Traducido por el equipo de Sott.netTodos los regímenes autoritarios del siglo pasado han seguido un patrón de acontecimientos generalmente predecible. Casi todos los gobiernos totalitarios se han inspirado en las ideologías de la izquierda política. Es decir, un gobierno cada vez más grande, el control socialista de los recursos, la fusión de la burocracia y las entidades corporativas, las demandas de "justicia social", la propaganda colectivista, el abandono del mérito individual en aras del Estado y del "bien mayor", el marxismo no sólo desde un punto de vista económico sino también cultural y, por último, la adopción del futurismo.
El futurismo es, en mi opinión, la clave de todo autoritarismo moderno. Es una filosofía que ha estado presente en el nacimiento de casi todos los grandes gobiernos despóticos de la memoria reciente y es la raíz de la ideología izquierdista actual. Los futuristas sostienen que la historia es, en su mayor parte, peso muerto. Creen que toda noción de herencia, las lecciones del pasado, los ideales y principios de nuestros antepasados son irrelevantes.
Los futuristas piensan que nada es sagrado y que todas las ideas nuevas son superiores a las viejas.
Por tanto, afirman, cualquier sociedad que se aferre (o conserve) las viejas costumbres debe ser desmantelada porque está frenando el progreso de la humanidad. En otras palabras, cualquiera que promueva o defienda las normas tradicionales debe ser silenciado en nombre del "progreso".
Comentario: Imaginemos la tiranía que se necesita para encubrir una mentira que el Estado mismo tiene que ser movilizado para detener a dos ciudadanas por realizar una investigación con resultados supuestamente falsos.