Traducido al castellano por Casiopea Altisench para
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Si creemos que los bancos privados sólo están esperando que los reguladores públicos se quiten de en medio, nos equivocaremos gravemente en el diseño de nuestras políticas económicas.
Los bancos tendrán probablemente demasiado dinero líquido hacia 2019 por culpa de las reglas de Basilea III para la banca global: eso sostuvo el ejecutivo en jefe de la UBS AG [la Unión Bancaria Suiza S.A.] Oswald Grübel el pasado martes. "En los próximos 10 años, a finales de 2019, tendremos bancos sobrecapitalizados, con exceso de liquidez", dijo ante una audiencia compuesta de hombres de negocios en una convención. "Sin embargo, eso significa también que no habrá demasiado crecimiento". El señor Grübel reflexionaba sobre los cambios en el equilibrio global de poder y en las posibles consecuencias de esos cambios. El alto dirigente financiero dijo que la banca de inversión podría terminar desplazándose a EEUU y a Asia, si el Reino Unido y Suiza siguen exigiendo fondos de capital propio cada vez mayores. Pero el principio económico básico sigue siendo el mismo: "el poder va adonde está el dinero", dijo.
Todo eso se condice estupendamente con la falacia, según la cual los bancos son básicamente solventes y serían capaces de aumentar el crédito, si todos esos malditos reguladores públicos se quitaran de en medio. Como bien ha argüido James Galbraith, toda esta gente cree que el problema de la banca se reduce al de alguna que otra cañería obstruida. Un poco de disolvente en forma de ayudas y garantías públicas bastaría para reflotar el crédito. El grueso de los grandes bancos no serían insolventes, se dice, sino que tendrían más bien un problema temporal de liquidez generado por el mal funcionamiento de los mercados financieros. Con el tiempo, los mecanismos de mercado restaurarán el verdadero valor, harto más alto, de los activos "heredados". Y una vez que los bancos recobren la salud, la economía se recuperará.