Venezuela inició este lunes la implementación de un sistema biométrico o de "captahuellas" en las tiendas para combatir la reventa de productos, una medida puesta en marcha por el Gobierno para intentar resolver los problemas de escasez del país.El ministro de Alimentación, Yván Bello, informó a través de su cuenta en Twitter que a partir de hoy se instalarán 20.000 "captahuellas" en la red de supermercados estatales y en siete grandes cadenas privadas dentro de un plan para combatir el desabastecimiento y al que el Ejecutivo ha denominado plan de Abastecimiento Seguro.
El sistema biométrico controlará las ventas de 23 productos prioritarios: harina, arroz, leche, azúcar, papel higiénico, café, margarina, aceite, pollo, carne, champú jabón de tocador y detergente, entre otros.
El bajo precio de los productos básicos subvencionados -principalmente alimentos, medicinas y productos de higiene- provoca que algunas personas se dediquen a comprar grandes cantidades de un producto para luego revenderlo de forma ilegal a un precio mucho mayor.
Además,
los precios subvencionados también han alentado el contrabando de numerosos productos, principalmente hacia Colombia, donde se venden mucho más caros. Según las autoridades venezolanas, el contrabando afecta al 40 por ciento de los productos destinados al consumo interno.
El superintendente de Precios Justos, Andrés Eloy Méndez, indicó en los últimos días que el sistema biométrico regulará principalmente la frecuencia de compra de productos y no permitirá compras excesivas de alimentos, más allá de las necesidades normales de una familia.
Méndez dijo que quienes compren un producto cuyo precio no esté controlado no deberán colocar su huella dactilar en el "captahuellas" en el momento de pagar.
Asimismo, confió en que la instalación de estos aparatos permita eliminar las colas y acabar con la reventa de productos.
Comentario: Al parecer, el problema de los abusos sexuales a las mujeres en el ejército es un problema bastante grande y muy difícil de erradicar, ya que, por lo general, en esas instituciones, la "lealtad al comandante y al cuartel" que se exige, además de la impunidad de los que ocupan cargos más altos, hace que sea muy difícil que quienes están en cargos inferiores denuncien y hagan valer sus derechos.
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