La negativa del primer ministro húngaro Viktor Orban y de su partido, Fidesz, a unirse a la nueva guerra fría que Estados Unidos y Europa han iniciado contra Rusia - negativa que concretó primeramente al aceptar que el gasoducto paneuropeo South Stream pase por Hungría y que reafirmó con su enérgica política hacia los bancos y las compañías extranjeras del sector energético - ha puesto a sonar todas las alarmas en las capitales occidentales. Para F. William Engdahl, la cuestión que ahora se impone es la siguiente: ¿Será Hungría el próximo blanco de un intento de cambio de régimen financiado por Estados Unidos y la Unión Europea?
© RIA Novosti/Eduard PesovSerguei Lavrov, ministro ruso de Relaciones Exteriores (a la izquierda), y Viktor Orban, primer ministro de Hungría (a la derecha), durante un encuentro en Budapest.
Hace algún tiempo que Hungría y su primer ministro nacionalista y populista Viktor Orban están en el colimador de las élites políticas de Washington. Pero, ¿cuál es el pecado del señor Orban? Simplemente no haber bajado la cabeza ante los dictados, a menudo destructivos, de la Comisión Europea y tratar de definir una identidad nacional húngara. Pero el más grave de sus pecados es sin dudas su creciente acercamiento a Rusia y su desconfianza hacia Washington, que se han materializado en un acuerdo concluido con Gazprom para que pase por Hungría el gasoducto
South Stream, que debe conectar a Rusia con los países de la Unión Europea.
El propio Orban ha recorrido un largo camino político desde 1998, el año en que se convirtió en primer ministro de Hungría, uno de los dos más jóvenes que han resultado electos para ese cargo en ese país. En aquel entonces, y a pesar de la oposición de Rusia, Viktor Orban supervisó la entrada de Hungría en la OTAN - al mismo tiempo que las de Polonia y la República Checa - y en la Unión Europea.
Comentario: Vea también:
Foreign Policy: "Barack Obama es directamente responsable de la tragedia de Iguala"
Embajador de EE.UU. en México rechaza debate público sobre espionaje
Venezuela, Colombia y México, objetivos de la Inteligencia de EEUU