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El Departamento de Defensa estadounidense pidió al Congreso de su país que destine 5 mil millones de dólares en el presupuesto de 2012 para el desarrollo de pequeñas aeronaves a control remoto, parecidas a insectos y pájaros, para una nueva generación de drones, o aviones militares no tripulados. Y aunque parezca de ciencia ficción, se trata de un proyecto que Estados Unidos lleva años desarrollando.

El plan contempla la creación de un pequeño colibrí artificial, de un halcón para misiones letales, y de naves del tamaño de insectos grandes, además de pequeños helicópteros telecomandados, informó el diario The New York Times.

El objetivo es contar, para 2030, con una gama de micro-drones espías, con sensores, micrófonos y telecámaras, que puedan identificar a enemigos.

Contrariamente a sus "hermanos mayores", como los Predator, del tamaño de un avión Cessna, los micro-drones están pensados sobre todo para mejorar la eficiencia de las tareas de inteligencia en áreas a las que es imposible o difícil acceder por otros medios.

Éstos miniespías funcionarían con la misma tecnología utilizada por Estados Unidos para los aviones no tripulados que, por ejemplo, en Yemen, ejecutan operaciones diarias al punto de cifrar en 1900 las personas asesinadas en ese país, y aunque usted no lo crea, éste tipo de armamento funciona con los mismos principios del internet y su dificultad no es mayor que la de los comandos a control remoto.

Un avión no tripulado sobrevuela Pakistán, bombardea una aldea y mueren al menos tres decenas de personas, entre ellas mujeres y niños. Este avión es controlado a distancia por una tecnología similar a la de Internet: el cyberespacio no es inmaterial. El mundo 'real' y el 'virtual' se retroalimentan y afectan de modo definitorio. Es por eso que hoy, tanto en la guerra como el amor, la Internet es un teatro de operaciones.

No es mito, no es ficción: Internet está cambiando la forma en la que producimos y nos relacionamos. Su crecimiento ha sido vertiginoso: en poco menos de cuatro décadas ha saltado de una oficina casi clandestina del departamento de defensa de los EEUU a los ordenadores y teléfonos móviles de millones de usuarios en el mundo.

Pero esa maravilla que llamamos Internet, y que la semana pasada fue reconocida por la ONU como un derecho humano -poco después que el agua, que fue calificada como como bien público esencial en julio de 2010- nació como y proyecto bélico y lo sigue siendo. La filosofía de los fundadores de Internet sigue intacta y, sin duda, es una tecnología que continúa siendo utilizada para la guerra de muchas maneras.

Tras Internet existe un sofisticado desarrollo de la tecnología militar. El sistema de navegación por satélite permite determinar con precisión la posición de una persona, un vehículo o un objeto en cualquier parte del planeta. Partiendo de ese principio se erige una impresionante industria de armamento de reconocimiento.

Científicos del DARPA han conseguido remover el tórax de una polilla durante su estación en la crisálida y han insertado un chip que 'crece' con el insecto. Desde ese momento, la polilla pierde toda voluntad y es guiada a control remoto.

Este sistema montado en la parte dorsal del protórax consiste en un conjunto de estimuladores nerviosos, estimuladores musculares, un micro-controlador de transmisión-recepción de radio y una micro-batería.

Los científicos también han logrado copiar el insecto, logrando un par idéntico en características físicas, pero completamente electrónico.

El microinsecto ya ha sido utilizado en labores de espionaje por parte de EEUU y -sorpresa- lo han usado contra sus propios ciudadanos.