Esta semana concluyó el juicio federal contra un activista cibernético y el de otro está por comenzar. Aunque los acusados de estos juicios son dos jóvenes, Jeremy Hammond y Bradley Manning,
lo que debería ser juzgado es la creciente amenaza del secretismo con el que actúan el gobierno y las grandes corporaciones.Hammond se enfrentaba a más de treinta años de cárcel acusado de cargos por hackear el sistema informático de una compañía privada de seguridad e inteligencia llamada Strategic Forecasting, o Stratfor, pero aceptó declararse culpable de un cargo de hackeo informático a cambio de una reducción de pena. Según explica su propio sitio web, Stratfor se dedica a "inteligencia geopolítica, previsiones económicas, políticas y militares". Sin embargo, luego de que Hammond y otros filtraran cinco millones de correos electrónicos de los servidores de Stratfor a
WikiLeaks, se tornó evidente que la compañía se dedica ampliamente al espionaje de activistas a solicitud del sector empresarial. Coca-Cola contrató a Stratfor para espiar al grupo PETA, Personas por el Trato Ético de los Animales. Dow Chemical contrató a Stratfor para espiar a los activistas que dejaron al descubierto la participación de Dow en el desastre químico de Bhopal, India, en 1984, que se estima tuvo un saldo de ocho mil muertos y miles de heridos.
Comentario: Lea A través del PRISM[a] de la amnesia pública para más información acerca de las medidas tomadas en contra de la disidencia.