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El reconocimiento de Grecia de que no podrá cumplir con sus metas de déficit fiscal este año y el próximo, golpea con dureza con los mercados y siembra dudas del plan de rescate internacional.

Las sombrías noticias de Atenas traen de vuelta los fantasmas de una moratoria de deuda y condicionan las conversaciones de los ministros de Finanzas europeos que se reúnen en Luxemburgo más tarde para hablar sobre las siguientes medidas para resolver la crisis regional de deuda soberana.

Las acciones de bancos europeos sufrían duros descensos por temores a que los tenedores de bonos del sector privado puedan ser obligados a absorber mayores pérdidas de las aceptadas en un plan de rescate a Grecia de julio, que estuvo basado en pronósticos de crecimiento más optimistas.

Las cifras del proyecto de presupuesto dadas a conocer el domingo mostraron que el déficit fiscal sería de un 8,5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) este año, bien por encima del 7,6 por ciento incluido en el programa de rescate de la UE y el FMI.

Para el 2012, se prevé un déficit del 6,8 por ciento, más que el 6,5 por ciento que se tenía como objetivo, ya que se prevé una contracción mayor de la economía. El viceministro de Finanzas heleno, Pantelis Oikonomou, restó importancia al déficit al afirmar que los inspectores de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional habían "concluido en lo esencial" las negociaciones para otorgar a Grecia un crucial tramo de ayuda de 8.000 millones de euros este mes para evitar la quiebra.

Sin embargo, una fuente cercana a la revisión de la "troika" de acreedores internacionales dijo que las negociaciones no habían terminado, y que los inspectores aún estaban examinando tanto las cifras presupuestarias como otras reformas exigidas a cambio del desembolso del préstamo. Los 17 ministros de la zona euro no adoptarán ninguna decisión el lunes sobre liberar los fondos, necesarios para pagar los salarios y pensiones de los funcionarios públicos de octubre, hasta conocer el reporte de la troika. Tienen previsto tomar una decisión en un encuentro especial el 13 de octubre.

La revelación de que las necesidades financieras de Grecia del próximo año serán mayores que lo previsto en julio, cuando se acordó en principio el segundo paquete de rescate de 109.000 millones de euros, reabrió un nuevo frente de batalla en cuanto a quién debe asumir los costos: los contribuyentes o los financistas.

El presidente del Deutsche Bank y titular del Instituto de Finanzas Internacionales (IFI), Josef Ackermann, advirtió el fin de semana en contra de que ahora se cambien las condiciones. El IFI negoció un canje de bonos "voluntario" de los inversionistas, como parte del plan de rescate. "Si reabrimos el acuerdo voluntario del 21 de julio, no solo perderemos tiempo precioso, sino que es bastante posible que perdamos también el apoyo del inversor privado", dijo Ackermann en la edición dominical del diario griego Kathimerini. "El impacto de una medida como esa será incalculable. Este es el por qué estoy advirtiendo de la manera más enérgica contra toda revisión sustancial", agregó.

Los bonistas privados acordaron realizar un descuento del 21 por ciento sobre sus tenencias de deuda griega, pero autoridades de la UE y de Alemania han sugerido que el "descuento" podría ser incrementado a la luz de las nuevas necesidades de financiamiento y el cambio de las condiciones del mercado.

"Al final, Grecia necesitará ver más descuentos sobre su deuda, y con eso probablemente se necesitará algún tipo de apuntalamiento del sector bancario", dijo Alec Letchfield, jefe de inversión de HSBC Asset Management.