Ya están en Madrid. Van llegando
desde todos los rincones del Estado y se van agrupando en las localidades periféricas de la capital. Han caminado cientos de kilómetros y ya esperan la señal para arrancar la última marcha, la que les debe conducir a la estación de Atocha a las 17.00 horas.
Allí confluirán todos los caminos andados hasta el momento por las diferentes Marchas de la Dignidad y partirán juntos, en una única columna, hasta la plaza de Colón, donde finalizará la que se espera que sea la mayor movilización ciudadana en lo que llevamos de 2014.

© marchasdeladignidad.orgLos portavoces de las diferentes columnas durante la rueda de prensa de ayer, 21 de marzo, en el Ateneo de Madrid.
Pero en esta última etapa, los caminantes no estarán solos. Para arroparlos llegarán un mínimo de 900 autobuses llegados, también, desde todos los puntos del Estado; varios trenes de la dignidad que han sido fletados para la ocasión; y un sinfín de coches particulares que han decidido sumarse a la Marcha para realizar una demostración de fuerza de la sociedad y mostrar el rechazo más absoluto a la deriva "antisocial" que han tomado las políticas del Ejecutivo del Partido Popular, bien por iniciativa propia, como la del aborto, o por imposición de la troika, como la reforma laboral.
Uno de esos ciudadanos que cogerá su coche para llegar el sábado a Madrid será Juan Carlos López (Elche, 1959). Este hombre habla de sí mismo como un "desheredado" del sistema económico.
"Soy uno de los millones de ciudadanos que han quedado fuera del sistema. Ni tengo trabajo, ni lo espero, ni tampoco tengo una perspectiva de vida. Desde hace dos años, cuando fui despedido, mi vida se reduce a buscar soluciones a corto plazo. Ni me planteo qué será de mi vida en tres o cuatro años", relata este hombre a cuartopoder.es.
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