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Por más que apreciemos la riqueza de una noche estrellada, el ojo humano es incapaz de percibir en su plenitud la infinidad de información que una sola de ellas puede ofrecer sobre el Universo. Cada estrella es, a su manera, un pequeño mundo donde tienen lugar fenómenos sorprendentes. ¿Qué ocurre en su interior?, ¿pueden los científicos comprender cómo evolucionan? A miles de millones de kilómetros, la única forma que hay de responder a esas incógnitas es estudiando lo que nos llega de ellas: su luz.
El Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) organiza estos días en Granada un congreso donde más de 150 especialistas en física estelar pondrán sobre la mesa los últimos datos obtenidos en misiones como Corot, Most o Kepler sobre las pulsaciones estelares.
Aunque resulte algo extraño,
dichas pulsaciones tienen bastante que ver con los terremotos que de cuando en cuando sacuden la tierra. En las estrellas también hay seísmos que modifican su luminosidad. Estudiarlos es hoy la única forma que tienen los astrónomos de explorar su interior.
El científico Juan Carlos Suárez es un apasionado del estudio de las pulsaciones estelares. De aprobarse en octubre, el experto participará en la misión de la Agencia Espacial Europea PLATO, que se lanzaría al espacio en el 2018 con el objetivo de buscar planetas extrasolares y estudiar estos particulares terremotos que permiten estudiar la estructura interna de las estrellas.
Pero, ¿qué son las pulsaciones estelares? El científico lo explica: "una estrella no es un objeto estático. Las reacciones nucleares que tienen lugar en el núcleo de las estrellas generan ingentes cantidades de energía, y parte de ésta se transporta en forma de ondas que se propagan por el interior estelar. Cuando llegan a la superficie de la estrella la deforman provocando variaciones en su luminosidad".