Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, la Cruz Roja británica ha destinado sus recursos a atajar el hambre en Reino Unido. Se trata de una campaña conjunta con FareShare para hacer acopio de alimentos en las cadenas de supermercados.

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Grupo de voluntarios en el banco de alimentos.
No en vano, se estima que en el país se desperdician alrededor de tres millones de toneladas de comida al año, de las que 2,6 millones tienen lugar directamente en los procesos productivos. Tanto es así que se calcula que dos quintas partes de las cosechas de frutas y verduras no llegan a los comercios al ser descartadas por no cumplir estándares estéticos o de tamaño.

Se da la paradoja de que Reino Unido, a pesar de ser la segunda potencia económica europea por detrás de Alemania, cuenta con 5,8 millones de personas viviendo en la pobreza extrema y otros 7 millones con ingresos mínimos. Una situación que se deja notar a pie de calle, donde la demanda de comida se ha disparado haciendo caso omiso a los mensajes de mejora económica que se lanzan desde Downing Street.

Lo mismo sucede en el resto del continente europeo, donde un reciente informe de esta organización humanitaria alertaba de que la crisis económica y las medidas adoptadas para combatirla han derivado en que cada día 43 millones de personas no tengan suficiente comida que llevarse a la boca o que 120 millones estén en riesgo de pobreza. Sólo en los tres últimos años, la demanda de población que requiere de ayuda alimentaria se ha incrementado en un 75% en Europa.

Desde Cruz Roja británica prefieren mantener la neutralidad y una de sus responsables, Penny Sims, se limita a declarar que "como agencia humanitaria apolítica, no discutimos acciones políticas". "Nosotros únicamente proporcionamos voluntarios a FareShare durante el mes de noviembre para recoger alimentos de la cadena de supermercados Tesco", concluye.

10 millones de comidas con el 1% de excedente

Por su parte, la lectura que hace FareShare es mucho más incisiva. Desde su experiencia recogiendo comida para distribuirla en las denominadas charities, (organizaciones de beneficencia) Shakira Silvestri, una de sus responsables, explica que "la recesión, el incremento del coste de la vida y el desempleo hacen que cada vez haya más personas que acudan a por comida, más que en ningún otro momento en la historia de FareShare". Con el reparto de comida, dan apoyo a más de 1.000 organizaciones en todo el país, ayudando a 51.000 personas al día.

El número de organizaciones que piden apoyo a esta organización se ha disparado un 17% en los últimos seis meses. "Uno de nuestros últimos estudios", indica Silvestri, "revela que el 59% de nuestros miembros advierte un crecimiento muy significativo del número de personas necesitadas pidiendo alimentos, y alrededor de un 70% espera que la cosa vaya a peor". En esa coyuntura, el 42% de las charities se enfrenta a los recortes y "más de una de cada diez se ha visto obligada a dejar de proveer comida o a reducir el nivel de servicio como consecuencia directa de ello".