Traducido por el equipo de SOTT.net

Hace dos años, las principales ciudades estadounidenses estaban segregadas por el estado vacunal. Los mandatos de mascarillas delimitaban lo seguro de lo inseguro. Las señales nos decían que estuviéramos separados unos de otros. Ni siquiera podíamos encontrarnos al hacer la compra gracias a los pasillos unidireccionales de los supermercados.
don't tread on me
No se nos permitía visitar a la familia ni asistir a funerales. Las bodas estaban prohibidas. Incluso había restricciones para viajar.

Hace poco, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) publicó un informe en el que daba la voz de alarma sobre la pandemia de soledad.
Aunque la conexión social había ido disminuyendo durante décadas antes de la pandemia de Covid-19, el inicio de la pandemia, con sus confinamientos y órdenes de quedarse en casa, fue un momento crítico durante el cual la cuestión de la conexión pasó al primer plano de la consciencia pública, aumentando la sensibilización sobre este problema de salud pública crítico y continuo.

Muchos de nosotros nos sentimos solos o aislados como nunca antes. Aplazamos o cancelamos momentos significativos de la vida y celebraciones como cumpleaños, graduaciones y matrimonios. La educación de los niños se trasladó a Internet, y se perdieron las muchas ventajas de relacionarse con amigos. Muchas personas perdieron su trabajo y su casa. No pudimos visitar a nuestros hijos, hermanos, padres o abuelos. Muchos perdieron a sus seres queridos. Experimentamos sentimientos de ansiedad, estrés, miedo, tristeza, pena, ira y dolor por la pérdida de estos momentos, rituales, celebraciones y relaciones.
Nosotros lo rompimos, ahora dejadnos arreglarlo

Muchas gracias, HHS. Como si esta agencia no tuviera nada que ver con la causa de todo esto y sólo fueran espectadores inocentes. No es que mucha gente predijera exactamente esto.

No olvidéis que los CDC y el NIH son en realidad parte del HHS. El HHS fue la fuente de todas las órdenes absurdas y coercitivas de cierres, órdenes de quedarse en casa y todo lo demás. Así que la agencia gubernamental que causó la crisis ahora cita la crisis como prueba de que tiene que hacer más. Mientras tanto, actúa y habla como si todo este fiasco fuera simplemente algo que ocurrió, por la razón que fuera.

En todo caso, esto va contra todas las libertades que los estadounidenses daban por sentadas. También ha creado un sistema de castas entre limpios e impuros. Desde el principio, se nos delimitó entre esencial y no esencial, cirugías electivas y esenciales, clase de ordenadores portátiles y de verdaderos trabajadores, y mucho más. Fue un acto masivo de segregación y separación definido por las burocracias, el HHS entre ellas.

Esto es enormemente contrario a cada pedacito del ethos de la ley y de la cultura americanas. Las nociones de igualdad, democracia e igualdad de oportunidades han sido una marca definitoria del "nuevo mundo" frente al "viejo mundo". Por eso está tan profundamente arraigado en nuestra historia y cultura.

Estados Unidos dejó atrás al viejo mundo

Los Fundadores hablaron de ello constantemente en todos sus escritos. La Declaración de Independencia dice que "todos los hombres son creados iguales", una afirmación asombrosa desde cualquier punto de vista histórico.

Por eso la Constitución de EEUU prohíbe los títulos nobiliarios.

El Artículo I, Sección 9, Cláusula 8 dice: "Ningún Título Nobiliario será concedido por los Estados Unidos: Y ninguna Persona que ocupe un Cargo de Beneficio o Confianza bajo ellos, podrá, sin el Consentimiento del Congreso, aceptar regalo, Emolumento, Cargo o Título alguno, de ninguna clase, de ningún Rey, Príncipe o Estado extranjero".

Tenían todo el deseo de deshacerse de las estrictas demarcaciones sociales y políticas del pasado. En la primera toma de posesión de George Wasington, el Senado propuso que vistiera un traje de piel de armiño. Washington se negó y eligió en su lugar un traje de lana como el que llevaba todo el mundo en aquella época.

También es la razón por la que EEUU luchó en una guerra sangrienta para acabar con la esclavitud en su territorio, después de haberla tolerado sólo bajo una nube moral durante el siglo anterior. Fue la ética que impulsó el movimiento por los derechos civiles: "libertad y justicia para todos", reza nuestro juramento.

Esta firme creencia en la igualdad de libertad para todos, y en los privilegios para nadie, define a este país de formas que no siempre conocemos.

Los orígenes obreros del "tuxedo" (esmoquin)

Pensemos, por ejemplo, en la indumentaria formal masculina estadounidense. Hoy en día, ser formal suele significar para los hombres llevar "pajarita negra", es decir, lo que llamamos esmoquin. Es el atuendo estándar y el más formal que conocemos. Así ha sido desde 1880, cuando, en un evento celebrado en Tuxedo Park, Nueva York, los nuevos ricos llevaban pajarita negra y esmoquin.

Lo que no se sabe es que todo el atuendo es un homenaje a las clases trabajadoras. En los antiguos países de la Commonwealth, la pajarita negra y el esmoquin eran atuendos de lacayos y ayuda de cámara, no de la aristocracia. Para quien se sentaba a la mesa principal, la vestimenta adecuada era el frac y la corbata blanca.

En otras palabras, el objetivo del esmoquin no era ser elegante, sino todo lo contrario. Se trataba de decir que en este país todos somos aristócratas. Todos somos trabajadores. Todos disfrutamos de movilidad de clase, y desde luego no separamos a nadie como intrínsecamente autorizado a vestir de una determinada manera. Y a partir de ahí recompensamos a la gente sólo por sus méritos. Incluso los que tienen dinero heredado tienen que demostrar su valía.

Ahí lo tenemos: lo más formal de este país tiene su origen en los ideales democráticos de igualdad, movilidad de clase, elección y oportunidad.

Lo mismo puede decirse de la historia de los vaqueros, que se han extendido por todo el mundo como símbolo de libertad informal. En la historia de EEUU, el tejido vaquero se utilizaba para fabricar pantalones de trabajo resistentes, como los que llevaban obreros, mineros y ganaderos.

Levi Strauss, que dio nombre a la marca, era un empresario germano-americano. Sus vaqueros volvieron a usarse como símbolo de solidaridad entre todas las clases.

La clase dominante intentó acabar con la tradición estadounidense

A pesar de todas las diferencias que tenemos entre nosotros, en el principio básico de igualdad de libertad existe un acuerdo casi universal. Y esta es precisamente la razón por la que el ethos de la respuesta a la pandemia era tan ajeno e insostenible, y por la que los pasaportes vacunales nunca serán una política que se aplique con éxito en este país.

Es por la misma razón por la que nunca tendremos una monarquía: traiciona todo lo que este país es.

La crisis cultural y la pandemia de soledad, por no hablar de la oleada masiva del abuso de sustancias y depresión, reflejan la conmoción de todo el país por el hecho de que todos nuestros ideales fundamentales pudieran haber sido tan fácilmente barridos por un plan central disparatado que pisoteaba todo aquello en lo que creemos y siempre hemos practicado aunque fuera imperfectamente.

Se sentía como una invasión de los ladrones de cuerpos, en ningún lugar mejor simbolizado que con los mandatos de vacunas que la mayoría de las personas inteligentes sabían que no necesitábamos, incluso si eran seguras y eficaces, que no lo eran, ciertamente no por las normas tradicionales cuando un número relativamente bajo de personas que sufren efectos secundarios haría que se retirara una vacuna.

Larga vida a la resistencia

Pero dada la profundidad de esta historia, este profundo amor por la libertad, la igualdad y la democracia, nunca habrá un cambio de régimen en este país. Podrán gobernar durante un tiempo, pero no de una manera realmente estable o que sustituya a los valores que están tan profundamente arraigados aquí.

Por eso la clase dirigente se está deshaciendo poco a poco de los símbolos de los confinamientos, desde Andrew Cuomo y Randi Weingarten hasta Rochelle Walensky y Anthony Fauci, que se enfrenta a torrentes de abucheos cada vez que abre la boca.

La igualdad de libertad es la esencia de lo que significa vivir una vida estadounidense. Una oligarquía de clase dominante como la que intentó imponerse al país y al mundo es fundamentalmente incoherente con todo lo que creemos sobre nosotros mismos y nuestro lugar en el orden cívico

Procedamos a reconstruir y reforzar lo que constituye el núcleo de lo que somos.