Grupos extremistas usaron las ruinas del recinto arqueológico de Ebla, que tiene más de 6.000 años, como polígono para sus entrenamientos militares.
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Tras organizar un campamento de entrenamiento en el territorio de la antigua ciudad de Ebla, los grupos armados extremistas que operaban en la provincia de Idlib, situada en el noroeste de Siria, robaron decenas de objetos de oro y piedra, informó este martes Jázer Ailulu, director del Departamento de Cultura de la provincia de Hama, que limita con Idlib.

Las autoridades locales no descartan la posibilidad de que los terroristas se hayan asentado en ese lugar a partir de indicaciones de traficantes de antigüedades.

Tras ser liberado a principios del pasado febrero, durante la contraofensiva del ejército sirio, el sitio arqueológico se encuentra hoy en una condición deplorable.

La ciudad de Ebla fue asentamiento principal de un antiguo y poderoso Estado semítico que existió entre el cuarto y el tercer milenios a.C. En la época de su mayor poderío tuvo bajo su control casi todo el territorio de la actual Siria, mientras que aquella ciudad capitalina contaba con 30.000 habitantes.

En los años 60 del siglo XX, científicos italianos iniciaron trabajos de excavación que permitieron recopilar una colección amplia y única de objetos allí encontrados. Años después, cuando empezó la guerra en Siria, las búsquedas arqueológicas tuvieron que ser suspendidas. Más tarde, el territorio fue ocupado por los terroristas y el recinto quedó prácticamente destruido.

A un lado de ese sitio arqueológico se encuentra el pueblo Tell Mardikh, que durante mucho tiempo se mantuvo ocupado por los grupos extremistas. Fueron ellos quienes, de manera bárbara, instalaron allí un campamento de entrenamiento con circuito de obstáculos, fortificaciones y campos de tiro sobre las ruinas del recinto histórico.


Según se ha informado, allí tenían su base y sedes, campos de entrenamiento y refugios para la maquinaria bélica, todo diseminado en una ciudad para 1.500 personas, que probablemente escogieron por ser un recinto cerrado, protegido por vallados por todos los lados, donde podían esconderse.

Hoy el sitio está lleno de proyectiles, algunos de fabricación extranjera, restos de camionetas y vehículos blindados abandonados.

El director del Departamento de Cultura de Hama admite que a los sirios les sería imposible reconstruir la ciudad tal como fue antes; sin embargo, subraya que eso podría lograrse con la ayuda de los especialistas italianos. "En sus archivos tienen guardada toda la información sobre Ebla. Sus arquitectos podrían venir aquí para ayudarnos en la restauración de la antigua ciudad", dijo Ailulu, quien además apuntó que los arqueólogos sirios esperan contar también con la ayuda de especialistas rusos.

De cualquier modo, antes de organizar una expedición para evaluar la futura reconstrucción del monumento histórico, ahora el sitio arqueológico tiene que ser primero examinado por los zapadores.