glifosato
© DesconocidoUna muestra de los hallazgos encontrados durante la realización del estudio científico.
Enfermedades oculares, digestivas, alteraciones inmunológicas, pigmentaciones de piel y un crecimiento del número de abortos serían consecuencia de las aspersiones aéreas con el herbicida.

Los científicos del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad de las Américas (UDLA), César Paz y Miño y Andrés López Cortés presentaron el libro "Glifosato: Genética, Salud y Ambiente"; resultados también recogidos en un artículo internacional: "Baseline determination in social, health, and genetic areas in communities affected by glyphosate aerial spraying on the northeastern Ecuadorian border" (Reviews on Environmental Health, abril 2011).

El estudio, realizado con la participación de organizaciones públicas y privadas, evaluó el impacto de las aspersiones aéreas en las áreas de genética, salud y ambiente en 10 comunidades de la provincia de Sucumbíos, fronteriza con Colombia.

El glifosato es un herbicida organofosforado capaz de controlar el crecimiento de plantas y microorganismos mediante la inhibición de la síntesis de aminoácidos indispensables en los procesos de la función celular. Es el herbicida más utilizado a nivel mundial y es el ingrediente activo de un coctel herbicida junto al Cosmoflux 411F y POEA, sustancias que brindan mayor adherencia y toxicidad hacia los tejidos. Se lo debe usar entre el 1 el 3% de concentración.

Durante 6 años (2000 - 2006), plantas, animales, suelos, microorganismos, agua y personas, estuvieron afectados de forma involuntaria por las aspersiones aéreas realizadas por el vecino país, con un paquete herbicida utilizado en concentraciones antitécnicas (26-46%), como parte del Plan Colombia.

La investigación determinó que los individuos expuestos entre los años 2005 y 2007 a las aspersiones aéreas, presentaron el 90% de células con el ADN fragmentado, a diferencia del 19% de individuos no expuestos. Tres años después de las últimas aspersiones aéreas, en el 2009, se observó que las 91 mujeres estudiadas que estuvieron expuestas al glifosato no presentaron aumento de daño cromosómico, comparado con los hallazgos previos, dando a entender que los mecanismos moleculares de reparación del daño al ADN habían actuado eficazmente.

Por el contrario, el estudio de variantes de genes relacionados con los procesos de reparación del material genético expuesto a tóxicos, como el gen GPX-1 (detoxificador de radicales libres) y el GSTP1 (supresor de tumores) variaron significativamente al comparar a individuos expuestos al herbicida con la población no expuesta.

En términos prácticos, las personas expuestas y que presentan variantes genéticas tienen mayor susceptibilidad a desarrollar cáncer, lo que determina la importancia de realizar estudios prospectivos en 5 y 10 años para evaluar el real efecto de la exposición a ese coctel herbicida, poniendo atención aparte al cáncer, a los problemas malformativos e infertilidad.

La literatura científica habla de un 5% de cáncer, 3% de malformaciones y un 2% de infertilidad. Aunque aún no se evidencia, en la frontera norte ecuatoriana existe la sospecha de que hay un aumento de abortos, llegando casi al 13%.

En el ámbito social y de salud, el estudio realizó 144 entrevistas a padres de familia, obtuvo 174 declaraciones de individuos afectados y los informes de 521 chequeos médicos. Las comunidades aún mantienen condiciones de vivienda y salubridad inadecuadas. Las viviendas son poco ventiladas (73,9%), sólo un 56,7% usa toldo contra vectores, el 61,4% de familias elimina las heces a campo abierto y apenas el 14,42% utiliza agua potable para el consumo diario.

Luego de dos años sin fumigaciones se observó una notable mejoría con respecto a la desnutrición. En los niños de 6 a 17 años bajó del 10,3% al 3%; la desnutrición general se redujo del 36,3% al 23,2%; y la desnutrición aguda disminuyó del 1,87% al 1%.

En relación con la salud familiar, se observó, como se ha dicho, que el porcentaje de abortos aumentó del 8,43% (antes del 2001) al 12,7% y se detectó cinco casos de malformaciones, de los cuales 4 (80%) se produjeron en el periodo de las aspersiones aéreas. Paralelamente el porcentaje de hijos fallecidos disminuyó del 12% al 9,14%. Las causas de la mortalidad infanto-juvenil fueron las enfermedades diarreicas (21,9%), fiebre (18,7%), abdomen agudo (12,5%), neumonía (12,5%), tétano (9,4%), tos ferina (6,2%), entre otras.

Los chequeos médicos realizados también mostraron algunas patologías relacionables con las aspersiones: problemas oculares (pterigium), digestivos (gastritis), respiratorios (asma), locomotores (artralgia, artritis), de sistema nervioso central (cefalea); además de que los de tipo dermatológico aumentaron drásticamente después de las aspersiones aéreas, relacionándose la patología a hongos (39,2%), alteraciones inmunológicas (6,52%), infecciones bacterianas (6,33%), virales (2,1%), parasitarias (1,34%), problemas de pigmentaciones de piel (4%), entre otros.

En el aspecto psicológico, persisten las secuelas del estrés y la violencia vivida en la zona y agudizada por las aspersiones. El 84,86% de niños en edad escolar muestra signos de temor, inseguridad y tristeza.

Debido a las cualidades de absorción y retención de los suelos amazónicos, por ser arcillosos, presentan un pH ácido con predominio de hierro (1 - 5,1%) y aluminio (1,5 - 9,8%), metales presentes por el glifosato. Se cuantificaron minúsculas cantidades de glifosato y AMPA (0,5 mg/kg) en muestras de suelo de bosque primario dos años después de las aspersiones, un hallazgo importante e inusual que reafirma los efectos nocivos.

Mediante análisis de muestras de agua se determinó que los ríos San Miguel y Putumayo no presentaron parásitos, pero sí enterobacterias, hongos y coliformes fecales.

Los estudios genéticos, médicos, ambientales y sociales demuestran la necesidad de una política de Estado para mejorar las condiciones de vida y controlar, a largo plazo, el desarrollo de enfermedades potencialmente generadas por las aspersiones aéreas con glifosato.