Después de la victoria de Syriza, todo parece indicar que la nueva orientación de la política exterior de Grecia apunta a favor de Rusia y en detrimento de la Unión Europea. Los intentos de la troika europea de imponer los intereses de los acreedores en Grecia, así como el reforzamiento del programa de sanciones económicas en contra de la Federación rusa por parte de la OTAN, fortalecen una alianza que rediseñará el mapa económico y geopolítico del continente europeo.© DesconocidoEl Ministro de Defensa (derecha) Panos Kammenos y el primer ministro Alexis Tsipras (izquierda).
Sin lugar a dudas, la intransigencia de las autoridades europeas abonó el camino para que Atenas asumiera posicionamientos de una mayor convergencia con Moscú. Hasta la fecha, los acreedores mantienen su negativa de modificar los términos de los pagos de la deuda (Grecia posee una deuda de 315 000 millones de euros, 175% del PIB). Semanas antes de llevarse a cabo la elección, la troika europea (conformada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea) había puesto en claro que si Atenas se atrevía a abandonar los programas de ajuste estructural, las fuentes de financiamiento externo permanecerían cerradas.
Sin embargo, es evidente que cualquier estrategia de recuperación dirigida a apuntalar el crecimiento económico y la creación de empleo por parte de la nueva administración griega, es incompatible con las propuestas de la troika europea [
1]. En los últimos 5 años, las políticas de austeridad fiscal llevaron a la economía griega a sufrir un retroceso de 25% del PIB.
Los programas de ajuste estructural no sólo no dinamizaron la actividad económica, sino que consolidaron una espiral depresiva: la deflación se convirtió en una tendencia crónica (en diciembre de 2014, los precios al consumo registraron una caída de 2.6% en términos anuales), la tasa de desempleo general alcanzó más de 25% y la tasa de desempleo juvenil los 50 puntos porcentuales. Pese a ello, los dirigentes de Bruselas insisten en llevar adelante y, en una escala mayor, la privatización de las empresas y los servicios públicos, la disminución de los gastos sociales, la desregulación laboral, etcétera.
Cabe destacar por otra parte que el escenario de conflictividad en Europa no se reduce a la economía, incluye tensiones geopolíticas en la región oriental por el control territorial y la soberanía sobre los recursos naturales estratégicos.
Comentario: Como siempre lo venimos diciendo, lo mejor que se puede hacer en estos casos oscuros y nebulosos es preguntar: ¿cui bono?
¿A quién beneficia la muerte del fiscal Alberto Nisman en Argentina?