La grave crisis de salud que se vive hoy en los Estados Unidos por la epidemia de adicción a los opioides está poniendo al país y a sus instituciones en graves problemas. La cuestión radica en que a estos problemas no les se ve, de momento, una solución factible a corto plazo.
opioides
El 80% de la producción mundial de opioides, bien a través de prescripción médica o con origen en el mercado ilegal, es consumida en los Estados Unidos. Los servicios de salud no dan abasto a atender las numerosas muertes causadas por el consumo de opioides.

Se calcula que en el país mueren alrededor de 200 personas diarias a causa de la adicción a los opioides. Pero, es más, se maneja una cifra total de muertes por esta causa equiparable ya a las muertes de soldados americanos en la guerra de Vietnam.

Los datos que nos están llegando ahora sobre la alta incidencia de adicción que está generando el consumo de opioides como el OxyContin o los derivados mórficos como el Fentanilo han disparado todas las alarmas. Las estadísticas hablan de adicción ya en más de un 10% de los pacientes tan solo en los cinco primeros días de consumo.

Esta crisis ha sido declarada ya como "emergencia nacional de salud pública" en los Estados Unidos. Por ello, a continuación vamos a ver qué son los opioides, cómo actúan en el cerebro humano y qué estudios están llevándose a cabo actualmente al respecto.

Qué son los opioides

Los opioides son medicamentos que alivian el dolor cuyos principios activos se extraen de la cápsula de la planta del opio. Son sustancias naturales conocidas desde hace mucho tiempo que se encuentran en el jugo de las semillas de las adormideras. En 1803 se aisló un alcaloide del opio, la morfina; posteriormente se desarrollaron derivados como la codeína y la heroína.

Los opioides o narcóticos son un fuerte analgésico que se prescribe en casos de dolor agudo o crónico, especialmente en el dolor relacionado con el cáncer. El problema es que existen muchos riesgos asociados a su consumo, principalmente las altas tasas de adicción que están generando en los pacientes. Decimos pacientes porque muchas de esas personas que muestran adicción, son personas a las que les fueron prescritos opioides después de una operación quirúrgica, un accidente o una rotura de brazo.

Hasta 1914 el opio era legal en los Estados Unidos pero se prohibió debido a la alta tolerancia que genera y por el grave síndrome de abstinencia que provoca. Es una de las drogas más adictivas, ya que alcanza muy rápidamente el cerebro. Produce un potente efecto de analgesia, somnolencia y sensaciones gratificantes de placer.

Existen tres clases de sustancias opiáceas:
  • Alcaloides del opio, como la morfina (el opiáceo prototípico) y la codeína.
  • Opioides semi-sintéticos, como la heroína y la oxicodona.
  • Opioides completamente sintéticos, como la petidina y la metadona.
¿Cómo actúan en el cerebro?

Todas las drogas de abuso activan las vías del sistema cerebral de gratificación. Este sistema comprende el área ventral del tegmento, el núcleo accumbens y la corteza prefrontal. La percepción de dolor implica la participación de varias estructuras neurales.

A través de las vías aferentes, esta sustancia llega hasta regiones del tronco del encéfalo y diencéfalo, incluyendo el tálamo y la sustancia gris periacueductal. Además, se producen sinapsis en el tálamo, proyectándose a otras áreas como el lóbulo frontal, el sistema límbico o el hipotálamo, principalmente.

Los opioides actúan en el sistema aferente (vías por las que el estímulo viaja al cerebro) pero también lo hacen en el sistema eferente (recorrido inverso). Activan, además, las conexiones excitatorias entre la sustancia gris periacueductal y los núcleos del rafe. El estímulo doloroso se reduce al inhibir las interneuronas que contienen GABA.

¿Qué se está haciendo para atajar la crisis generada por el consumo de opioides?

Son numerosos los frentes que esta crisis de consumo de opioides ha abierto. Hay una demanda muy importante de asistencia a las personas que han desarrollado adicción a estos fármacos. A falta de nuevas prescripciones, estas personas están recurriendo al mercado ilegal y sustituyéndolas por heroína, más barata y fácil de conseguir.

Lo más destacable es el trabajo que se está llevando a cabo por el equipo de investigación de Mount Sinaí, en Florida. Esta investigación se ha centrado en una red intracelular que controla las acciones de los opioides en la sustancia gris periacueductal, pues esta red juega un papel muy importante en la respuesta analgésica.

Estos investigadores consiguieron bloquear el gen RGSz1, responsable de codificar el modulador negativo de la tolerancia opioide. El resultado fue una reducción importante del dolor con dosis mucho más bajas de medicación. Además se conseguía un efecto menos gratificante, factor importante en el desarrollo de la adicción.

De momento el equipo está evaluando los opioides que se prescriben actualmente. Quieren clasificarlos por su potencial de abuso en base a la proteína RGS que activen. Sus descubrimientos pueden ser determinantes en la lucha contra esta grave epidemia de consumo de opioides.