En una sociedad como la actual no resulta nada extraño que nos sintamos estresados en el día a día. Ese estrés continuo y la ansiedad que nos genera empeoran nuestra calidad de vida y nos vuelve más irascibles y con menos capacidad de respuesta ante las situaciones que se presentan.
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Es necesario poner las cosas que nos suceden en perspectiva, ya que, así parecerán menos horribles de lo que nuestra mente, en un principio, genera. Pillar un atasco de tráfico, conseguir una nota en un examen por debajo de lo esperado, contraer una gripe o que una inversión nos salga mal, son algunos de los eventos diarios que tenemos que aprender a gestionar. Si necesitas ayuda para ello, la terapia psicológica como la que se puede encontrar en psicólogos Bilbao puede resultar muy beneficiosa. Cualquier consulta de psicología en Bilbao puede detectar rápidamente si los problemas son realmente importantes o si nosotros con una actitud errónea los magnificamos.

Los eventos diarios que tenemos que aprender a gestionar son, por lo general, problemas con una importancia relativa que no suponen un riesgo real para nuestra salud, ya que, hay cosas mucho más graves que pueden ocurrir a lo largo de la vida y a los que todos debemos enfrentarnos. Por ello, evitar ese agobio excesivo e innecesario por pequeñas cosas del día a día resulta beneficioso a la hora de evitar el estrés y la ansiedad. Además, lo fundamental para evitar caer en un bucle de ansiedad y depresión es Conocer los síntomas y causas del estrés, para aprender a manejarlo.

¿Cómo detectar síntomas de estrés y ansiedad?

Muchos problemas de ansiedad aparecen cuando nos hacemos a nosotros mismos preguntas del tipo "¿Por qué todo me pasa a mí?" o "¿Por qué tengo tan mala suerte siempre?" y comentarios como "No puedo aguantar esto más" o "No puedo creer que me esté sucediendo esto a mí".

Lo cierto es que hay personas que llegan a sufrir y tener este tipo de pensamientos con situaciones cotidianas tan sencillas como que un camarero se equivoque en la comanda o que un ascensor tarde más tiempo del habitual en llegar a la planta. La terapia cognitiva en una consulta de psicología puede ser determinante para poner las cosas en perspectiva y eliminar ese combustible interno en forma de negatividad que prende la llama de la ansiedad.

Una vez se logre adoptar un equilibrio emocional ante situaciones cotidianas, la persona se vuelve más racional y da a cada situación la importancia que tiene dentro de una perspectiva, pero sin sacarla de contexto.

Cuatro pasos para poner las cosas en perspectiva

Costes a nivel personal

Lo primero que hay que hacer es asumir el daño a nivel personal que supone reaccionar en demasía a situaciones de escasa importancia. Los enfados por pequeñas frustraciones, la ansiedad por eventos sin importancia o las reacciones demasiado intensas con personas del entorno que no se lo merecen tienen un coste a nivel personal que puede revertirse para alcanzar una mejor calidad de vida. Para ver con mayor claridad todos estos costes, puedes crear una lista con todos ellos.

Observar y sopesar cada situación

Antes de sentir el impulso de llevar a cabo una reacción desmedida ante situaciones que nos generen estrés, hay que parar durante 10 segundos y observar si en realidad tiene tanta importancia como para reaccionar de forma exagerada a lo que ocurre. Esto ayuda a reducir el estrés al aprender a reaccionar solo a aquellas situaciones que tengan una verdadera importancia.

Evitar visiones catastrofistas

Hay que aprender a gestionar las situaciones incluso cuando son verdaderamente importantes. No es el fin del mundo que te ocurra algo de una forma imprevista. Hay que pensar en las cosas gratificantes que te queda por hacer y aprender a superar los escollos para evitar la parálisis, que puede llevar a una ansiedad o depresión.

Pensar a largo plazo

Con frecuencia nos agobiamos y estresamos en exceso por cualquier situación en el momento presente, pero lo mejor es mirar a medio y largo plazo, a una semana, un mes o un año. Esto permite poner las cosas en perspectiva evitando dejarse llevar por sentimientos repentinos e intensos que con el paso del tiempo percibimos que no correspondían con la realidad de la situación.

Tener en cuenta estos pasos puede ayudarte a cambiar tus reacciones ante lo que te ocurre en el día a día. Lograr imponer la racionalidad frente al impulso es fundamental para disminuir el estrés, la ansiedad y las conductas depresivas.