Desde 1978, nos han dicho que vivimos en una feliz democracia, como un hermoso cuento para niños; sin embargo cuando uno se hace adulto comprende que la realidad vence a la ficción.
A nadie con dos dedos de frente, se le escapa que cada día que pasa el pueblo pierde más poder, más derechos, más libertades. Hoy, la soberanía nacional la marcan los mercados financieros y las élites económicas, por no hablar de los corruptos que se sientan detrás de una mesa y dan órdenes.

© Wikimedia CommonsAuto de Fe en la Plaza Mayor de Madrid, 1683, óleo sobre lienzo, Museo del Prado, Madrid.
El legado de la Inquisición: psicopatía en el poder.
1.
La Jefatura de Estado la impuso la dictadura franquista El franquismo fue un régimen a todas luces ilegal, porque surgió de un golpe de Estado contra la República legalmente constituida en democracia. El príncipe Juan Carlos, tras jurar lealtad al genocida Franco y a las leyes franquistas, sería designado por el dictador como su sucesor.
2.
La Jefatura de Estado no es electa La monarquía es vitalicia y se hereda de padres a hijos como si fuera un cortijo de ferias, por lo tanto tiene un caracter profundamente antidemocrático, además de tener una total opacidad y descontrol de las cuentas que le asigna el estado para su mantenimiento.
3
. Las cuentas del Estado las lleva Alemania. El gobierno no consulta al pueblo las decisiones importantes mediante referéndum y sigue las directrices económicas que marca Angela Merkel desde Bruselas. Se habla incluso de que España es una provincia de Alemania.
4.
La justicia no es igual para todos. El poder judicial es partidista porque lo eligen los partidos políticos. Carece de independencia y permite que la figura del rey sea inviolable. La justicia da privilegios e indulta a los grandes ladrones, lo que genera desigualdades y crea ciudadanos de primera, segunda y tercera.
Respecto a los Derechos Humanos, España es el segundo país del mundo en número de desaparecidos (más de 120.000) cuyos restos no han sido recuperados ni identificados, tras Camboya. La apología al franquismo es legal y la Ley de Amnistía de 1977 impide juzgar a los criminales franquistas.
Comentario: Vea también: Nuevo Gladio en Ucrania.