Solía hacer maniobras prohibidas por ley. Cada vez que pasaba frente a la isla de Giglio, el comandante Francesco Schettino se aproximaba sin medir riesgos para saludar a tierra desde la nave. Pero por esa conducta nunca lo habían sancionado.
© DesconocidoAtracción fatal. ayer, en la isla de giglio, frente al crucero hundido, los curiosos seguían en vivo el complejo operativo de rescate, que por la noche debió ser suspendido.
La tragedia del Costa Concordia sigue generando información y cada dato nuevo consolida la idea de que el hundimiento fue provocado por una serie de imprudencias humanas.
Ayer se descubrió que el crucero había hecho 52 acercamientos peligrosos a la costa de la isla de Giglio y que ese comportamiento, a pesar de estar prohibido por ley, nunca fue sancionado. El dato figura en los registros de las capitanías portuarias que controlan el tráfico marítimo. Según los investigadores, se trata de "reverencias toleradas" que el comandante del crucero hacía con frecuencia en homenaje al ex capitán y al maître de la nave.
El Costa Concordia era monitoreado por el radar AIS, un sistema de vigilancia que se utiliza para evitar colisiones entre embarcaciones en navegación y otros tipos de incidentes. Sin embargo, nadie a las 21:24 horas de esa noche trágica, cuando el gigante de acero giró 45 grados en dirección a la isla de Giglio, pensó en intervenir llamando por radio al comandante Schettino.
El AIS está conectado con todas las capitanías portuarias italianas y se opera desde un comando central ubicado en Roma. El viernes por la noche, en los minutos previos a la catástrofe, el Costa Crucero viajaba a una velocidad de 15 nudos por hora y se dirigió a la costa de la isla de Giglio con toda tranquilidad hasta que chocó contra el escollo submarino a menos de 200 metros de la costa, que lo frenó haciéndolo inclinarse y provocando muertos y heridos.
En ese momento el AIS estaba operativo. Pero nadie dio aviso de las maniobras que había hecho el crucero. El hecho de que el sistema de radarización funcionaba lo demuestran también las declaraciones del subjefe de la capitanía Tosi, que esa noche - cuando recibió la llamada telefónica de los carabineros de Orbetello, alertados por una llamada de la hija de un pasajero que estaba a bordo del Costa Concordia - respondió de inmediato: "Un momento que activo el AIS".
Cuando lo hizo, descubrió que el barco estaba encallado y dio alarma a la capitanía portuaria de Livorno y al comandante Gregorio De Falco, que luego se puso en contacto con el comandante del Costa Concordia, Francesco Schettino.
Fue así como se descubrió que esa manera de pasar tan cerca de la isla de Giglio era un homenaje que Francesco Schettino solía hacer al ex comandante del Costa Concordia, Mario Palombo, y al maître de la nave, que es nacido en la isla de Giglio. Se descubrió también que 52 veces al año ese barco había hecho las polémicas "reverencias", que hasta ahora se habían tolerado: nadie hasta entonces había pedido explicaciones a los comandantes de esas naves.
Nadie había tratado de entender por qué pasaban tan cerca de la costa donde está prohibido incluso por ley (si una pequeña embarcación se detiene a menos de 500 metros de las costas, en caso de ser capturada, es multada).
Basta con imaginar que a una bestia como el Costa Concordia se le permita "pasear" en medio del mar a 150 o 200 metros de la costa. El comandante Schettino, como confirman las investigaciones y las conversaciones por radio con Livorno, cometió un error tras otro, pero nunca nadie le prohibió acercarse demasiado a la isla de Giglio. Cuando encalló ya era demasiado tarde.
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