Si aún fuese necesario demostrar el cinismo de ciertos dirigentes políticos, la manifestación contra el terrorismo realizada en Túnez sería una nueva prueba. En un espectáculo similar al que se orquestó con la manifestación de París, luego de los atentados contra el semanario Charlie-Hebdo y contra un supermercado judío, varios jefes de Estado y de gobierno se exhibieron en Túnez para expresar su «determinación» antiterrorista después del ataque contra el museo del Bardo. El problema es que varios de esos mismos jefes de Estado y de gobierno apoyan claramente el mismo terrorismo que denuncian públicamente.
© lemonde.frEn la manifestación del 29 de marzo de 2015, en Túnez, participaron 4 jefes de Estado extranjeros: Mahmud Abbas (Palestina), Ali Bongo (Gabón), Francois Hollande (Francia) y Bronislaw Komorowski (Polonia). También estaban presentes 2 jefes de gobierno: Matteo Renzi (Italia) y Abelmalek Sallel (Argelia), así como la Alta Representante de la Unión Europea, Federica Mogherini.
En Túnez, al igual que en París en enero, una manifestación popular dice «
Alto al odio y a la muerte» rechazando no sólo el terrorismo sino la guerra de la que se deriva este.
Sin embargo,
en el desfile de Túnez, al igual que en el de París, participaron varios de los principales responsables de las políticas guerreristas que alimentan la espiral de odio y muerte.
En primera fila se vio a Francois Hollande, presidente de la Francia que apoyó hasta el último instante la dictadura de Zine el-Abidine Ben Ali, garante de los intereses neocoloniales de Francia, la misma Francia que, bajo la presidencia de Nicolas Sarkozy - quien hoy regresa a la escena política francesa - contribuyó, con la guerra contra Libia, a la difusión del terrorismo. No es casual que los autores de la matanza del museo del Bardo se hayan entrenado precisamente en Libia.
Y junto a Hollande también estuvo en Túnez el primer ministro italiano Matteo Renzi, representante de la Italia que contribuyó a incendiar el norte de África y el «Medio Oriente» con su participación en la destrucción del Estado libio mediante una operación en la que los grupos islamistas, anteriormente clasificados como terroristas, fueron entrenados y armados por Estados Unidos y la OTAN, que sin embargo expresaron en Túnez su respaldo a la lucha contra el terrorismo.
Comentario: Lo último es una hipótesis interesante que puede ser tomada en consideración como una posibilidad, sin embargo, los acontecimientos recientes en Yemen, muestra que Estados Unidos y Arabia Saudita, más bien, parecen estar actuando al unísono.
El gran tablero de ajedrez en Oriente Medio gira hacia Yemen
Por otro lado, considerando el extenso apoyo que la monarquía saudí ha brindado siempre a diferentes grupos de yihadistas y otros, no deberíamos pensar que consideren que el Estado Islámico representa una verdadera amenaza para ellos, ya que, después de todo son sus mercenarios haciendo trabajos que ellos no pueden hacer por su cuenta. Tal vez, hay otra amenaza en Medio Oriente que los está haciendo moverse de manera apresurada: la paranoia de perder su poder corrupto en un oleaje de democracia más real iniciada por la revolución islámica de Irán y los hutíes de Yemen.
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