Traducido por el equipo de SOTT.net

Los astrónomos han avistado estelas nunca antes vistas parecidas a meteoritos que parecen llover sobre la superficie del sol, pero deberías pensártelo dos veces antes de intentar atrapar estas estrellas fugaces.
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© ESA/Solar Orbiter EUI/HRI/Patrick AntolinEl Solar Orbiter de la Agencia Espacial Europea observa una sección parcial del Sol con espectaculares destellos similares a los de los meteoritos.
"Si los humanos fuéramos seres extraterrestres capaces de vivir en la superficie del Sol, nos veríamos constantemente recompensados con asombrosas vistas de estrellas fugaces, ¡pero tendríamos que tener cuidado con nuestras cabezas!", afirmó en un comunicado Patrick Antolin, físico solar de la Universidad Northumbria de Londres y autor principal del descubrimiento.

Estas estrellas fugaces solares son muy diferentes de las estrellas fugaces que aparecen sobre la Tierra, que son fragmentos de polvo espacial, rocas o pequeños asteroides que entran en la atmósfera a gran velocidad y se queman, creando estelas de luz. Las estrellas fugaces solares son gigantescos cúmulos de plasma que caen sobre la superficie de la estrella a velocidades increíbles.

En la Tierra, la mayoría de los meteoritos no llegan a la superficie debido a la espesa atmósfera de nuestro planeta, pero la atmósfera del Sol -la corona- es mucho más fina, por lo que estos cúmulos no son completamente eliminados al caer. Así, las estrellas fugaces solares podrían llegar intactas a la superficie de nuestra estrella.

Esta observación, realizada con la nave espacial Solar Orbiter de la Agencia Espacial Europea, constituye la primera vez que se detectan estos impactos. Los hallazgos han revelado que este proceso puede crear brillos breves pero intensos y tanto una oleada ascendente de material estelar como ondas de choque que recalientan el gas de la corona por encima de los impactos.

Los científicos creen que este descubrimiento podría ayudar a resolver el misterio de por qué la corona, la parte más externa de la atmósfera solar, es mucho más caliente que las capas del Sol situadas por debajo, a pesar de que los modelos solares predicen que el Sol debería calentarse más cerca de su núcleo.


Comentario: Algunos investigadores proponen que la energía que alimenta el Sol procede del exterior: Por qué la atmósfera solar es cientos de veces más caliente que su superficie


Las estrellas fugaces solares fueron descubiertas por el Solar Orbiter mientras observaba espectaculares fuegos artificiales de plasma llamados lluvia coronal, formados por gas con temperaturas de más de 2 millones de grados Fahrenheit.

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© Patrick Antolin. Background image: ESA/Solar Orbiter EUI/HRIDiagrama con líneas rojas que muestran la trayectoria de la lluvia solar a medida que cae hacia la superficie del Sol, con la Tierra a escala.
Chisporroteando en la lluvia

En lugar de estar compuestas de agua, las lluvias coronales se forman cuando los descensos localizados de temperatura hacen que el plasma solar se agrupe en grumos superdensos. Estos grumos, que alcanzan tamaños de hasta 250 kilómetros (155 millas) de ancho, caen sobre la superficie mucho más fría del Sol, la fotosfera, en forma de lluvia ardiente a velocidades de hasta 100.000 kilómetros por segundo (220.000 millas por hora).

Solar Orbiter detectó estas lluvias coronales cuando pasó a una distancia de tan sólo 49 millones de kilómetros del Sol, es decir, más cerca que la órbita de Mercurio, el planeta más interior del Sistema Solar. La sonda, equipada con cámaras de alta resolución y un conjunto de sensibles instrumentos de teledetección, vio que había gas calentándose a cerca de un millón de grados y comprimiéndose bajo estas lluvias coronales. El fenómeno duró sólo unos minutos y fue el resultado de la caída de los cúmulos.

En la Tierra, las colas brillantes que se crean cuando la fricción de la atmósfera calienta el material de un meteorito son características de las estrellas fugaces. Este calentamiento por fricción convierte la materia sólida directamente en gas en un proceso denominado ablación. La ablación también se produce cuando los cometas que orbitan alrededor del Sol se acercan demasiado a nuestra estrella, pero no ocurre con estas estrellas fugaces solares.

Ello se debe a los potentes campos magnéticos de la corona, que canalizan el gas desprendido de estos cúmulos que caen e impiden así la formación de colas brillantes, algo que ha dificultado las observaciones de meteoros solares hasta ahora.

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© Patrick Antolin/ESA/Solar Orbiter EUI/HRIUn diagrama muestra la trayectoria de un cúmulo de lluvia solar a medida que cae hacia la superficie del Sol.
"La corona solar interior es tan caliente que quizá nunca podamos sondearla in situ con una nave espacial", explica Antolín. "Sin embargo, Solar Orbiter orbita lo suficientemente cerca del sol como para poder detectar fenómenos a pequeña escala que ocurren dentro de la corona, como el efecto de la lluvia en la corona, lo que nos permite una preciosa exploración indirecta del entorno coronal que es crucial para comprender su composición y termodinámica."

La investigación del equipo será presentada esta semana en el Encuentro Nacional de Astronomía (NAM 2023) por Antolin. La investigación también se publicará en un próximo número especial de la revista Astronomy & Astrophysics.