... o elija usted entre muchas otras narrativas sectarias. La velocidad con la que pasaron de la narrativa de la Guerra contra el Terrorismo a la narrativa de Putin-Nazi atestigua el poder de los medios corporativos y de la maquinaria de propaganda neoliberal, en general. Realmente es un logro asombroso. En menos de dos años, lograron condicionar a una parte significativa de las masas occidentales para que olvidaran a los "terroristas islámicos" a quienes se les había condicionado a temer de por vida, transfiriendo su miedo y odio a Trump, y Putin, y a cualquiera que parezca apoyarlos, o que no los odie y tema lo suficiente.

Las clases dominantes han logrado esta hazaña generando una serie continua de episodios de histeria masiva. La mayoría duran una o dos semanas, pero su efecto acumulativo es poderoso y duradero. Noticias falsas, bots, prohibiciones para viajar, estatuas confederadas, mítines neonazis, ataques con "novichok", niños en jaulas... todo lo que los medios de comunicación corporativos puedan usar para canalizar más odio hacia Trump y Putin. Ninguno de estos episodios son generados de la nada. Obviamente, los rusos sí están persiguiendo sus intereses, es cierto que hay una subcultura de la supremacía blanca en Estados Unidos, como siempre ha habido, esos niños fueron puestos en esas jaulas, y así sucesivamente... nada de eso comenzó con Trump, ni tiene que ver exclusivamente con Putin, ni desencadenó protestas masivas e indignación generalizada hasta que las clases dominantes neoliberales y los medios de comunicación corporativos decidieron que así fuera.

La próxima cumbre es la siguiente en la lista. No será tan jugoso como los campos de concentración de bebés, pero servirá para recordar a la gente que Trump es un agente secreto ruso, o un traidor (o vendepatrias, como diría Paul Krugman), conspirando con Putin para destruir la democracia... es decir, cuando no se están dando sexo oral. Una vez que la cumbre pase y la democracia haya sobrevivido milagrosamente, generarán otra ronda de histeria de Hitler, y los sectarios de la Resistencia entrarán en acción como perros de Pavlov salivados, denunciando cualquier horror indecible que hayan ignorado por completo durante los últimos ocho años, parloteando sobre los campos de concentración y arrebatando sombreros del MAGA a adolescentes. Para entretenerme, espero que sea acerca del código nazi secreto que el Departamento de Seguridad Nacional está incorporando en sus materiales de prensa, presumiblemente para alertar a la Red Subterránea de las Milicias de Putin-Nazi de que se preparen para la inminente toma del gobierno, con el fin de "asegurar el futuro para los blancos y sus hijos", y las semanas de orgías homosexuales Odinistas que seguramente seguirán.

Pero en serio, la genialidad absoluta de la narrativa Putin-Nazi de las clases dominantes (que la gente racional está subestimando) es que es virtualmente imposible criticarla sin ser etiquetado como un partidario de Trump, un apologista de Putin, o un cripto-Nazi. Al igual que las Personas Supresoras de la Cienciología (es decir, aquellos que critican a la Cienciología), los negadores de la narrativa de Putin-Nazi "buscan perturbar, desprestigiar continuamente, difundir malas noticias y denigrar" a la secta. Estos son típicamente ex miembros de una secta que ya no están suscritos a las enseñanzas oficiales de la secta, y por lo tanto son una amenaza ideológica existencial. Estas personas deben ser estigmatizadas y rechazadas, "para que otros sepan que no deben asociarse con ellos". (Esas citas son del sitio web de Cienciología, pero las mismas reglas se aplican en todas las sectas).

Glenn Greenwald es probablemente el mejor ejemplo de un prominente negador de la narrativa Putin-Nazi (y es acosado por ello diariamente), pero un par de horas de investigación en Twitter revelarán la misma dinámica contra "traidores maricas" mucho menos famosos. Y no sólo en Twitter hay fanáticos de la secta. Si usted buscó en Google a su humilde narrador en cualquier momento durante los últimos nueve meses, y le preocupaba que la gente que aparece en "la gente también ha buscado" en mi "panel de conocimiento" son en su mayoría antisemitas y de la "derecha alternativa"... bueno, escribí sobre eso en noviembre del año pasado. (Desde entonces he escrito repetidamente a Google y les he aconsejado que alternen ocasionalmente los antisemitas a los que me están asociando, ya que usar los mismos durante meses es perezoso, y hace bastante difícil que culpen de sus "resultados de búsqueda" a algún algoritmo inocente).

Pero, ¿qué sé yo? Tal vez sólo estoy paranoico, y Google no me está acosando. O tal vez me conocen mejor que yo, y realmente soy un cripto-Nazi, o algún otro tipo de Persona Supresora, y la democracia realmente está al borde del colapso. Después de todo, Glenn Greenwald acaba de volar a Moscú, y se tomó una foto en compañía de Edward Snowden, y Putin está envenenando a gente al azar en Amesbury sin razón aparente, y Susan Sarandon hackeó las elecciones, o arrojó una bomba de Sarín sobre Duma, o bien Putin lo hizo, o tal vez fue Xenu, o los rusos están a punto de derribar toda la red de fibra óptica estadounidense, y casi me olvido de esos cuatrocientos idiotas de la supremacía blanca que planean reunirse y gritar consignas nazis entre ellos en Lafayette Square el 12 de agosto, y que ya están recibiendo cobertura internacional, porque no podemos darnos el lujo de ignorar a unos cuantos cientos de idiotas racistas con camisas de polo... si lo hiciéramos, bueno, ¿quién sabe a dónde podría llevar eso? La gente podría realmente hacer una pausa y ponerse a pensar acerca de lo que está sucediendo, y por qué está sucediendo, y a quién sirve, y tratar de ponerlo todo en algún tipo de perspectiva, antes de que reaccionen al siguiente estímulo pavloviano que los medios de comunicación les presentan. ¿Está listo? Bien. Porque aquí viene...