Estoy seguro que varios de ustedes han escuchado sobre el cierre de
Lavabit por negarse a cooperar con el plan de exponer las comunicaciones de sus clientes con el Gobierno. Fue una respuesta muy loable y, ciertamente, hubo mucha celebración. Luego todos se fueron a casa y siguieron con sus vidas.
Más tarde, en respuesta a lo que había ocurrido con Lavabit, Groklaw (y separadamente, SilentCircle), anunció que cerraba, en base a lo sucedido con Lavabit. Las respuestas variaron desde un asombro desconcertante a insinuaciones de que se trató de una maniobra publicitaria. ¿De qué manera esa publicidad beneficiaría a una empresa que acaba de cerrar? No lo sé. Así es Internet. Sospecho que el escaso apoyo y la negatividad surgieron por el hecho de que la mayoría de las personas nunca habían escuchado sobre Groklaw antes del anuncio.
Entonces, ¿qué era Groklaw? Groklaw arrancó en el 2003 como un blog que informaba y debatía sobre cuestiones legales relacionadas al software. Se concentraba principalmente en el software libre y de fuente abierta, y también sobre temas relacionados a patentes de software, DMCA, RIAA y, como consecuencia natural, se elaboraban informes sobre software comercial y empresas relacionadas.
Entonces, ¿cómo es que Groklaw y Lavabit llegan a ser mencionadas en la misma oración?
Es muy simple. Piensa en las comunicaciones de las personas como si fueran caramelos, y el software como la máquina expendedora de caramelos. El Gobierno posee una llave con la que prácticamente puede acceder a todas las máquinas de caramelos del mundo, y puede atracarse interminablemente de sus ilícitas ganancias. En el mundo real, ese sería el sueño de todo niño de 8 años. Pero, muy similarmente a la realidad de un niño de 8 años, las máquinas de caramelos se actualizan constantemente y cada vez son más seguras. Entonces el Gobierno, a diferencia del niño de 8 años, se las arregló para tener para siempre la llave de cada nueva máquina que sale al mercado.