Para la mayorías de los corresponsales extranjeros, Trípoli, la capital libia, es la imagen de la anarquía. Sus calles están cubiertas de escombros, los hospitales y servicios colapsados, alerta de emergencia alimentaria y toda clase de señales de una guerra implacable entre los mercenarios USA-OTAN y sus partidarios civiles y los comandos y restos del ejército de Muamar Kadafi. En este escenario, El Departamento de Estado, la OTAN, el jefe de los mercenarios libios, y el propio Barack Obama, advirtieron que mientras persista la resistencia y Kadafi no sea encontrado, la ocupación de Libia no ha concluido. Las próximas semanas serán "criticas", alertó la secretaria de Estado, Hillary Clinton.

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Tras la irrupción de los grupos de mercenarios en el complejo fortificado de Kadafi en Trípoli, combatientes leales a Kadafi y francotiradores estaban inmersos en batallas de última hora en algunos puntos de la ciudad. Los "rebeldes" también informaron de combates en el desierto y choques en la ciudad natal de Kadafi.

En un contexto de incertidumbre y anarquía, los rebeldes dicen haber consolidado su control sobre una gran parte de Libia, apoyados por una implacable campaña de masacre aérea de la OTAN, que incluyó unos 19.000 ataques contra las fuerzas del régimen gobernante.

La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton,advirtió de que las próximas semanas de la batalla por el control de Libia serán "críticas", por lo que ha instado a los rebeldes a "mantenerse firmes" ante la "violencia extrema", según recoge un comunicado del Departamento de Estado.


Los rebeldes libios anunciaron que gobiernan el país desde Trípoli, mientras combatían en una guerra de guerrillas contra comandos civiles y reductos militares leales al fugitivo Muamar el Kadafi, que llamó matar a los "agentes extranjeros" desde su escondite.

"Dos días después de que tomaron control de su cuartel general en Trípoli, las esperanzas de un rápido final de seis meses de guerra seguían siendo frustradas por una feroz acción de retaguardia", señala Reuters.

"Pero mientras las fuerzas leales a Gadafi resisten en la capital, en la ciudad natal del líder y en el desierto, la violencia podría seguir por algún tiempo, poniendo a prueba la capacidad de mantener el orden de quienes ostentan el Gobierno y han sido reconocidos como la autoridad legítima de Libia por varios países del mundo y organismos internacionales", señala el corresponsal de la agencia en Trípoli.

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El presidente de Libia se burló de sus enemigos y las potencias occidentales, instando a sus partidarios a contraatacar en su última arenga emitida desde su bunker oculto.

"Las tribus (...) deben marchar a Trípoli", dijo Kadafi en un mensaje de audio emitido por un canal de televisión leal a su Gobierno. "No les dejen Trípoli a esas ratas, mátenlas, derrótenlas rápidamente", agregó.

"El enemigo es ilusorio, la OTAN se está replegando", gritó, sonando más firme y claro que en un discurso similar difundido el miércoles.

Aunque las potencias invasoras y sus aliados locales creen que Kadafi, de 69 años, sigue en la capital, temen que pueda huir por rutas de escape preparadas hace tiempo, usando túneles y búnkers, para formar una insurgencia.

"La falta de seguridad puede ser uno de los muchos retos que afrontan los nuevos dirigentes libios, mientras tratan de cumplir las expectativas de los jóvenes que se levantaron en armas y tienen diferencias étnicas y tribales que se han exacerbado por la guerra civil", señala Reuterss.

En unas declaraciones desde Italia, el jefe del gobierno rebelde, Mahmud Jibril, dijo que el levantamiento, el más sangriento hasta ahora en la llamada "primavera árabe", podría fracasar si no les llega financiación rápidamente.

"El mayor elemento desestabilizador podría ser el fracaso (...) a la hora de proporcionar los servicios necesarios y pagar los sueldos de la gente que no ha cobrado desde hace meses", afirmó.

Después de un encuentro de altos cargos en Estambul, el "grupo de contacto", aliados de las potencias contra Kadafi llamó a los libios a evitar venganza y la guerra civil.

"Los fuertes combates en Trípoli son una prueba del tipo de derramamiento de sangre que los líderes rebeldes quieren evitar para unir en una democracia a los libios, entre ellos a los hasta ahora simpatizantes de Kadafi", puntualiza Reuters.

El juego no ha terminado, según la OTAN

Los ataques aéreos de la OTAN que abrieron el camino para que los mercenarios libios del eje USA-UE pudiesen ingresar a Trípoli el domingo pasado, fueron impotentes para asegurar el control de la capital libia donde la batalla se seguia disputando calle por calle, casa por casa y en el aeropuerto.

Después de haber realizado un total de 19.000 salidas en los últimos 6 meses y luego de que los rebeldes ingresaron en Trípoli, los aviones de la coalición imperial perdieron su rol protagónico.

Atacar desde el aire un blanco en una ciudad, siempre se complica por el número de víctimas inocentes que pueden llegar a morir generando más costo político para las potencias invasoras.

Algunos especialistas consideran que la caída de Kadafi no es suficiente para alcanzar la paz: sus tropas -altamente leales- podrían seguir dando batalla o podría desatarse una confrontación entre las distintas facciones con intenciones de llegar al poder. Esto podría generar la intervención de una fuerza multinacional.

Los golpistas "rebeldes" apuestan a la traición de los aliados del acorralado líder libio: voceros del Consejo Nacional de Transición (CNT) - el órgano político de la rebelión - ofrecieron una recompensa de US$ 1,7 millones por la cabeza del Kadafi "vivo o muerto".

De acuerdo a lo expresado al diario italiano La Repubblica por el líder del CNT, Mustafá Adbeljalil, "la opinión mayoritaria entre los miembros del Consejo es la de juzgarlo a él y a su banda en Libia".

"El final sólo llegará cuando él sea capturado, muerto o vivo", dijo Mustafa Abdel Jalil, jefe del rebelde Consejo Nacional de Transición (CNT), quien ofreció amnistía a cualquiera de su entorno que lo mate y anunció una recompensa valorada en más de un millón de dólares por su captura.

Sus enemigos suponen que Kadafi aún está en Trípoli o en sus alrededores después de lo que el propio hombre fuerte de Libia describiera como una retirada "táctica" su salida de su complejo Bab al Aziziya antes de que fuera tomado el martes por los rebeldes.

El jefe del Comité Militar de la OTAN, el almirante Giampaolo De Paola, dijo por su parte que "el juego no ha terminado" en Libia, en referencia al papel de la organización en el país africano una vez que el régimen de Muamar Kadafi sea finalmente derrocado.

En este cuadro, y a pesar de los mensajes "tranquilizadores" de la OTAN, el futuro de Libia podría ser altamente volátil.

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Tras la toma de Trípoli y los avances de las fuerzas rebeldes sucedidos en los últimos días, se desataron los primero festejos que parecían preceder una victoria prematura y no consolidada en contra del régimen del líder Muamar Kadafi.

"Todas esas celebraciones de victoria fueron algo prematuras", aseguró el analista militar Eric Rojo en entrevista con la cadena BBC.

Y es que aunque aún está por verse la caída de Kadafi - ya sea su rendición, captura o lo que los especialistas piensan será un contraataque aún con mayor fuerza - , la incógnita se cierne en torno a cuál será el papel de la OTAN en la era post Kadafi.

El organismo internacional afirmó que continuará con la operación militar aérea - autorizada el 29 de marzo por una declaración de la ONU - mientras no se rindan todos los partidarios del Gobierno y por "el tiempo que sea necesario".

Con una serie de facciones presentes en Libia (no todas representadas por el Consejo Nacional de Transición), el proceso post Kadafi podría ser más largo y doloroso que eso, dice Eric Rojo a la BBC.

"Vamos a ver un camino muy largo, a menos que en algún lugar salga un líder extraordinario que pueda unir a los diferentes elementos de la población de Libia", concluye el analista.

Por su parte, el ministro de Defensa de Reino Unido, Liam Fox, afirmó este jueves que la OTAN está proporcionando datos de inteligencia y de misiones de reconocimiento a los mercenarios libios que intentan capturar al presidente Muamar Kadafi y a sus hijos.

El ministro británico dijo que las operaciones de la OTAN continuarán hasta que se eliminen los focos de resistencia de combatientes leales a Kadafi advirtiendo que se podría tardar un tiempo en conseguirlo.

"Anoche, la OTAN, también con los aviones rápidos británicos, reforzó su actividad porque hay focos de resistencia del régimen, que tiene un nivel considerable de pericia militar, aún posee reservas de armas y tiene capacidad de mando y control",subrayó el funcionario británico .

"Su eliminación total podría llevar un tiempo y es probable que haya días frustrantes antes de que el pueblo libio se libere completamente del legado de Kadafi", añadió..

El propio presidente USA, Barack Obama, advirtió el día que los rebeldes ingresaron en Trípoli que no hay que cantar victoria antes de gloria. Si bien nadie duda de que el régimen de Kadafi tiene sus días contados, y la relación de fuerzas se ha inclinado claramente a favor de los rebeldes, la batalla en un terreno urbano nunca es tan fácil de ganar .

Tras la experiencia en Irak y en Afganistán, hoy nadie se atreve realmente a decretar "misión cumplida", Obama se negó desde un principio a enviar soldados a Libia.