Luzón es la isla más grande e importante de Filipinas. Con casi cuarenta millones de habitantes, es una de las más pobladas del mundo. Allí se encuentra la capital, Manila, y es el principal centro del poder político y económico del país. En la costa noroeste de la isla podemos descubrir también uno de los más bellos y peligrosos volcanes del planeta: el Taal. Su belleza es espectacular, una isla que alberga un volcán y una laguna, que forman a su vez una pequeña isla en su interior. Esta combinación, casi escheriana, le otorga un gran valor para el turismo aunque también esconde un peligro menos evidente.
El volcán Taal en Filipinas es uno de los más bellos del mundo... y también de los más peligrosos
© WikipediaEl volcán Taal en Filipinas es uno de los más bellos del mundo... y también de los más peligrosos
Los vulcanólogos vigilan constantemente este volcán porque, a pesar de su aparente tranquilidad, el Taal es un volcán activo que reúne además dos elementos que lo hacen especialmente peligroso. En primer lugar debemos mencionar que sus erupciones son de tipo peleeano, es decir, su lava es muy viscosa y se consolida rápidamente tapando por completo el cráter. Esto hace que los gases, aprisionados en su interior, acumulen una gran presión que va aumentando con el tiempo hasta que termina por explotar, destrozando la parte superior de la ladera y expulsando gases, roca y materiales a gran distancia. El segundo elemento de peligro es demográfico: el Taal se sitúa a tan solo 50 kilómetros de la capital Manila, que con más de 20.000 personas por kilómetro cuadrado se sitúa como una de las más densamente pobladas del mundo, superando a Tokio o Singapur.

Pero además de estos dos inquietantes elementos, los expertos en meteorología han añadido un tercer factor de riesgo que podría tener implicaciones globales. A mediados de enero de este año el Taal entró en erupción arrojando miles de toneladas de ceniza en una columna que alcanzó los catorce kilómetros de altura y que cubrió de polvo las poblaciones cercanas afectando a más de medio millón de personas. En febrero volvió a lanzar una nueva ráfaga de gases, polvo y ceniza agravando la situación y los expertos consideran que si estas erupciones se mantienen o agravan, pueden ser un desencadenante directo de las condiciones del fenómeno el Niño para el año que viene.

Hace unos días, un equipo internacional de investigadores, pertenecientes a Universidades y centros de China, Estados Unidos y Suecia, han publicado un inquietante artículo que será la portada del próximo número de la Revista Advances in Atmospheric Sciences, una de las más importantes en este campo. Los expertos advierten que, aunque hasta ahora las diferentes erupciones del Taal han sido moderadas, si continúa expulsando gases y ceniza o si aumenta sus emisiones en erupciones más violentas, las consecuencias podrían afectar de manera global.
Advances in Atmospheric Sciences
© Advances in Atmospheric Sciences
Entre esas toneladas de material expulsado de cenizas finas y polvo, también se emite una gran cantidad de dióxido de azufre que bloquea la radiación solar entrante, reduciendo así el calor en la superficie de la Tierra que a su vez produce el calentamiento atmosférico. Como resultado, durante un año después de erupciones especialmente violentas, las temperaturas pueden ser más frías de lo normal en gran parte del planeta. La paradoja es que, tras ese enfriamiento inicial, y conforme las temperaturas de la superficie se recuperan, pude haber un calentamiento mayor en el primer invierno posterior a la erupción en el Hemisferio Norte.