Hace unos días, me encontré con una charla dada por el Doctor Gabor Maté* llamada What Promotes Positive Health (Qué promueve la salud positiva) y, dado que nuestros tiempos se caracterizan por una alienación colectiva generalizada que nos enferma a todos y nos lleva a la autodestrucción, pensé que el tema de su presentación realmente merecía ser resaltado.

gabor maté
© Desconocido
Como bien sugiere el título, la pregunta es cómo promover una verdadera salud positiva teniendo en cuenta la naturaleza humana y su inextricable relación con el entorno; pero el Dr. Maté va más allá, al preguntarse cómo es que el mundo configura la manera en la que vemos el mundo, de modo a que sepamos cómo podemos caminar hacia otro mundo que favorezca la salud y el desarrollo humano.
"Ahora bien, pensamos en la medicina como una ciencia, como una práctica científica, pero ésta es tan ideológica como cualquier otra cosa. Lo que pasa por ciencia en nuestra cultura es una combinación de datos científicos pero interpretados a través de una lente ideológica, así que nunca debemos pensar en ella como ciencia pura. Desafortunadamente, ésta no es una lente ideológica consciente, así que quienes practican la medicina no están al tanto de que tienen una ideología. Ellos no eligen esa ideología, simplemente crecen con ella, son entrenados en ella, y piensan que están observando el mundo objetivamente. Pero como Buda señaló hace 2500 años atrás: "Creamos el mundo con nuestras mentes", por lo tanto el tipo de perspectiva que tenemos dará forma a lo que vemos, y eso es totalmente cierto también para ciencia.

Entonces, lo que estoy interesado en señalar aquí es: antes de crear al mundo con nuestras mentes, ¿cómo el mundo crea nuestra mente? ¿con qué tipo de mentes estamos observando al mundo?

Gabor Maté explica que la perspectiva médica de hoy en día separa la mente del cuerpo y separa al individuo de su entorno.

Por un lado, vemos una práctica médica que consiste en suprimir los síntomas y que no busca encontrar las causas de las enfermedades. Vemos constantemente que la medicina de hoy consiste más bien en saber qué drogas dar al paciente, siendo que gran parte de estas drogas realmente no curan las enfermedades para las cuales son prescritas y normalmente tienden a causar mayores problemas, para los cuales se necesitan otras drogas que, a su vez, causan más problemas... y así sucesivamente. Según esta perspectiva, las enfermedades son causadas por factores genéticos, o bien, elecciones individuales de cada quien, es decir, alimentación, estilo de vida, etc. Y, si bien estos factores sí desempeñan un papel importante en el desarrollo de enfermedades, Gabor Maté enfatiza que las emociones y la sociedad también tienen un rol muy importante que normalmente no es considerado.
"Ellos observan las manifestaciones superficiales pero no prestan atención a las causas porque hacerlo implicaría tener una visión más amplia y holística"
¿Y qué sería "una visión más amplia y holística"? El Dr. Maté habla de la mirada bio-psico-socio-espiritual, afirmando que esa es la naturaleza del ser humano y, por ende, cualquiera que esté buscando promover la salud humana, debe tener en cuenta esos tres ámbitos, es decir, los factores biológicos, los psicológicos y los sociales.

bio_psico_socio_espiritual
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Parte de nuestra estructura psicológica se forma genéticamente (biológicamente) por lo que tenemos cierto "temperamento" que heredamos de nuestras familias; por otro lado, también existen factores biológicos que pueden afectar nuestro desarrollo psicológico, como es el caso de una alimentación baja en nutrientes necesarios (grasas y proteínas animales) que llevan a deficiencias que se traducen también en problemas cognitivos y de humor. Como un ejemplo, la falta de vitamina B12 (solamente encontrada en productos de origen animal) puede llevar a mayor irritabilidad, problemas de humor, menor tolerancia al estrés y algunos problemas cognitivos (entre muchos otros problemas de salud). La falta de grasas saludables (es decir, saturadas y con bastante colesterol) necesariamente lleva a una deficiencia de lo que más nutre a nuestro sistema nervioso central y, por ende, nos hace más propensos a todo tipo de desequilibrios en el "gran director" de nuestro organismo. Por otra parte, una alimentación basada en cereales y azúcares, daña el intestino (y sus habitantes), nuestro "segundo cerebro"; y varios profesionales de la salud han demostrado la asociación del daño intestinal no solamente con las enfermedades modernas como las llamadas autoinmunes, sino también con condiciones psicológicas como la depresión y el autismo, así como psiquiátricas, como es el caso de la esquizofrenia.

Pero el Dr. Gabor Maté se concentra en los factores psicológicos y sociales que afectan nuestra salud. Un ejemplo de factores sociales y biológicos combinados, serían la contaminación ambiental, la violencia y la desnutrición causada por la pobreza, muy comunes en nuestro mundo hoy en día. Aquí también estaría el efecto del estatus social en nuestra salud, que, como explica, incluso en situaciones en las que el salario de las personas tiene muy poca diferencia, a menor estatus social, existe más riesgo de enfermedades cardiovasculares y esta variable puede ser más importante como determinante de un mayor riesgo de las mismas que el colesterol (algo que no debería sorprender a los lectores regulares de SOTT). Encontramos además algo similar en el trabajo de Robert Sapolsky, quien estudió, principalmente la relación entre el estrés y las enfermedades, pero también, el efecto de las jerarquías sociales y la organización social en los niveles de estrés y el desarrollo de enfermedades. La National Geographic realizó un documental sintetizando sus descubrimientos y el de otros científicos: El estrés, retrato de un asesino:
En esta película reveladora, los descubrimientos se producen en una extraordinaria variedad de lugares, desde las tropas de babuinos en las llanuras del este de África, a los cubos de oficinas de los burócratas del gobierno en Londres, a los laboratorios de neurociencia de las universidades de investigación más importantes del país. La investigación innovadora revela sorprendentes datos sobre el impacto del estrés en nuestro cuerpo: cómo puede reducir el tamaño de nuestro cerebro, agregar grasa en nuestros vientres e incluso desenmarañar nuestros cromosomas. La comprensión de cómo funciona el estrés puede ayudarnos a descubrir maneras de combatirlo y mitigar los impactos negativos sobre nuestra salud.

Durante más de tres décadas, Robert Sapolsky ha estado trabajando para avanzar en nuestra comprensión del estrés - en particular, cómo nuestra posición social (nuestro lugar en varias jerarquías) nos puede hacer más o menos susceptibles a los efectos dañinos del estrés. A lo largo de la película, él teje la dura realidad de los efectos del estrés crónico con sus observaciones irónicas sobre la vida del siglo XXI.
Lo interesante de esta película es lo que le sucedió a la comunidad de babuinos cuando todos los individuos dominantes comieron un alimento contaminado con tuberculosis y murieron. De repente, la sociedad cambió de una sociedad jerárquica, donde la violencia era perpetrada desde arriba hacia abajo y los rangos inferiores sufrían de estrés y problemas de corazón, a una sociedad en la que la afiliación social y la cooperación prevalecían, y ya nadie en ella tenía que sufrir de estrés.

Imagínense cómo nosotros los seres humanos podemos transformar nuestra sociedad si nuestros babuinos dominantes ya no están por encima de nosotros. Lamentablemente, esta opción es bastante poco probable en un corto plazo, por lo que se hace aún más importante que nos hagamos esta pregunta de la charla de Maté.

Otro aspecto que menciona el doctor es el factor de nuestro entorno familiar y cómo éste nos afecta desde que nacemos hasta la vida adulta. Maté da como ejemplo el hecho de que, incluso en ciudades muy contaminadas donde todos son más propensos a sufrir de asma, son los niños con padres estresados quienes tienen más probabilidades de padecer la enfermedad y resalta que, curiosamente, el tratamiento de la condición se hace a partir de hormonas de estrés. Sin embargo, la comunidad médica no se pregunta si el asma tendrá algo que ver con el estrés, mostrando una vez más la ceguera crónica que padecen la medicina y a la ciencia en general.

El estrés es una respuesta natural necesaria que desarrollamos para poder enfrentar los peligros y las amenazas del entorno. Sin embargo, hoy en día, no solamente sufrimos de estrés derivado de conflictos personales o situaciones sociales difíciles; los tóxicos en el ambiente o en la comida también son percibidos por el cuerpo como agresiones o amenazas y por lo tanto también activan la respuesta. Así es que los factores estresantes en el mundo que nos rodea alcanzan niveles desorbitantes y estamos expuestos a ellos de manera cotidiana, lo que produce una inflamación crónica que nos hace más propensos a las enfermedades. Tan solo escriba "estrés" en nuestro buscador y podrá leer acerca de la importancia del mismo en la salud humana y su rol en las enfermedades modernas.

Cuando estamos estresados y aislados nos bañamos en nuestras hormonas de estrés durante semanas, haciendo que todo nuestro sistema inmune y endocrino se vea fuera de equilibrio, que nuestros intestinos se contraigan y no funcionen bien y que nuestra digestión sea pobre. No es sorpresa que las enfermedades se desarrollen más fácilmente en semejantes condiciones. Sin embargo, si alguien nos da una mano, una palabra de apoyo o simplemente nos ofrece su compañía, inmediatamente nos relajamos, podemos respirar mejor y pensar mejor. Esto se explicado muy bien con la Teoría Polivagal de Stephen Porges. Como la sintetiza la Dra. Gabriela Segura:
El concepto 'polivagal' surgió de las investigaciones realizadas por el Dr. Stephen Porges, quien demuestra que el sistema vagal se divide en dos: el sistema vagal sabio y el sistema vagal primitivo.

Si sentimos que estamos en un ambiente seguro, actuaremos de forma amigable y relajada gracias a nuestro sistema vagal más evolucionado y sabio. Si, por el contrario, nuestros cuerpos perciben peligro en nuestro entorno, o si tenemos que lidiar con éste de manera más activa, la actividad de este sistema vagal sabio se reduce con el fin de constatar si tenemos que correr por nuestras vidas (por así decirlo), o simplemente para permitirnos estar más a la defensiva cuando es necesario. Los factores desencadenantes de las emociones negativas también dan lugar a una retirada del tono vagal sabio para promover la lucha o la huida. Por el contrario, un estado emocional placentero se traduciría en un aumento de la actividad del sistema vago sabio. Cuando corremos y defendemos nuestra vida, estamos utilizando nuestro sistema simpático de respuesta al estrés. Si el estrés es tal que no podemos escapar (o "estamos atrapados") o si estamos demasiado estresados y nuestra respuesta del sistema simpático al estrés es incapaz de cumplir eficazmente la tarea de protegernos, otro sistema entrará en funcionamiento: el sistema vagal primitivo, que hace que nos paralicemos de miedo o nos desmayemos. Es en realidad una estrategia de inmovilización. En este caso, podemos desmayarnos o sentir nauseas. El latido del corazón y la frecuencia respiratoria se ralentiza.

En otras palabras, el sistema vagal primitivo es la respuesta de último recurso a un estímulo percibido como estresante, cuando todos las respuestas autonómicas anteriores (la del sistema vagal sabio del parasimpático o la del sistema simpático) no han logrado resolver el problema.

Una respuesta exagerada del sistema vagal primitivo puede ser letal (por ejemplo, debido a la carencia de oxígeno y al bloqueo de las funciones vitales), mientras que una respuesta del sistema vagal sabio es beneficiosa.

[...]

Síntesis del sistema polivagal

A medida que evolucionamos, desarrollamos circuitos capaces de satisfacer las expresiones emocionales y las necesidades que nos hacen humanos. Pero con fines de protección, las estrategias de respuesta de los circuitos autónomos están organizadas y responden a desafíos en el entorno de una manera jerárquica. Los circuitos neuronales más nuevos en la escala evolutiva inhiben circuitos neuronales más antiguos en la escala evolutiva, y cuando los circuitos más evolucionados no cumplen con la función de protegernos del estrés en el entorno, los circuitos más primitivos aumentan su actividad.

Cada una de las tres principales estrategias de comportamiento tiene un circuito distinto que afecta el sistema nervioso autónomo:

1) La inmovilización (Sistema vagal primitivo)
2) La movilización (Sistema nervioso simpático)
3) La comunicación o la interacción social (Sistema vagal sabio)

La estrategia de inmovilización equivale a la acción de fingir la muerte ("hacerse el muerto"), un mecanismo de defensa en los animales primitivos. Es el componente más primitivo y depende de la rama más antigua del nervio vago.

La movilización está relacionada con la lucha o las respuestas de huida, y depende del sistema nervioso simpático, que a su vez aumenta el metabolismo y el ritmo cardiaco.

La comunicación o la interacción social se refiere a la expresión facial realizada durante la vocalización o la escucha. Depende del vago más evolucionado que tiene una vaina de mielina (grasa) a su alrededor, es decir que es mielinizado. El nervio vago mielinizado ("sabio") promueve la calma y el bienestar mediante la inhibición de la influencia del sistema nervioso simpático en el corazón.

Piense en estas reacciones del sistema nervioso autónomo como subsistemas autonómicos que tienen un comportamiento relacionado ya sea con la comunicación social (la expresión facial, la vocalización, la escucha), la movilización (lucha o comportamientos de huida), o la inmovilización (simulación de muerte, el síncope vasovagal, y el cese de toda acción). Estos subsistemas se activan de acuerdo a cómo el estrés afecta nuestro cuerpo.

El sistema de comunicación social requiere del vago mielinizado, cuya función es promover los comportamientos relacionados con un estado de calma mediante la inhibición de las influencias simpáticas en el corazón y mediante la amortiguación del eje hipotálamo-hipofisario-adrenal (HHA).

Éiriú Eolas: Expansión del conocimiento
Es decir que cosas como la interacción social, la expresión de nuestras emociones, el canto y la respiración profunda inhiben la activación del sistema simpático (nuestro sistema para la huída o la lucha) y promueven la calma y la relajación, aliviando así el efecto de las hormonas del estrés que son segregadas por el eje HHA.

Un dato interesante mencionado tanto en la charla de Maté como en el documental sobre el trabajo de Sapolsky, es el hecho de que el estrés prolongado acorta los telómeros. Los telómeros son complejos de proteínas de ADN que cubren los extremos de los cromosomas y los protegen de los daños y mutaciones. Además, estudios previos han mostrado que un menor tamaño de estas moléculas se pueden asociar con un mayor riesgo de cáncer, enfermedades cardiovasculares, autoinmunes o neurodegenerativas, así como a la muerte prematura (Fuente). Varios estudios han demostrado que las personas que sufren de estrés durante un periódo prolongado, o bien, traumas infantiles, tienen telómeros más cortos de lo que tendrían que ser para sus edades, lo que es un dato extremadamente importante para comprender hasta qué punto puede llegar a afectarnos algo a lo que muchos ven como una cuestión "meramente psicológica".

Lo interesante es que existe una enzima encargada de regenerar los telómeros y esta enzima es mayormente producida por algo que no sospecharíamos si creemos que la mente y el cuerpo están separados. Esto es, la compasión en forma de contacto real con otras personas y prácticas como la meditación, la cual, justamente refuerza ese contacto consciente con los otros (y con la realidad), mostrándonos así una clara conexión entre lo que es considerado "mental" y lo físico.
Los cambios psicológicos positivos provocados por la meditación están relacionados con un aumento de la actividad de la telomerasa, enzima presente en células, en tejidos fetales y en ciertas células madre, que permite el alargamiento de los telómeros (extremos de los cromosomas). Además, la telomerasa resulta esencial para el mantenimiento de la salud celular del organismo.
Habiendo tanta evidencia de que el estrés realmente promueve enfermedades y nos mantiene en un estado de inflamación crónica, ¿por qué es que la comunidad médica y científica es tan reticente a aceptarlo y a incluir a las emociones como importantes factores en la salud humana? ¿Por qué siguen insistiendo en un ser humano fragmentado en el que la mente y el cuerpo no tienen relación, y en el cual las aspiraciones y la espiritualidad no tienen cabida cuando se trata de enfermedades denominadas físicas, vistas como separadas de las llamadas psíquicas? Gabor Maté se hace la misma pregunta:
"¿Por es qué que estamos tan ciegos ante esto en esta cultura? Eso tiene que ver con la ideología. Debido a que la ideología de cualquier cultura particular no evoluciona accidentalmente; realmente refleja los intereses dominantes de los grupos que controlan o se benefician más de esa sociedad. Ahora bien, la ideología dominante en esta sociedad... teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad que rinde culto a la competencia, que rinde culto a la ganancia individual, que inclusive adora y considera como sus héroes a esas personas como Donald Trump, que se las están arreglando para explotar a muchos otros para acumular riqueza y poder... en una sociedad como esa tenemos que mirar a la gente como individuos más que como criaturas sociales. Porque si admitieramos, reconocieramos y entendieramos completamente las implicaciones de la realidad de que los seres humanos son criaturas sociales con necesidades sociales y psicológicas, no trataríamos a la gente como lo hacemos. Así que, para tratar a la gente como lo estamos haciendo, tenemos que mercantilizar el individuo, por lo que el individuo mismo tiene que convertirse en una mercancía, lo que significa que nuestro valor se basa simplemente en lo que producimos o lo que adquirimos, pero en realidad no en lo que somos".
Y continúa diciendo:
"... Las personas están tratando de ser útiles ignorando totalmente lo que son."
Lo que nos lleva a la alienación de las personas y la sociedad. Para este tema, me gustaría utilizar los trabajos de Erich Fromm, quien, a través de sus libros, siempre plantea como punto básico, la importancia de la expansión de la personalidad del ser humano y el ejercicio de su libertad.

Él plantea que el ser humano se ha vuelto pasivo, adaptado a los valores del mercado, donde los únicos verdaderos roles consisten en ser consumidor o comerciante. Esto en el sentido en que las personas trabajan para consumir, y su trabajo consiste en un comercio, a pesar de que no se trate de ventas de productos, se trata de la venta del tiempo personal, de las habilidades, del carácter, etc., con el fin de obtener una cantidad determinada de dinero a partir de la misma.

En este modelo social, todo se convierte en bien de consumo: "el trabajo humano es vendido en el mercado laboral", "el hombre mismo se plantea la vida como un capital que debe ser invertido provechosamente". De esta manera, el valor de la persona se determina por la cantidad de capital que pueda obtener por sus servicios. Siendo este valor determinado por el juicio externo, las personas se sienten seguras siendo igual a todos, temiendo alejarse lo más mínimo de estos estándares de personalidad "comercializables". A partir de este planteamiento, Erich Fromm, demuestra que el tipo de persona que busca producir esta sociedad es un hombre enajenado, ya que sus propias acciones y su propia fuerza se han convertido en algo ajeno. Las personas proyectan su poder en las instituciones y líderes, lo que las aleja de su propio poder y de sus "sentimientos morales".

Las personas, enajenadas de su poder personal proyectan sus poderes y sentimientos en las instituciones, por ejemplo: no es mi trabajo hacer justicia, es trabajo del Estado. Con respecto a la ciencia, en ella se proyectan todas las facultades personales de adquirir conocimiento, de búsqueda de respuestas a las preguntas humanas, de interés por descubrir lo que está cubierto, interés por cuestionar lo que está establecido. En otras palabras, lo que sucede es que el ser humano, una vez convertido en adulto, aprende a aceptar de manera conformista lo que dicta el Estado (y la Ciencia) y, de esta manera, las personas dejan de utilizar sus facultades de observación, raciocinio y moralidad, pasando a proyectar en los políticos (y "científicos") estos factores de importancia humana mientras escuchan sumisas a sus dictados, que son reforzados por la propaganda constante y ponen de manifiesto la condición de seguidores de la mayoría de las personas.

Todo esto produce una sociedad de relaciones inhumanas, basadas en el instrumentalismo del tipo "¿qué beneficio me genera relacionarme con esta persona?", deja a las personas en un estado de pasividad e irresponsabilidad con respecto a su propio destino, así como el estrés inconsciente que genera toda la obligación de cumplir un rol social sin verdadero valor personal de realización y trascendencia, sino meramente para obtener dinero y, en el tiempo "libre", consumir con ese dinero producido para darle un sentido superficial a esa vida enajenada.

No existe una motivación para tener conciencia de uno mismo debido a que la identidad personal se define según los estándares de personalidad aceptables y lo que los demás esperan de nosotros. Así es como llegamos a un punto en que ser nosotros mismos ya no tiene sentido, y el contacto con los demás se da solamente de manera aprehensiva y sin autenticidad, y esto lleva a la destructividad ya sea por comportamientos adictivos de compensación, o bien, enfermedades psíquicas y físicas, como describe Gabor Maté en su trabajo.

Entonces volvamos a la pregunta ¿qué promueve la salud positiva, dadas las condiciones sociales y psicológicas en las que nos encontramos hoy en día globalmente? Para responderla tenemos que entender primero qué es lo que nos hace mal.

Según explica el Dr. Maté, las estadísticas muestran que los factores que causan más estrés son la inseguridad y la falta de información, la pérdida de control y la falta de contacto humano.

Si bien muchos afirman que vivimos en la era de la información, sería más atinado llamarle la era de la desinformación, pues hoy en día, podemos decir que un altísimo porcentaje de lo que vemos en los medios de comunicación es dirigido según los intereses de las élites gobernantes. Por lo que su labor consiste, principalmente, en difundir mentiras y repetirlas a diario para que tengamos una perspectiva de la realidad conveniente a las mismas. Esta perspectiva, descrita más arriba, va de acuerdo con una mentalidad inescrupulosa típica de los líderes actuales. Es una mentalidad instrumentalista que ve al otro como mero objeto para satisfacer sus deseos, o bien, un obstáculo que debe ser eliminado; es una mentalidad que no reconoce la consciencia, las emociones y las aspiraciones humanas porque no es capaz de comprenderlas más allá del instrumentalismo, es decir, utilizarlas para manipular a las personas normales. Laura Knight-Jadzcyk lo describe de la siguiente manera:
Los psicópatas, una vez en posiciones de poder e influencia, prohiben las áreas de la ciencia que saben que son peligrosas para su posición. Es una progresión natural hacia aplicar esto al estudio de la conciencia. Promueven su propio paisaje interior (el materialismo) a través de la ciencia y lo proyectan sobre la humanidad en general, bloqueando efectivamente el medio por el cual pueden ser identificados como anormales. Mediante la creación de tal barrera semántica, pueden inhibir y dar forma a nuestro "potencial genético para la diversificación del pensamiento y la conducta" en la dirección de su elección. Perdemos las herramientas necesarias con las que descubrir los verdaderos orígenes de su patología y las posibilidades reales dentro de la humanidad normal. Al negar la existencia de un principio ordenador de conciencia, se niega la existencia de cualquier orden potencial al que podemos aspirar.

Aquí es donde encontramos la clave para entender la corrupción de la ciencia y, por tanto, la sociedad y su comprensión del mundo. Parece que una construcción semántica nueva ha estado en proceso desde que los individuos patológicos se dieron cuenta de que la ciencia podría ser utilizada para obtener y mantener el poder: dominio de espectro completo.

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Es una visión conveniente a ellos y es por eso que constantemente deben hacer repetir lo que no es real como real, y reforzarlo constantemente para que ésta mentalidad quede grabada en nuestras mentes y no podamos ver la realidad, para que ésta sea la perspectiva que condiciona nuestra manera de ver el mundo y por ende no veamos nuestra verdadera naturaleza, ni qué es lo que nos hace realmente bien.

Anna Salter, psicóloga clínica con un doctorado de la Universidad de Harvard, autora del libro muy vendido, Predators: Pedophiles, Rapists, and Other Sex Offenders, Who They Are, How They Operate, and How We Can Protect Ourselves and Our Children [Depredadores: pedófilos, violadores y otros delincuentes sexuales, quiénes son, cómo operan, y cómo podemos protegernos a nosotros mismos y a nuestros hijos], en su entrevista con SOTT Talk Radio, explica que los psicópatas realmente no tienen aptitudes para liderar, ya que, en cualquier empresa los líderes deben ser capaces de pensar en qué es lo mejor para la empresa, incluyendo a sus funcionarios, sin embargo, el egoísmo inherente de estos individuos, les hace pensar únicamente en beneficios personales, haciendo que tarde o temprano empiecen a surgir problemas asociados a la mala administración.

Y la incapacidad de los psicópatas de hacer una auto-evaluación objetiva que no esté cargada de narcisismo los lleva a adoptar medidas que supriman esos problemas haciendo que las cosas empeoren; como por ejemplo, menos libertades para los funcionarios (más control), supresión de la capacidad crítica y de la innovación, la promoción de una visión mecanicista y jerárquica en la que uno solamente es una tuerca en el engranaje que simplemente sigue protocolos estandarizados que son impuestos desde "arriba", etc.

Extrapolando esto a la sociedad actual, podemos ver exactamente las mismas cosas en todos los ámbitos de la sociedad ¿no les parece? Piensen en la educación que suprime la creatividad y el pensamiento divergente de los niños para convertirlos en casi autómatas capaces de seguir órdenes y patrones establecidos. Piensen en la ciencia que ofrece una visión materialista y mecanicista de la realidad y nosotros mismos. Piensen en el aumento del control por parte de las "fuerzas del orden", en el que estamos siendo vigilados con cámaras, espiados por Internet y en el cual se promueve una "moralidad" que dicta que "si uno no tiene nada que esconder, entonces es inocente", es decir, la privacidad es vista como crimen. Es como si nuestros gobiernos fueran corporaciones gigantescas compitiendo entre sí por los recursos y las ganancias, mientras nosotros solamente somos las tuercas del engranaje que tienen que ser mantenidas en un estado de automatismo y adormecimiento de la conciencia, así seguimos haciendo que la máquina funcione y ellos siguen llevándola a la inevitable "bancarrota" de nuestra civilización.

Esto explica por qué los babuinos de Sapolsky pudieron desarrollar una sociedad muy diferente cuando los individuos dominantes y agresivos murieron. Luego de 20 años, esa comunidad de babuinos mantenía esta estructura social en la cual se daba mucho menos tiempo a la agresión y mucho más tiempo a la interacción social, ellos también tenían niveles más bajos de estrés y sus problemas de presión sanguínea dejaron de existir. De manera similar, las personas que tienen un ambiente de trabajo en donde los administradores involucran a los funcionarios en la toma de decisiones y tienen consideración por el bienestar de sus funcionarios, éstos últimos reportan mejor salud y bienestar en general. ¿Qué podría pasar entonces si nuestra sociedad fuera administrada por líderes conscientes y con empatía que realmente tuvieran en cuenta el bienestar de la mayoría?

Gabor Maté dice que no podemos elegir a nuestros capitalistas, pero yo diría que sí podemos elegir no seguir sus directrices, encontrar y buscar información real y compartirla; desenmascarar las mentiras y difundir lo que podemos encontrar de verdad.

Él se pregunta:
"¿Cómo se puede ser libre cuando no se tiene información o la información que se tiene es opuesta a la realidad?"
La información es liberadora porque nos permite reconocer lo que nos hace mal y por ende tomar la decisión de sostener las riendas de nuestro destino, lo que nos lleva al otro factor que causa más estrés, la pérdida de control.

Siguiendo con lo descrito más arriba, hemos puesto nuestra toma de decisiones en manos de las "autoridades" y, siendo nuestro cerebro tan propenso a buscar siempre el menor esfuerzo, nos encontramos en una situación de conformidad en la que no tenemos el control de nuestras vidas, creemos lo que nos dicen las autoridades a través de sus mentiras e intentamos seguir lo mejor posible sus directrices, sin pensar, sin cuestionar, y, una vez que las creencias son bien inculcadas a través de la propaganda, la educación, la amenaza del rechazo, etc., requiere un verdadero esfuerzo de nuestra parte el ponernos a pensar por nosotros mismos y tomar nuestras decisiones. Pero si lo que queremos es restaurar la salud positiva en un mundo insano, es lo que tenemos que aprender a hacer.

Gabor Maté resume:
"En términos de la creación de la salud positiva, lo que necesitas es comunidad, contacto, control local, participación, compromiso, información (la información correcta). En otras palabras, necesitas conciencia, necesitas libertad, necesitas comunidad."
Esto parece ser, justamente, lo que fuimos perdiendo a través de la historia. Tenemos la posibilidad de acceder a muchísima información, pero nos falta la conciencia que da forma a esa información, que conecta los puntos y nos permite discernir lo verdadero de la mentira, y nos da la base para HACER algo con la misma; no basta con hacer un montón de cosas de manera inconsciente, necesitamos consciencia.

Tenemos "libertades civiles" que se nos acortan cada vez más para protegernos de una ficción creada por ellos mismos para mantenernos más sumisos usando nuestro miedo y de paso justificar sus innumerables masacres alrededor del mundo. Y hemos perdido el sentido de comunidad, como lo he dicho más arriba, y, en parte, también porque la patología de nuestros líderes se esparce en la sociedad, haciendo que muchos adquieran rasgos narcisistas que terminan penetrando en las familias y luego todos crecemos con traumas o problemas de relacionamiento que hacen que sea aún más difícil volverse hacia los otros sin miedo, sin estrés, con afecto y cariño genuínos, en vez de eso, acudimos a la disociación, buscando llenar ese vacío que queda como consecuencia y esto nos lleva a hacer un montón de cosas sin ser conscientes de lo que hacemos, nos volvemos casi autómatas, como decía siempre Erich Fromm:
{...} En el siglo pasado el problema era que Dios está muerto; en nuestro siglo el problema es que el hombre está muerto. En el siglo XIX inhumanidad significaba crueldad; en el siglo XX significa enajenación esquizoide. En otros tiempos el peligro era que los hombres se convirtieran en esclavos. El peligro del futuro es que los hombres lleguen a convertirse en robots. Verdad es que los robots no se rebelan. Pero dada la naturaleza del hombre, los robots no pueden vivir y mantenerse cuerdos: se convierten en golems; entonces bucarán destruir el mundo y destruirse a sí mismos, pues ya no serán capaces de soportar el tedio de una vida falta de sentido y carente por completo de objetivos.

¿Es esto lo que queremos para nosotros mismos y nuestros seres queridos? Puedo imaginar que la mayoría no lo quiere y es por eso que hacernos esta pregunta a la que el Dr. Maté intenta responder en la charla es fundamental. Es importante empezar a ver lo que nos hace mal para poder ir descubriendo, o redescubriendo, lo que nos puede hacer bien como individuos, como sociedades, como seres humanos con integridad. Solo así podríamos tener una visión de un futuro en el que quizás podamos vivir mejor caminando hacia nuestro desarrollo en toda su potencialidad y sintonía con lo que somos y el lugar que ocupamos.
"Por supuesto, detrás de todo esto hay una pregunta social mucho más grande: ¿es esta sociedad conductora a la salud humana? La respuesta es no, no lo es. Y aunque no podemos cambiar la sociedad moviendo un pulgar u ondeando una varita mágica, sin duda, estar comprometidos con la pregunta de qué tipo de sociedad queremos ver y cómo trabajar de la mejor manera hacia cualquier visión que podamos tener; es una pregunta en la cual es muy importante que los seres humanos participen, de lo contrario, somos víctimas pasivas de las circunstancias".
Los seres humanos solo pudieron evolucionar gracias a los lazos sociales. Confiar en los demás parece ser una estrategia evolutiva que cumplió su función durante mucho tiempo. En esa lucha evolutiva, el hombre estaba opuesto a un "enemigo natural", el medio ambiente. Todo lo que tenía era su gran cerebro para compensar su limitada fuerza y velocidad; y por supuesto, su trabajo en red.

En la actualidad, ya no estamos enfrentados al mundo natural, ahora nos oponemos a una cultura que ha sido lentamente infiltrada y utilizada por personas patológicas. Al mismo tiempo, este mundo externo que ha sido moldeado desde la patología, también representa un cierto estado de enfermedad dentro de los seres humanos normales - su falta de habilidad para ver la patología en individuos que parecen iguales a ellos - un depredador dentro de la misma especie. La falla de la humanidad para percibir esto, para adaptarse, significa que nuestro mundo interno, formado desde el externo por medio de la identificación, se ha transformado en un "poder independiente" que, en cambio, es nuestra propia creación por medio de la proyección. Después de todo, son los seres humanos normales, no los patológicos, quienes tienen el verdadero poder para "crear la realidad" como grupo. Los seres patológicos solo nos influencian - mayormente a las mujeres - para creer ciertas cosas como norma, y luego nosotros actuamos cuando tiran de las cuerdas.

Esta realidad externa que posee semejante poder de influencia sobre la formación de nuestro carácter y del enfoque de nuestra creatividad, se ha vuelto un poder en si mismo y estamos siendo desafiados a transformarnos en "nuevos seres" que puedan adaptarse evolutivamente a esta situación cambiante. O nos volvemos completamente patológicos, en cuyo caso no habrá estrés (el camino del Servicio a si mismo), o regresamos a nuestras raíces llevando con nosotros el conocimiento del nuevo "oponente", el cual nos permitirá reconstruir nuestras relaciones y estructuras sociales, y sobrevivir a los cambios masivos que nos esperan.

Porque, realmente, incluso si no se manifiesta ningún escenario cataclísmico por factores externos, cualquiera que tenga dos neuronas funcionando puede ver que definitivamente nos estamos dirigiendo hacia un "choque de civilizaciones", aunque eso no sea lo que se esté diciendo. Es un choque de seres humanos normales contra los seres patológicos, y ahora mismo, ellos tienen todos los recursos (que consiguieron a través del engaño y del fraude). Incluso el escenario más suave que nos puede deparar el futuro no es fácil de contemplar: el cambio climático y su efecto sobre la humanidad. No es un panorama agradable.

Todos para uno y uno para todos
- Laura Knight-Jadczyk -
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