
El Dictador de Argentina Jorge Rafael Videla saluda en una conferencia al escritor Jorge Luis Borges.
Argentina, durante las dictaduras que sufrió el país entre 1966 y 1983, tampoco fue una excepción. Allí, los gobernantes acabaron con determinadas tendencias en psicología y psiquiatría cuando consideraron que iban contra sus intereses políticos y algunos de los profesionales de la salud mental que se opusieron a la dictadura, particularmente a partir de 1975, engrosaron las listas de los represaliados y desaparecidos de la época. Sin embargo, según explica en un artículo sobre el tema publicado en el Bulletin of the History of Medicine el investigador de la Universidad de Yale (EEUU) Marco Ramos, en aquel ambiente opresivo, muchos psiquiatras de Argentina lograron crear espacios de resistencia frente al autoritarismo, a veces aplicando sin hacer mucho ruido métodos democráticos que contrastaban con los del entorno político y otros, más ideologizados, utilizando la psiquiatría desde el activismo de izquierdas.
Por otro lado, "los institutos nacionales de salud mental en Argentina fueron cooptados por el ejército y algunos sanatorios se utilizaron para encarcelar a disidentes", señala Ramos. "Hubo psiquiatras que trabajaron para el Gobierno y hay documentación que dice que algunos psiquiatras dirigieron un proyecto que supervisó torturas a disidentes políticos dentro de instituciones psiquiátricas", añade.