Cuando Barack Obama llegue a Cisjordania el jueves en su primera visita oficial en el cargo a los territorios palestinos, no se encontrará las ilusionadas multitudes que le han acompañado en tantos viajes a lo largo del globo en visitas oficiales pasadas. © DesconocidoEl nobel de la paz de visita por medio oriente. Desepción y dolor lo esperan en su breve paso por Palestina.
Entre los palestinos hay una mezcla de decepción y resentimiento contra el presidente norteamericano, por lo que consideran oportunidades perdidas para hacer avanzar el proceso negociador y por lo que tachan de
oneroso silencio frente a la expansión de asentamientos de colonos judíos en un territorio que la comunidad internacional considera que pertenece a los palestinos.
"Obama, persona non grata", se leía ayer, en Ramala, en un cartel de una de las manifestaciones convocadas en los pasados días para protestar contra la visita del presidente a Cisjordania. Entre los concentrados, unos dos centenares, había algunos que agitaban zapatos al aire, mostrando sus suelas, una muestra de desprecio en el mundo árabe. Una de las imágenes más reproducidas en esa marcha mostraba a Obama vestido con un uniforme de las Fuerzas de Defensa de Israel, frente a un tanque, con una variación de su lema electoral de 2008: "
No hope" ("Sin esperanza").
Cisjordania ha visto todo tipo de muestras de desprecio a Obama en los pasados días. En Belén, el lunes, una multitud prendió fuego a dos retratos del presidente, en señal de aviso de que no es bienvenido en la ciudad. El presidente llega este miércoles a Israel. Viajará por unas horas a Ramala el jueves, donde se encontrará con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas. Acudirá a Belén el viernes, para visitar la Iglesia de la Natividad. El Servicio Secreto de EE UU controlará la seguridad en ambos sitios, con el apoyo de 3.000 agentes de las fuerzas de seguridad palestinas.