Las siete centrales sindicales paraguayas convocaron a una masiva huelga general el pasado miércoles. Se trató del primer paro de esas dimensiones en los últimos veinte años, con un alto acatamiento de parte de los trabajadores paraguayos. ¿Las reivindicaciones? 25% de aumento salarial; control de precios de la canasta familiar; no a la suba del transporte público; y el rechazo a la polémica Alianza Público-Privada (APP) sancionada recientemente. En definitiva, la exigencia a un cambio de política económica por parte del gobierno conservador del empresario Horacio Cartes.
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La exitosa huelga general de los trabajadores tiene una explicación poco feliz para el campo popular paraguayo: se da en un contexto de avance de una política económica concentrada y excluyente para las grandes mayorías por parte del gobierno de Cartes. El significado de la APP no da lugar a varias interpretaciones, sino que efectivamente significa una sensible pérdida de autonomía gubernamental en relación a la infraestructura pública, en beneficio del sector privado.
El texto afirma que el Ejecutivo podrá impulsar dichas alianzas por licitación y otros mecanismos que no se especifican. Para el conservador diario La Nación de Paraguay, uno de los objetivos de la norma es que el sector privado
"recupere su inversión con la explotación del servicio que presta dicha obra, por ejemplo, construcción de rutas y puentes para el servicio de tránsito o comunicación terrestre". ¿Qué se busca, de acuerdo a esta explicación? En pocas palabras: traer capitales privados, para luego concesionar la gestión y el cobro de tarifas de las obras realizadas.
Comentario: Es curioso, porque la derecha venezolana también acusa al Gobierno de lo mismo respecto a los muertos y heridos. Lo único que parece estar claro es que los muertos y los heridos siguen aumentando, mientras los dos bandos siguen este enfrentamiento sin sentido, enfrentando al pueblo venezolano unos contra otros.