Fuego en el Cielo
Normalmente las auroras boreales no se ven en latitudes tan bajas pero está vez la intensidad de la tormenta solar generó auroras que se pudieron observar con claridad en casi todo el Reino Unido. Las mejores imágenes de este fenómeno nos han llegado de Noruega y Laponia en localidades que se encuentran por encima del Círculo Polar es donde se han visto con más claridad.
De acuerdo con la Sociedad Internacional de Meteoritos y Ciencia Planetaria, que agrupa a 950 científicos, hay registros de que 55 meteoritos provenientes de Marte han caído a nuestro planeta, de los que cinco han sido observados en su ingreso.
El de mayor tamaño hasta ahora, siete kilos de material rocoso, es Tissint, y fue observado a las 2 de la mañana del 18 de julio de 2011 como una brillante bola de fuego sobre el valle de Oued Draa, al este de la región de Tata en Marruecos; la luz que emitió al traspasar la atmósfera era de color amarillo que derivó en un color verdoso que iluminó toda el área antes de parecer que se dividía en dos y se escucharan un par de explosiones.
Este lunes, el Sol presentó la erupción más grande desde 2005, y se espera que la actividad continúe hasta mediados de la semana.
De acuerdo con el Centro de Predicción de Meteorología Espacial de la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera (NOAA), la erupción solar ocurrió aproximadamente el domingo 21 a las 23:00 horas (04:00 Hora UTC).
"La tormenta de radiación que comenzó esta madrugada ha seguido aumentando muy lentamente a lo largo de la jornada", publicó la NOAA en su cuenta de Facebook.
La sonda de la NASA y los científicos del Observatorio de Dinámica Solar de la NASA (SDO), captaron una roca espacial, más grande que un portaaviones, la cual se desintegra tras pasar demasiado cerca del Sol a una velocidad en torno a los 643 kilómetros por segundo
Dean Pesnell, del Centro Goddard de Vuelo Espacial en Greenbelt explicó que los cometas son generalmente demasiado débiles para ser vistos en el resplandor de la luz del Sol, pero que este cometa "ultra brillante" -del que se captaron las imágenes- de un grupo conocido como Kreutz, ha anulado todas las nociones preconcebidas.
Una gran bola de fuego que se fragmentó en tres trozos. Así describe el observatorio astronómico Ramón María Aller de la Universidade de Santiago el bólido que, sobre las 22.00 horas del 17 de agosto del año pasado, y en pleno crepúsculo vespertino, atravesó el cielo de Galicia y fue visto por muchas personas.
Condiciones meteorológicas desfavorables en la mayoría de las regiones donde se encuentran las estaciones de observación de meteoros no permitieron grabar ningún vídeo ni imagen de esta bola de fuego. Pero en Galicia el tiempo era bueno, por lo que sí hubo muchos testigos visuales.

Imagen del desierto de Mauritania, en donde científicos de varias instituciones españolas analizan más de 300 kilos de muestras de grandes cráteres para determinar si proceden del impacto de un colosal meteorito hace unos 20.000 años lo que, si se comprueba, haría reescribir la historia geológica del noroeste de África.
En este proyecto participan además científicos del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife e investigadores del Centro de Astrobiología del INTA-Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de las universidades Complutense y Autónoma de Madrid, de Valladolid y de La Laguna, que han viajado en varias ocasiones a Mauritania para estudiar los cráteres de Tenoumer, Aouelloul y Richat.
Este último es el llamado "Ojo de África" porque con sus casi 50 kilómetros de diámetro es visible desde los satélites espaciales y su centro está perfectamente alineado con el cráter de Tenoumer, a unos 220 kilómetros al noreste del Richat, de unos dos kilómetros de diámetro y equiparable en su morfología a un cráter de la Luna o Marte.
Estos dos cráteres están a su vez alineados con un tercero, el Temimichat, a unos 390 kilómetros al noreste del Richat, y que los investigadores aún no han estudiado.
García-Talavera, que ha sido profesor de Geología y Paleontología en la Universidad de La Laguna durante veinte años, señala que este proyecto "apasionante" necesita más expediciones y dataciones pero los primeros resultados de los análisis de las muestras apuntan a que estos enormes cráteres fueron causados por el impacto de un asteroide.

Tormenta solar, con sus diferentes colores en la aurora boreal, en una noche de nieve en Finlandia.
Una llamarada solar de mediana intensidad que al final de este miércoles impactaría al planeta Venus, llegará este jueves a la Tierra, según cálculos del Laboratorio de Clima Espacial Goddard, de la Nasa.
Así lo asegura un reporte de la agencia Prensa Latina, según la cual los investigadores del laboratorio consideran que no habrá mayores consecuencias en el planeta vecino cercano, ni tampoco en la superficie de la Tierra, donde chocará con su campo magnético y se desviará hacia los polos.
De acuerdo con el informe, para este jueves en la superficie terrestre se espera que se produzca una mayor actividad geomagnética y que se observen auroras boreales (fenómeno en forma de brillo o luminiscencia que aparece en el cielo nocturno) alrededor del círculo polar ártico.

Hay registros de que 55 meteoritos de Marte han caído a la Tierra, su estudio ayuda a investigar la superficie de ese planeta.
El meteorito nombrado Tissint es el mayor que ha caído en la Tierra proveniente de Marte hasta ahora.
Los meteoritos son una mezcla de rocas y metal que suelen desprenderse de los diversos cuerpos del Sistema Solar y tras viajar por el espacio caen en la Tierra o cualquier otro cuerpo celeste.
La mayor parte de las veces la caída de estos objetos pasa inadvertida y son encontrados mucho tiempo después; para confirmar que provienen del espacio deben ser sometidos a pruebas.

Una bola de fuego similar a la de esta foto fue observada esta noche sobre Puerto Rico.
El avistamiento de lo que la gente describe como una bola de fuego es en realidad un bólido, que es un tipo de meteoro que se ve por varios segundos y que deja una estela a su paso al desprenderse pedazos del mismo mientras se desintegra.
Cuando la nave espacial Dawn (Amanecer, en español) de la NASA, entró en órbita alrededor del asteroide gigante Vesta, en el mes de julio, los científicos esperaban, con certeza, que la sonda revelara cosas sorprendentes. Pero nadie esperaba que una montaña de 21 kilómetros (13 millas) de alto, dos veces y media más alta que el Monte Everest, fuese una de ellas.
La existencia de esta imponente cima podría resolver un antiguo misterio: ¿Cómo es que tantos pedazos de Vesta terminaron aquí en nuestro planeta?
Desde hace muchos años, los investigadores han estado recolectando meteoritos de "sitios de impacto" alrededor del mundo. Las huellas dactilares químicas de las rocas establecen con certeza que provinieron del asteroide gigante. La Tierra ha sido golpeada por muchos fragmentos de Vesta, al punto que se han observado incluso bolas de fuego causadas por meteoroides al atravesar nuestra atmósfera. Ejemplos recientes incluyen un impacto cerca de la aldea africana de Bilanga Yanga, en octubre de 1999, y otro en las afueras de Millbillillie, Australia, en octubre de 1960.
"Esos meteoritos podrían ser pedazos de la cuenca que fue excavada cuando la montaña gigante de Vesta se formó", dice Chris Russell, quien es el investigador principal de la misión Dawn, de la Universidad de California en Los Ángeles.