Traducido por el equipo de SOTT.net
No pude decir la mentira fácil y reconfortante.
"No" le dije a la mujer, con sus traumatizados hijos aferrados a sus piernas: "No puedo decir que estéis a salvo aquí; ninguno de nosotros lo está. Los israelíes son genocidas. Pero en el Líbano, hasta ahora, no creo que hayan bombardeado ninguna escuela".
Estaba con una de las 67 familias, con 215 niños, que viven como refugiados en una pequeña escuela de Ain Rumaila, en el sur de Beirut. La zona linda con el suburbio evacuado de Dahiya, que los israelíes están sistemáticamente demoliendo, y los bombardeos sacuden las ventanas de la escuela todos los días.
Esta mujer es maestra de escuela cuando está en su casa, en el sur del Líbano, y su marido, soldado retirado. Tuvieron que abandonar su pequeña ciudad sin previo aviso, durante un intenso bombardeo aéreo, mientras las bombas israelíes destruían edificios y mataban y mutilaban a la gente a su alrededor.
Salieron sólo con lo que pudieron cargar. Su casa quedó destruida tras ellos.
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