La presencia del Reino Unido se ha sumado a la de Estados Unidos en el golfo Pérsico para proteger los cargueros bajo su bandera. Lo ha hecho después de que el resto de naciones occidentales se mostrase dubitativo a seguirles la corriente. ¿Qué hará Londres ahora que ha vuelto al seguidismo con Washington? ¿Qué cabe esperar?
USS George HW Bush
© AP Photo / Hasan Jamali
El secretario de Defensa británico, Ben Wallace, anunciaba que su país se unía a la coalición naval de EEUU para patrullar el estrecho de Ormuz el 5 de agosto. Quiere, según sus palabras, que sus barcos estén protegidos "ante amenazas ilegales". La decisión del Reino Unido de desplegar a la Marina Real por aguas orientales contrasta con el deseo de Londres de apaciguar las aguas, dijo a Sputnik George Szamuely, investigador del Global Policy Institute de EEUU.
"La posición diplomática del Reino Unido no tiene ningún sentido, porque dice querer [defender] el Plan de Acción Integral Conjunto y a la vez, por alguna razón, se alinea con EEUU y con su política de presionar al máximo", dice.
Esa política es la de evitar que Irán venda su crudo y saque dinero de él. Londres asegura que no va a tomar parte en aplicar esa política, pero una vez que estén juntos, "va a ser difícil diferenciar ambos bandos", argumenta.

Szamuely advierte a Sputnik de que Irán ha dejado claro que no tolerará una situación en la que no pueda vender su petróleo mientras ve cómo otros Estados del golfo sí pueden hacerlo. Así que la confrontación militar no se puede excluir. La república persa tiene muchos aliados en la región: en Irak, en el Líbano y en Yemen, y cualquiera de estos "podría lanzar un ataque contra los petroleros o contra los buques del Reino Unido y de Estados Unidos", advierte el investigador.

Punto de inflexión británico

El Reino Unido retuvo en Gibraltar un superpetrolero con crudo iraní en ruta a Siria el 4 de julio. Argumentó entonces que al transportar el petróleo, se estaban infringiendo las sanciones de la Unión Europea contra Siria. Fue el momento en el que se alineó con Estados Unidos, opina Szamuely. Londres todavía no ha ofrecido ninguna explicación racional coherente de por qué lo hizo, añade.
"La afirmación de que lo estaba haciendo porque era una prohibición de la UE sobre el petróleo a Siria es absurda porque la UE solo prohibió las importaciones de petróleo de Siria a la UE. Los británicos siguen repitiendo que quieren que [Irán] siga adherido al Plan de Acción Integral Conjunto, que están a favor y que no quieren ninguna confrontación con Irán".
Oportunidad perdida

Szamuely cree que al Reino Unido se le presentó la oportunidad de desmarcarse de la estrategia estadounidense cuando Boris Johnson juró el cargo de primer ministro. "Podría haber sido una buena oportunidad para que un nuevo primer ministro hiciese borrón y cuenta nueva y liberase el tanque iraní retenido", dice. En ese caso, Irán "no hubiese dudado en liberar el buque británico".

El nuevo premier no aprovechó la oportunidad y ahora "va a ser muy difícil algún gesto semejante", explica. Así que las relaciones entre el Reino Unido e Irán siguen desgastándose porque Irán ha dejado que, si él no puede exportar su petróleo, "nadie puede".