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Pablo Olías es sevillano. Y arquitecto. Y joven. Y soñador. Un chico normal, podríamos decir. Hasta que decidió dejar de serlo. Porque la historia de Pablo no es muy común, sino todo lo contrario.
Ésta es la historia de un arquitecto que decidió darle la vuelta a su vida. Decidió que no quería seguir, que esta manera de ver las cosas no le convencía. Ver proyectos, firmar acuerdos, subir, bajar, trabajar, trabajar y trabajar... no le estaba haciendo feliz.
Hasta que llega el día en el que piensa, ¿por qué seguir así? Un punto tan simple y a la vez tan fundamental, valga la antítesis; que, quizás, todos deberíamos plantearnos de vez en cuando. ¿Tiene sentido continuar?
Y ahora que tenía claro lo que no hacer, ¿qué hacer? ¿A dónde ir?
"Se trata de un sueño que he ido mascando desde hace ya muchos años", nos dice Pablo. "Eso sí, para de veras lanzarte y pasar de los sueños a la acción, hace falta un empujoncito. Si no, uno se puede pasar soñando toda la vida."
Pero, ¿cuál era su sueño? ¡Las marionetas!