© Virgilio Ponce
La Corte Suprema de Estados Unidos decidió hace unos días, por votación de 5 a 4, que cualquier ciudadano puede ser obligado a desnudarse para ser registrado al ser arrestado por sospecha de delito, por leve que este sea y en cualquier momento.La decisión está en línea con otras dos disposiciones legales recientes: la
National Defense Authorization Act (NDAA) de 31 de diciembre de 2011 que autoriza el arresto de cualquier persona por tiempo indefinido, y la
HR 347 o "
Ley contra intrusos", identificada también como "
Ley contra Protestas", que establece condena de 10 años de prisión por protestar en lugares cercanos a edificaciones o terrenos protegidos por los servicios secretos.
Ambas responden a objetivos represivos contra el Movimiento Occupy Wall Street. Sobre estas leyes, la consultora política y escritora feminista estadounidense Naomi Wolf publicó un ensayo titulado "
How the US uses sexual humiliation as a political tool to control the masses" ("Cómo EE.UU. usa la humillación sexual como instrumento para el control de las masas") en el que analiza el alcance y los propósitos de estos actos legislativos.
Refiere la escritora que en una situación en la que
cualquier persona puede ser arrestada por sacar el perro a pasear sin correa, es alarmante lo relatado por Albert Florence, el ciudadano que presentó la primera querella contra el gobierno con motivo de estas leyes. Florence denunció que, al ser detenido por una infracción del tránsito, fue obligado a darse vuelta, ponerse en cuclillas, toser y separarse las nalgas. "Me sentí humillado y llevado a una condición inferior a la que la corresponde a un ser humano", declaró.
La historia muestra que el uso de la desnudez forzada por un Estado es práctica propia del fascismo y de todo tipo de régimen opresivo que utilice la degradación de la población como medio para controlarla y someterla.
Forzar a la gente a desnudarse es el primer paso para romper su sentido de la individualidad y dignidad, reforzando su impotencia.