Ayer me encontré con esta noticia en RT mientras revisaba los titulares, e inmediatamente me quede frío. Una cosa es leer titulares y noticias sobre la vida que llevan los habitantes de Cisjordania a diario o leer estadísticas con números y porcentajes sobre estos eventos; esto llega a tocarnos pero solo de un modo racional... lo que vi esta vez fue mucho más impactante y desastroso. La noticia empezó así:
Un adolescente palestino de 15 años identificado como Khaled Hassan Manasra este martes ha sido herido a tiros por la Policía israelí. Los medios de comunicación palestinos han difundido imágenes que muestran como la multitud abusa verbalmente del joven ensangrentado durante unos enfrentamientos en el asentamiento israelí de Pisgat Zeev, en Jerusalén oriental.
palestine palestina
© Youtube / Benradouan Karim
¿Cuánto cuesta la sangre de una sola persona inocente?... Para un depredador en el reino animal la sangre de su víctima tiene indudablemente una utilidad fisiológica, existe un valor, pero lo que se verá a continuación en el vídeo va mucho más allá de esta interacción natural entre víctimas y victimarios, lo que veremos es la expresión cruda de criaturas para las cuales la vida no tiene valor alguno, seres que existen solo para representar la no existencia. El artículo continua:
La grabación muestra como el adolescente palestino, con las piernas rotas y la cabeza herida, llora en el suelo mientras los testigos del incidente gritan a la policía en una mezcla de árabe y hebreo:"¡Que muera este hijo de...!" y "¡Háganle un favor y dispárenle en la cabeza!".
Mantengan algo en mente: estos fueron los últimos minutos de la vida de Khaled y los transitó marcado por el odio, el mismo odio con el que creció. Ahora piense: sin importar que creencia o inclinación religiosa o espiritual usted tenga sobre la muerte, imagínese los últimos momentos de su vida, ¿qué impacto cree que tendría morir siendo insultado de una modo tan bárbaro y cruel?

[Advertencia las imágenes a continuación podrían herir su sensibilidad]


Luego:
[...]La prensa palestina informa que el joven Khaled Hassan Manara murió en el incidente, mientras que su primo de 13 años, Ahmad Saleh Manara, resultó gravemente[...]

[...]La Policía israelí, por su parte, ha comunicado a través de su cuenta oficial en Facebook que el incidente fue producido después de que un grupo de jóvenes palestinos armados con cuchillos y armas de fuego atacara un autobús de pasajeros en la zona oriental de Jerusalén[...]
La excusa de siempre. Al mejor estilo del psicópata siempre terminan por culpar a la víctima, tal cual lo hicieron con la operación Borde Protector del 2014 y Cast Lead en 2012: la culpa fue de Gaza.

No olvidemos que este tipo de evento no es una excepción, es el mismo tratamiento que Palestina ha recibido durante décadas por parte de Israel. Esta injusticia, este roce permanente con la muerte y la miseria, es su pan de cada día; familias enteras son borradas de la faz de la tierra en instantes sin razón alguna.

No importa que tipo de justificación religiosa, política o judicial se utilice para explicar este evento, la única explicación es la completa ausencia de humanidad. Las cuasi-humanos que tomaron el vídeo, que se burlaron e insultaron a un menor agonizante, son seres fríos y violentos incapaces de sentir el dolor ajeno... son psicópatas.

Esto no una cuestión de razas, religiones, o nivel de educación; no es un problema de judíos contra árabes, o de blancos contra negros, lo que vemos en este vídeo es el núcleo mismo del problema esencial que afrontamos y hemos afrontado como humanidad a lo largo de la historia: la presencia de psicópatas viviendo entre nosotros y contaminando nuestras sociedades; es a esto a lo que nos referimos en SOTT cuando hablamos de Ponerologia.

Hace un par de días concluía en otro artículo:
[...]No es posible evolucionar como especie o comunidad si esta cantidad descomunal de sufrimiento diario sigue siendo ignorado por todos nosotros. En cambio, al hacernos conscientes de su existencia, puede revelar nuevas facetas de nosotros mismos y alentarnos hacia cambios positivos[...]

[...]"Ningún árbol puede alcanzar el cielo a menos que sus raíces toquen el infierno". Carl Jung.
En términos de las condiciones en las que viven y mueren los palestinos, me gustaría agregar para todos ustedes que el infierno ya está con nosotros, no es un lugar lejano, no es una abstracción conceptual, es esto, un niño agonizando de muerte con sus piernas rotas y un disparo en la cabeza mientras es insultado por las personas que le robaron su hogar.

¡Por favor, no lo ignoren!... Por favor, no dejen que su dolorosa muerte sea un número más de una estadística, una cruz sobre un tablero o en una pantalla de un ordenador. No ignore más a las víctimas inocentes de un conflicto que muy probablemente haya sido creado y esté siendo dirigido por otro elegante sujeto con traje en una posición superior de poder, por un psicópata, pero con letras mayúsculas, uno de esos que cuando pronuncia una palabra hace perecer a cientos de miles o millones...