Las imágenes de la ola de calor en Europa que han dado la vuelta al mundo esta semana contrastan con las tomadas en Irkutsk, una región siberiana del suroeste de Rusia que, un día más, ha amanecido con el agua al cuello. Las fuertes fuertes lluvias que han caído en los últimos días han provocado inundaciones en una treintena de localidades, donde cerca de 4,000 viviendas han quedado parcialmente sumergidas y unas 10.000 personas han tenido que ser evacuadas.
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Las autoridades rusas han declarado la situación de emergencia en la región. Según el balance provisional de víctimas, al menos cinco personas habrían muerto por culpa de las crecidas y más de un centenar han tenido que ser hospitalizadas, entre ellas, una veintena de niños.


Nada más regresar de Japón, donde participó en la cumbre del G20, el presidente ruso ha visitado la zona y ha pedido que se entregen ayudas económicas inmediatas a todos los evacuados. El Gobierno ha aprobado una partida especial de algo más de 10 millones de dólares para sufragar los gastos más urgentes.