Durante el último año, el secretario de Estado, John Kerry, ha trabajado duro para conseguir un acuerdo con Rusia sobre el futuro de Siria. Ha engatusado. Ha amenazado. Ha pasado un sinfín de horas en reuniones y conversaciones telefónicas con su homólogo, Serguéi Lavrov, y hasta ahora no ha conseguido nada concreto.
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© AP Photo/ Susan Walsh
Hace un año, Kerry se apuntó el logro del acuerdo nuclear con Irán. Sin embargo, después de su firma, fue con Moscú con quien Teherán comenzó a trazar su plan respecto al futuro de Damasco, dice el reciente artículo de Bloomberg.

Esto marcó el inicio de toda una serie de fracasos diplomáticos para Kerry. Tan pronto como los aviones rusos se establecieron en Siria, tanto los extremistas como los grupos apoyados por EEUU empezaron a perder terreno. A finales de junio, incluso, la aviación rusa habría bombardeado lo que sería una base militar usada por EEUU y el Reino Unido para sus operaciones especiales.

Pero el anuncio de los recientes bombardeos rusos, cuyas aeronaves provenían de una base en Irán, mosquea aún más a Kerry. Ahora Rusia e Irán están trabajando más unidos que nunca en una solución para Siria, totalmente contraria a la planeada por EEUU. Pero a la vez, opina el autor del artículo, esta situación le proporciona al secretario de Estado una oportunidad para volver a sobresalir y destacarse.

Para ello, la nota insta al diplomático a jugar con los sentimientos patrióticos y nacionalistas de los iraníes. El autor recuerda que, desde la revolución de 1979, cuando fue derrocado el régimen monárquico proestadounidense, ningún soldado extranjero había pisado suelo persa. Este podría ser el punto débil donde golpear.

Según el artículo, miembros del departamento de Estado deberían realizar un discurso en la Asamblea General de la ONU felicitando a Irán por la presencia de fuerzas extranjeras en su territorio. Se tendría también que publicar en la prensa información sobre las humillaciones que sufrió el país persa a mediados del siglo XIX, tras ser varias veces derrotado por el imperio ruso.

Lo mejor de todo, finaliza el artículo, es que Kerry solo debe seguir dando pasos en la misma dirección. Tal vez ahora con más intensidad que nunca, para generar en los iraníes una sensación de desconfianza y temor a ser engañados por Rusia. Estas iniciativas deberían ir acompañadas por una serie de falsas 'fugas de información clasificada' según las cuales el Kremlin y la Casa Blanca estarían a punto de cerrar un acuerdo sobre el futuro de Siria. Estos serían los 'consejos' que da el artículo al jefe de la diplomacia estadounidense para sembrar la discordia entre ambos países.