Los científicos de la Universidad de Stanford han descubierto que el cruzamiento entre neandertales y humanos modernos nos dio herramientas genéticas para combatir las infecciones virales.

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© Claire Scully
Los encuentros sexuales entre neandertales (Homo neanderthalensis) y Homo sapiens no sólo se tradujeron en una descendencia común. Durante el tiempo que convivieron estas dos especies humanas, intercambiaron patógenos y compartieron defensas para combatir algunos virus. Así lo asegura un nuevo estudio publicado en la revista Cell basado en el análisis del genoma de los neandertales, una especie que se extinguió hace unos 40.000 años pero cuyas huellas permanecen en parte de la población actual. Se calcula que muchos habitantes de Europa y Asia conservan en sus genomas entre un 1% y un 4% de ADN neandertal.

La razón es que, antes de desaparecer, se cruzaron con los Homo sapiens que habían salido de África para extenderse por el mundo. Los investigadores de las universidades de Stanford (EEUU) que firman este estudio sostienen que, gracias ello, nuestros antepasados heredaron las defensas frente a virus con las que ya contaban los neandertales.

Según explica Dmitri A. Petrov, de la Universidad de Stanford, California, y uno de los autores del estudio, su investigación ha revelado que buena parte de los cambios en los genes de los neandertales tuvieron lugar para adaptarse al frío.

"Los genes neandertales probablemente nos dieron en cierta medida protección contra virus que nuestros antepasados encontraron cuando salieron de África", señala en un comunicado.

Y es que cuando nuestros ancestros empezaron a llegar a otras zonas geográficas, tuvieron que hacer frente a un clima muy distinto al que estaban acostumbrados en África. Cuando se toparon con los neandertales, éstos llevaban ya cientos de miles de años viviendo en Eurasia, así que su sistema inmune había tenido bastante tiempo para evolucionar contra los virus infecciosos que había.

Los Homo sapiens, sin embargo, eran mucho más vulnerables a ellos. "Tiene mucho más sentido que los Homo sapiens adquirieran esas defensas genéticas de los neandertales en lugar de esperar a que se desarrollaran sus propias mutaciones adaptativas", apunta David Enard, otro de los investigadores del laboratorio de Dmitri Petrov.

Veneno-antídoto

Es decir, durante sus escarceos con los neandertales, nuestros antepasados se contagiaron de sus virus, pero en cierto modo también heredaron la forma de combatirlos, por lo que los autores del estudio hablan de veneno-antídoto.

Para llevar a cabo el estudio, compararon una larga lista de 4.500 genes de los humanos modernos que están vinculados a las interacciones víricas con genes neandertales. Los autores identificaron 152 genes presentes en ambas especies.

"Sin duda tiene lógica que estos genes ayudaran a sobrevivir a nuestros antepasados contra el efecto de virus a los que los neandertales llevaban quizás centenares de miles de años adaptados", comenta a este diario el genetista Carlos Lalueza-Fox, sin vinculación con el estudio publicado en Cell.

Según explica este investigador del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona (CSIC-Universitat Pompeu Fabra), estos científicos "han explorado genes relacionados con reconocimientos de virus, y han desarrollado un método para reconocer estas regiones genómicas de los neandertales que aparecen fragmentadas en múltiples individuos, una vez el efecto selectivo inicial ha dejado de actuar".

En concreto, se trata de virus de ARN, compuestos de ácido ribonucleico (ARN) en lugar de ácido desoxirribonucleico (ADN). Entre los virus actuales de ARN figuran el de la gripe, el VIH o la hepatitis C.


Sin embargo, según aclara Lalueza-Fox, esa protección frente a ciertos virus de la que gozaron los primeros Homo sapiens no seguiría activa en la actualidad, así que nosotros no estaríamos protegidos frente a ellos: "Los virus cambian muchísimo. Los de la gripe, por ejemplo, son diferentes cada año, de forma que la vacuna del año anterior no te sirve", afirma Lalueza Fox. "Aunque los podamos denominar igual, seguro que no eran los mismos".


Comentario: Esto en el caso de que las vacunas realmente sirvieran en primer lugar, lo cual no es cierto: La historia olvidada de las vacunas


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Herencia para bien y para mal

Este nuevo estudio se suma a los ya numerosas investigaciones que se han centrado en determinar qué genes neandertales han sido asimilados (o introgresados, en el lenguaje de los genetistas) y cuáles han sido seleccionados posteriormente en los humanos modernos y por qué motivo. "Se han descrito algunos, normalmente asociados a cuestiones metabólicas, de la dieta o de ritmos circadianos, y se ha concluido que, en realidad, nos ayudaron a adaptarnos de forma más rápida a las condiciones ecológicas de Eurasia que nuestros antepasados estaban colonizando (lo que se conoce como introgresion adaptativa)", dice Lalueza Fox.

Pero no toda la herencia genética neandertal fruto de la hibridación ha sido positiva. De hecho, anteriores estudios han mostrado que entre la población actual cuyo genoma hay rastros de aquella especie tienen una mayor tendencia a padecer diversas enfermedades de la piel y la sangre, trastornos digestivos o a sufrir un infarto de miocardio o depresión.

Sobre la fecha en la que se produjeron esos encuentros sexuales entre especies, un estudio publicado en la revista Nature en 2016 reveló que uno de esos primeros capítulos de hibridación tuvo lugar hace 100.000 años, posiblemente en Oriente Próximo. Hasta esa investigación, se pensaba que esos encuentros sexuales habían sido posteriores, hace entre 47.000 y 65.000 años.
Fuente: el mundo.es | sciencedaily.com