
© AFPUna mujer y sus hijos, en Dollo Ado (Etiopía).
En los campamentos de refugiados de Dollo Ado habitan ya más de 132.000 somalíes huidos del hambre y de la guerra.De estos, casi dos terceras partes, unos 93.000, son menores de edad. A veces llegan hasta ahí acompañados de sus padres o algún mayor; otras, sin embargo, llegan solos y entonces, una vez registrados e incorporados, tienen otro éxodo al que enfrentarse: ¿habrán logrado llegar sus familias al campamento? Y si es así, ¿dónde están? Naciones Unidas ha implantado un programa para tratar de detectar e identificar a estos niños y llevarlos con sus familias.
Se calcula que hay casi 3.000 niños perdidos en Dollo Ado.La iniciativa ha sido puesta en marcha por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y en su desarrollo participan también Unicef y Save the Children-USA. "Es cierto que normalmente la comunidad de refugiados hace un esfuerzo por cuidar de estos niños que vagan perdidos; sin embargo, los niños no acompañados están entre la población más vulnerable, puesto que, al no tener a un adulto que los cuide, encuentran dificultades para acceder a servicios e incluso pueden ser objeto de explotación y abusos", asegura Kisut Egziabher, portavoz de Acnur en Etiopía.
Los niños están con frecuencia separados de sus padres biológicos porque son huérfanos o porque sus padres han decidido enviarlos a Etiopía, al no tener comida para ellos en Somalia y por la inseguridad en la región. Con frecuencia, los niños son enviados para encontrarse con otros parientes en los campamentos con el plan de que sus padres puedan reunirse con ellos más adelante.