Traducido por el equipo de Sott.net

El caos absoluto se desató ayer en el centro de Oporto tras poco más de 20 minutos de intensa lluvia.
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Los meteorólogos calculan que cayeron 25 litros de agua por metro cuadrado en ese pequeño lapso de tiempo, transformando partes de la ciudad en un río embravecido.

Teniendo en cuenta que las zonas del norte han evitado hasta ahora los horrores de las inundaciones vividas en las zonas urbanas de Lisboa justo antes de Navidad, el diluvio del sábado ha preocupado seriamente a las autoridades municipales.

El teniente de alcalde Filipe Araújo admitió que "por primera vez" el agua subió a la superficie y no drenó hacia el río subterráneo.

"Tenemos un río que pasa por debajo y que normalmente transporta el agua (de lluvia). Si no detectamos formas de corregir (el problema), podría volver a ocurrir...", dijo.


Araújo subrayó que se están realizando obras para ampliar el metro de la ciudad, y que éstas "podrían haber contribuido al (extraordinario) escenario vivido este sábado".

Todos los esfuerzos se centran ahora en comprender qué falló exactamente y cómo solucionarlo.

Las escenas de ayer no tienen precedentes, sobre todo en la estación de metro de São Bento, donde las escaleras mecánicas y los huecos de las escaleras se convirtieron en cataratas.


Tiendas inundadas, sótanos llenos, aceras y calzadas destrozadas, tapas de alcantarilla levantadas y arrastradas por la fuerza de las aguas embravecidas.

Los "daños" causados aún no están claros; algunos comerciantes ya describen pérdidas de decenas de miles de euros.

"Todo ocurrió muy deprisa", explica uno de ellos. "De repente vimos que el agua se llevaba la terraza. Tuvimos tiempo de entrar corriendo, si no también nos habría arrastrado...".

En menos de dos horas, los servicios de emergencia registraron más de 250 llamadas de socorro por inundaciones de viviendas y comercios.

"Fue un fenómeno que la ciudad nunca había visto", admitió Filipe Araújo.

Las redes sociales se llenaron de vídeos que catalogaban el caos y mostraban la fuerza de las aguas en el momento álgido del incidente.

Las labores de limpieza siguen en marcha mientras el norte y el centro permanecen en alerta naranja durante todo el día de hoy.

Algunas calles permanecen cerradas en el centro de Oporto, como la Avenida Gustavo Eiffel, que ya estaba cerrada al tráfico debido al derrumbe de un edificio, y la Rua Mouzinho da Silveira, donde las aguas "abrieron un cráter".