Soldados sirios entierran a soldados caídos mientras luchaban contra las fuerzas turcas en la ciudad de Qamishli, en Siria.
Reiterando su firme condena a la agresión militar turca contra Siria, la aludida Cartera pone en entredicho los esfuerzos de seguridad y estabilidad de la llamada coalición internacional contra los terroristas de EIIL (Daesh, en árabe).
La nota apunta también a la amenaza que la medida ilegal de Ankara representa para la seguridad de los europeos, al tiempo que alerta de las consecuencias humanitarias que conllevará la misma.
Con esta decisión, Francia se une al anuncio hecho en recientes días por Holanda y Alemania para congelar las exportaciones de armas a Turquía.
Francia, el tercer mayor exportador de armas del mundo, que cuenta con Arabia Saudí como uno de sus mayores compradores, y que pese a los constantes y graves crímenes de lesa humanidad que cometen los saudíes en Yemen sigue exportando equipos militares a Riad, también vende aparatos de este tipo a Turquía, en concreto los lanzadores de misiles MILAN y los helicópteros Eurocopter AS-532 Cougar y AS-332 Super Puma.
La agresión militar, la tercera lanzada por Ankara en suelo sirio desde el inicio del conflicto en el país árabe en 2011, comenzó días después de que Washington diera un giro de 180 grados a su alianza con las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) y anunciara la retirada de las tropas estadounidense del norte de Siria.
Ankara dice que la ofensiva tiene como objetivo neutralizar las amenazas terroristas contra Turquía y establecer una zona segura que contribuya al retorno de los refugiados sirios a sus hogares.
Sin embargo, la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés) ha alertado que la acción turca ya ha provocado el desplazamiento de 100 000 personas.
Siria, por su parte, ha condenado la invasión turca, considerándola como una "obvia violación" de su soberanía y ha prometido responder por medios legítimos.
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