Hace apenas unos días me encontré con un artículo del portal RT donde una periodista palestina relataba con angustia lo difícil que resulta exponer en los medios occidentales un punto de vista diferente al guion previamente escrito por Israel.
Julia Hartley-Brewer entrevistando a Wafa al-Udami
© talk.tv
En su crónica de la experiencia recientemente vivida durante una entrevista a la que había asistido como invitada, narró cómo la conductora del programa Talk TV, Julia Hartley-Brewer, antes de entrevistarla a ella le dio espacio a Peter Lerner, portavoz militar de Israel, quien pudo explayarse libremente para exponer sus argumentos, siendo tratado todo el tiempo con gran respeto y sin tener que sufrir la desagradable experiencia de contestar preguntas incómodas. Al final del alegato del portavoz, la conductora del programa no invirtió tiempo en cuestionar ningún punto de su argumentación y prácticamente la aceptó sin mayores problemas.

A continuación le tocó el turno a Wafa al-Udaini, la periodista palestina. Durante su entrevista la conductora fue descortés, interrumpió constantemente a Wafa, y buscó la forma de incomodarla con preguntas trampa para las que la periodista evidentemente no iba preparada.

La pregunta que más contrarió a al-Udaini fue una que vengo escuchando casi como un mantra en todos los medios desde que comenzó el conflicto el 7 de octubre: "Entonces, ¿cuál cree usted que sería una respuesta razonable de Israel al ataque de Hamás?".

La periodista palestina intentó responder la pregunta pero Julia Hartley-Brewer se lo puso difícil interrumpiendo e intimidando a Wafa para que respondiera "sin rodeos" directamente a la pregunta. Al-Udaini, con buenas intenciones y quizá un tanto ingenua, intentó dar contexto antes de proporcionar una respuesta directa, pero para este punto ya había caído en la trampa de un depredador que desde el principio estuvo en ventaja.

Como Wafa no pudo responder y he observado que hay muchas personas que quedan paralizadas ante este tren de preguntas diseñadas para intimidar y no para buscar honestamente la verdad de los hechos, me voy a tomar la libertad de simular que estoy siendo entrevistado por Julia Hartley-Brewer e intentaré responderle de la manera más clara y concisa posible.

Como soy consciente de que parte de la trampa es irritar al entrevistado haciéndole preguntas descaradas y cínicas que lo saquen de sus casillas y lo conduzcan a denunciar más abiertamente al régimen israelí y su largo prontuario de barbaridades, voy a omitir en mi respuesta el hecho de que hay claros indicios de que Israel sabía del ataque antes de que ocurriera y lo dejó progresar para que esto abriera la oportunidad de continuar con su agenda de limpieza étnica de la región.

También voy a dejar a un lado toda la evidencia que apunta a que las milicias de Israel le dispararon a su propia gente para magnificar el ataque de Hamás y que no quedaran dudas de que son unos monstruos que deben ser exterminados de la faz de la tierra. Menos aún voy a perder tiempo tratando de explicar los antecedentes históricos del conflicto y por qué Israel es una potencia invasora que no tiene derecho ni siquiera sobre la tierra que hay en la suela de sus zapatos. No, nada de esto debe ser mencionado en este tipo de entrevistas porque inmediatamente se dispara el sistema de defensa que el lobby israelí ha construido durante décadas y uno termina sentado en el banquillo de los acusados con cargos por antisemitismo, apología del nazismo y siendo denunciado por ser un fervoroso admirador de Hítler y hacer llamamientos a un nuevo Holocausto.

La entrevista imaginaria

[...]

P: "Entonces, ¿cuál cree usted que sería la respuesta razonable de Israel al ataque de Hamás?

R: ¿La pregunta es cuál sería la respuesta razonable de Israel o cuál sería la respuesta razonable de una nación razonable? Pregunto porque son dos cosas distintas. La respuesta "razonable" de Israel es esta, la que estamos viendo: la aniquilación de cualquier palestino, sin distinguir militantes de civiles o bases enemigas de hospitales. La respuesta razonable de una nación razonable sería seguramente diferente. Posiblemente trataría de evitar masacrar a la población civil y buscar recuperar a salvo a los rehenes. Quizá podrían empezar escuchando las demandas de los atacantes para ver cuáles son sus condiciones mientras realizan tareas de inteligencia para ubicar a los agresores y eventualmente tenderles una trampa.

Razonable sería entender que el adversario, al menos por el momento, tiene la ventaja y que la mejor opción sería tratar de crear las oportunidades para que pierdan esa ventaja. Lo único que no sería una respuesta razonable de una nación razonable sería aniquilar a cualquier ser humano que se encuentre cerca (o no tan cerca) de aquellos lugares donde se sospecha que se esconden los atacantes.

P: Pero Hamás es un grupo terrorista, ¡¡asesinó brutalmente a 1.400 ciudadanos israelíes!! ¿Que se supone que haga Israel si estos terroristas se esconden entre la población palestina y los usan como escudo?... Muchos palestinos apoyan de hecho a Hamás...

R: [En este punto es importante mantener la calma, no caer es su trampa, no discutir esos puntos ni tratar de defender la posición palestina contraargumentando. Así que aquí hago una breve pausa y sigo...] Vamos a hacer un ejercicio de imaginación.

Imaginemos por un momento que un par de desquiciados armados entran en una escuela disparando para todos lados, asesinan a 30 niños y toman 5 más de rehén para luego huir a esconderse en un barrio cercano.

¿Consideraríamos razonable que las fuerzas del orden ingresen armados hasta los dientes con tanques y armamento pesado y empezaran a destruir a todos los habitantes de ese barrio hasta por fin dar con los atacantes y acabar con ellos? No, nadie con un mínimo de sensatez pensaría que eso es razonable. En un caso como este la policía debería procurar que no haya víctimas inocentes. En esto vamos a estar de acuerdo todos, incluso usted ¿no?

No importa si las fuerzas del orden tienen la vaga sospecha de que hay un grupo de personas en el barrio que apoyaron a los atacantes. No importa incluso si uno de los atacantes hace un par de años fue elegido por los habitantes del barrio como delegado barrial para representarlos ante el ayuntamiento. ¡Nadie en el mundo con dos dedos de frente pensaría que es una idea razonable reducir a cenizas el barrio entero, con sus miles de habitantes, para destruir a esos dos monstruos! ¡Nadie aceptaría como una respuesta razonable bombardear el hospital del barrio porque existe la sospecha de que estos asesinos pueden estar refugiados allí! ¡Nadie con un mínimo de respeto por la vida humana le dispararía a ambulancias, escuelas, iglesias o refugios donde se esconden los civiles asustados, por la simple suposición de que en algunos de estos lugares puede que se estén escondiendo estos asesinos!

Ahora bien, alguien podría decir que se le dio la oportunidad a los miles de habitantes del barrio de que dejaran sus casas y huyeran al barrio vecino que se encuentra al sur. En ese caso algunos podrían pensar "si no se van es culpa de ellos"... pero,... ¿realmente es culpa de ellos? Dejemos a un lado que algunos vecinos obstinadamente, sobre todo aquellos que han vivido allí toda su vida, se van a negar a abandonar sus hogares sencillamente porque eso es todo lo que tienen. Aún considerando esto, si un porcentaje importante decide hacer caso y huir al sur, las calles se van a ver saturadas de tránsito y el desplazamiento va a ser lento, complicado y extremadamente traumático.

Peor va a tornarse la situación si el ingreso al barrio del sur está restringido y encima la policía decide bombardear a la caravana de personas tratando de huir porque supone que los atacantes pueden estar aprovechando esta caravana para huir. Y peor aún será si mientras se produce este éxodo que puede durar días, las fuerzas del orden impiden que ingresen alimentos, combustible, medicamentos y todo aquello que las personas necesitan para sobrevivir mientras buscan un lugar más seguro.

[Hago una breve pausa otra vez] Entonces, respondiendo a su pregunta: la respuesta razonable de una nación razonable sería poner la vida de inocentes por encima de cualquier otra cosa,... los miles de niños que sólo sueñan con tener una infancia normal,... los miles de ancianos, enfermos o sencillamente las personas que sólo anhelan ser tratados con dignidad. Cualquier nación sensata respetaría esto, incluso si significara aceptar una derrota parcial en manos del enemigo. Esto es lo que haría una nación razonable, pero no Israel...

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En este punto me gustaría pensar que, aunque seguramente no logre que la entrevistadora se mueva un centímetro de su lugar de defensora incondicional de Israel, al menos quienes hayan visto la entrevista tuvieron la oportunidad de ver todo este asunto desde otra perspectiva.