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© E. CarrascalDíaz coloca el dispositivo
Idear un sistema de interacción especialmente diseñado para facilitar la comunicación con personas sordociegas es el objetivo que persigue 'SaBeS' (sistema de apoyo biofeedback en educación de sordociegos), el proyecto ideado por José Enrique Díaz González dentro del Club de Innovación de la Universidad Pontificia de Salamanca.

'SaBeS' consiste en un dispositivo innovador, que sirve de herramienta a un logopeda para comunicarse con un alumno sordociego y poder interpretar diferentes tipos de feedback, convirtiéndose con el paso del tiempo y entrenamiento en una herramienta de comunicación fiable entre ambos. La base del proyecto es la captación de señales eléctricas del cerebro que se interpretan con un software determinado.

Para conseguirlo, José Enrique Díaz, con la dirección de Javier Bajo, ha ideado una herramienta basada en un electroencefalógrafo y un ordenador normal.

Ante la falta de recursos para sacar adelante esta innovadora idea, este joven se ha construido su propio electroencefalógrafo, con "un sistema de electrodos modificados para la captación de datos que identifica las señales de cuero cabelludo, las amplifica y las envía a digitalmultiplexer, que las digitaliza y envía algoritmos al ordenador, donde se interpretan en busca de patrones fisio-fisiológicos que se repitan a lo largo del tiempo", explica Díez González.

Redes neuronales y modelos matemáticos

Los patrones que se han buscado se basan en redes neuronales y modelos matemáticos. De todos los modelos actuales, este joven ha optado por uno basado en el streaming, es decir, en el envío constante de señales de las que, una vez interpretadas, el logopeda podrá comunicarse con la persona sordociego.

La idea se basa en que el cerebro emite señales eléctricas, aunque en realidad "una señal se compone de muchas señales y lo que se hace aquí es disgregarlas y usarlas para encontrar patrones", señala.

Cada zona del cerebro trabaja con diferentes ondas y responde a diferentes estímulos, por lo tanto la cantidad de información que los investigadores pueden extraer es enorme.

En una sesión de 30 minutos, si cada tres segundos se repite una acción, al final el ordenador saca un patrón de respuestas ante ese estímulo y lo memoriza, posibilitando que en un futuro, al ver ese patrón, el profesional pueda interpretar los deseos del joven discapacitado.

De esta forma, el logopeda puede ejercer determinados estímulos sobre las personas con discapacidad y captar la respuesta. De esta forma, puede identificar cuándo esa persona, por ejemplo, tiene aprendidos determinados hábitos o cuándo ha interiorizado una nueva actividad o concepto, algo que en el resto de personas es bastante fácil de identificar pero que en casos de personas sordociegas es muy complicado.

José Enrique Díaz asegura que su proyecto tiene "un millón y medio" de aplicaciones.