Una crisis económica no es un fenómeno motivado por la marcha de los acontecimientos, sino artificialmente causado por los bancos de Wall Street, por ejemplo por Goldman Sachs, para sacar beneficios.
Lo que es una tragedia para unos, para otros es un modo de ganar más dinero. En cuanto a los grandes desplomes financieros los jugadores en las bolsas no lo disimulan.
"Soñé de este momento durante tres años. Puedo confesarme: cada noche voy a dormir soñando con otra recesión", dijo el comerciante independiente Alessio Rastani.
Aquellos que disimulan la información real son los medios, para quienes estas palabras francas produjeron un efecto de una bomba.
"Los gobiernos no dirigen el mundo. Goldman Sachs dirige el mundo", declaró el comerciante.
En vez de reflexionar sobre esta confesión, las cadenas empezaron a tratar a su autor como un "loco", quien se equivoca sobre el rol de uno de los bancos más grandes que generaron la crisis financiera del 2008. Y todo esto a pesar de los testimonios de sus mismos empleados, quienes aseguran que la industria bancaria echó raíces en el gobierno desde hace años.
"Wall Street ha manipulado a Washington desde el principio. Es uno de los mayores contribuyentes de las campañas electorales y para ambos partidos", indicó Nomi Prins, ex directora general de Goldman Sachs.
Tras llegar a la sala donde se toman decisiones, los bancos han extendido su poder en la sociedad hasta las cosas más simples.
"Cuánto pagan por el gas, cuánto pagan por la electricidad, por la hipoteca, los impuestos y qué parte de sus impuestos va al servicio de deudas", resumió el periodista Matt Taibbi.
Y todo lo que parece habitual y cotidiano tiene un trasfondo más profundo. "Aquellos que persiguen los intereses especiales en Wall Street, en la industria de seguros, son las personas que escriben leyes que pasa Obama. Lo mantienen en el poder, financian su campaña, pero las leyes están escritas para beneficio de ellos", dijo Peter Schiff presidente de Euro Pacific Capital.
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