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Estudiando los mecanismos de generación y almacenaje de la memoria, dos equipos de neurocientíficos consiguieron implantar recuerdos falsos en ratones, abriendo la puerta a la posibilidad de aprender nuevas habilidades con técnicas neuroquímicas o de electricidad.

La ciencia ficción ha explorado en varias ocasiones la fantasía de implantar memorias falsas, recuerdos de experiencias no vividas y que sin embargo se evocarían con la misma certeza de aquellas que sí se experimentaron.

Pero esto, que hasta ahora era dominio exclusivo de la literatura o el cine, ha cobrado realidad cumpliéndose por lo menos en cerebros de ratones.

Estudiando los mecanismos de generación y almacenaje de la memoria, dos equipos de neurocientíficos del Instituto Tecnológico de Massachusetts y de la Universidad de California en San Diego, desarrollaron varias técnicas para crear memorias falsas e implantarlas en los roedores. Partiendo del hecho de que los recuerdos se guardan en un número sorprendentemente pequeño de células cerebrales, los investigadores pudieron controlar estas y generar "memorias sintéticas".

Uno de los métodos para lograr esto consistió en la administración de una droga que hizo recordar a los ratones una habitación segura que no era otra más que la misma donde antes habían recibido descargas eléctricas. En otro se utilizaron pulsos de luz dirigidos directamente al órgano cerebral de los roedores.

Para los científicos este descubrimiento abre la puerta no solo para que el ser humano pueda recordar algo que nunca sucedió, sino también para que a una persona se le puedan enseñar nuevas habilidades siguiendo por medio de procedimientos neuroquímicos o eléctricos.